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13 de abril de 2020

Zona centro de la Capital Federal

Frente a la pandemia organización y solidaridad

Las compañeras y compañeros de la CAAC Ni un pibe menos por la droga junto con los vecinos del barrio sostienen la olla popular de lunes a lunes y toman en sus manos la pelea contra el coronavirus

El jueves 19 de marzo del 2020 el presidente Alberto Fernández anunciaba a toda la Nación el aislamiento social, preventivo y obligatorio, como medida para prevenir la circulación y el contagio del virus Covid-19. Precisamente un día antes, desde la CAAC de la zona centro-CABA, compañeros y compañeras ya habían realizado la fabricación de barbijos y alcohol al 70%. Desde el comienzo de la cuarentena obligatoria hubo un gran compromiso para sostener voluntariamente la apertura del espacio y hacer todo el esfuerzo para mantener las tareas principales que en este momento exige la situación, es decir, la realización del trabajo de limpieza, higiene y sostenimiento del comedor. Así como también, mantener los espacios de atención vía telefónica y a través de las redes para dar continuidad al trabajo que se realiza en las problemáticas de adicciones y violencia de género. Para esto, el mismo 20 de marzo se realizó una publicación con los números de teléfono de atención disponibles, y para el retiro de la comida, la consigna fue “trae tu tupper”.

Si antes de la pandemia nos encontrábamos en una situación de emergencia alimentaria, todo este nuevo escenario la agudizó. Vimos día a día como se iban sumando más personas a la fila para retirar la comida y desde la CAAC hacíamos un esfuerzo enorme para que nadie se fuera sin un plato de comida, haciendo fuego con leña para sacar una olla más, porque de una se pasó a necesitar dos y de dos a necesitar tres. En este contexto, se pidieron más raciones al Ministerio de Desarrollo Social del Gobierno de la Ciudad que prometieron agregar. Promesa que recién 25 días después de iniciada la cuarentena se empezó a cumplir parcialmente. Incluso durante las primeras semanas se recibió menos mercadería que la que llegaba antes de la pandemia. A su vez, lo cierto es que ya a esta altura, lo que llega es insuficiente, ya que se triplicó la cantidad de personas que necesitan alimentarse.

Entendiendo que el hambre no espera, el 25 de marzo lanzamos otra publicación solicitando la ayuda de todos aquellos que pudieran hacerlo, tomando las palabras de la compañera Diana Kordon “La solidaridad no se hace “por” otros sino “con” otros”. Pedimos la colaboración con la donación de alimentos, artículos de higiene y limpieza, bandejas y cubiertos descartables. No tardó en llegar la solidaridad de vecinos, familiares y amigos. El 30 de marzo agregamos una cuenta bancaria por el pedido de la gente que quería donar dinero con el cual pudimos comprar más alimentos.

Al mismo tiempo, a partir de la necesidad y el pedido de vecinos y personas que venían a retirar la comida (muchas en situación de calle), armamos las listas para anotar en el Anses a la gente para el IFE (Ingreso Familiar de Emergencia), bono de $10.000, y más de 300 se anotaron.

Con mucha organización y compromiso pudimos hacer todo lo propuesto. Aquellos que no podían salir de sus casas por diversas razones, realizaron tareas administrativas fundamentales como tramitar los permisos de tránsito, listas, publicaciones, logística para el retiro de donaciones, etc.

Tal como se propuso desde el Comité de Emergencia Social Nacional en la que participa el coordinador nacional de la CCC, Juan Carlos Alderete,  encabezado por el ministro de Desarrollo Social de la Nación, intendentes, organizaciones sociales y la Iglesia, de conformar en todos los barrios comités zonales de emergencia, integramos el Comité de Emergencia de la Comuna 3 junto a las organizaciones sociales y políticas de nuestra barrio en donde trabajamos diferentes iniciativas conjuntas y en aunar una serie de reclamos al Gobierno de la Ciudad que no se ocupa como corresponde de atender las necesidades de los más vulnerados de nuestra comuna.

A su vez, decidimos armar una lista de voluntarios que quisieran trabajar en la CAAC. Fue emocionante ver como de la cola larga de personas que venían a buscar la comida, muchos se acercaron para anotarse y escuchar por ejemplo “yo soy electricista, ahora estoy sin trabajo, pero puedo ayudar en lo que se necesita, en lo que sea” y así como ese, otros tantos ejemplos de solidaridad. También lxs jóvenes de la CCC y del barrio se sumaron a trabajar los domingos realizando una merienda para los vecinos.

De lunes a lunes desde que comenzó la cuarentena, la CAAC estuvo abierta y fuimos trabajando con la idea de pasar del comedor a la olla popular, en donde los y las vecinas no solo vengan a buscar un plato de comida sino que también puedan aportar algo de mercadería para la olla, y se integren a las distintas tareas que permitan sostener el espacio todos los días de la semana.

Podríamos contar mucho más de toda esta experiencia, pero lo fundamental es que las y los compañeros de la CCC que están en la CAAC se pusieron al hombro la lucha contra el Coronavirus desde un principio. Como dijo el Che Guevara: “Todos los días hay que luchar porque ese amor a la humanidad viviente se transforme en hechos concretos, en actos que sirvan de ejemplo, de movilización.”

 

Corresponsal

Hoy N° 1810 15/04/2020