El imperialismo yanqui se apresta a desatar un nuevo ataque en Oriente Medio. El presidente Obama ordenó el despliegue de buques militares estadounidenses, amenazando con el disparo de cohetes Tomawack sobre el territorio de Siria. Una vez más, la excusa para este “ataque quirúrgico”, es la existencia de depósitos de armas químicas, esta vez los que estarían siendo usados por el gobierno de Bashar Al Assad.
El imperialismo yanqui se apresta a desatar un nuevo ataque en Oriente Medio. El presidente Obama ordenó el despliegue de buques militares estadounidenses, amenazando con el disparo de cohetes Tomawack sobre el territorio de Siria. Una vez más, la excusa para este “ataque quirúrgico”, es la existencia de depósitos de armas químicas, esta vez los que estarían siendo usados por el gobierno de Bashar Al Assad.
La amenaza yanqui ha desatado una ola de repudio en los pueblos y naciones del mundo, y por otro lado aumentó la escalada de la disputa con otras potencias imperialistas, en Siria y todo Oriente Medio. Rusia, uno de los principales apoyos del gobierno de Al Assad –que se encuentra librando grandes batallas contra un heterogéneo arco opositor- también desplegó parte de sus tropas frente a las costas sirias, y su primer ministro Putin ha dicho que la amenaza yanqui “es un disparate”. Por el lado de los chinos, hasta ahora predomina en la dirección imperialista de este país las declamaciones y reclamos de “solución negociada al conflicto”, pero parecería que han decidido no ir más allá de esto.
La decisión yanqui causó el resquebrajamiento de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte). Mientras el social- demócrata francés Hollande reclamaba una intervención conjunta en Siria, en Gran Bretaña los “halcones” sufrieron un freno ya que el Parlamento inglés negó la autorización a que el país se embarque en una nueva aventura intervencionista, de impredecibles consecuencias no sólo en Siria, sino en toda la región. “El Parlamento del Reino Unido y los británicos no quieren la acción militar. Tomo nota de ello y el gobierno procederá en consecuencia”, dijo inmediatamente después de su derrota en la Cámara el primer ministro David Cameron.
El Papa Bergoglio reclamó por la no intervención. La Liga Arabe, por otro lado, mientras denunciaba al gobierno de Assad por el ataque a las poblaciones civiles, se opuso a una intervención militar directa.
De Irak a Siria
Han pasado 10 años desde el comienzo de la intervención imperialista de los yanquis y sus aliados a Irak y Afganistán, donde, como analizó el 12 Congreso del PCR “han sido derrotados”. La heroica resistencia de los pueblos iraquí y afgano en primer lugar, el crecimiento de luchas obreras y populares en todo el mundo, y la tremenda crisis por la que atraviesa el capitalismo desde 2007, son factores que muestran el debilitamiento relativo de los EEUU, que sin embargo siguen siendo la única superpotencia militar, y la más agresiva.
Este debilitamiento se expresa en la creciente resistencia del pueblo norteamericano a un nuevo ataque, como se vio en la masiva concentración realizada recientemente en Washington, con motivo del 50 aniversario del discurso de Martin Luther King. Hubo además marchas contrarias a la intervención en 40 ciudades norteamericanas.
Obama se ha visto forzado a “pedir autorización al Congreso”, pese a que ya decidió que “Estados Unidos debe atacar militarmente a Siria”, por el “abominable” uso de armas químicas contra la población. Esto fue dicho por quien mantiene la prisión de Guantánamo, el bloqueo a Cuba, el despliegue de tropas por todo el mundo, y ser jefe de la potencia responsable de Hiroshima y Nagasaki. Imposible creerle una palabra, o pensar que no intentará de todas formas intervenir en Siria, ya que, como ha sucedido antes, de lo que se trata es de la disputa interimperialista por el control de recursos naturales y zonas estratégicas. En Alemania hubo protestas en Wuppertal, Düsseldorf, Dortmund, Hamburgo y Stuttgart.
No a la injerencia
de las potencias
El gobierno sirio de Bashar Al Assad ataca a su población con armas químicas, como se vio en Ghuta, en las afueras de Damasco, donde en un intento por terminar con uno de los baluartes opositores, atacaron desde aviones con proyectiles cargados de neurotóxicos, que provocaron la muerte de al menos 1.300 personas. Estos crímenes son avalados por Rusia, país que tiene una creciente injerencia en Siria, donde posee una base naval en el puerto de Tartus. El gobierno de Al Assad también cuenta con el apoyo de Irán, ya que junto con Irak, los tres países construirán el gasoducto más grande de Medio Oriente, que irá por debajo del Mediterráneo a Europa.
Por el lado de la oposición a Al Assad, se sabe que junto a sectores populares, han metido mano distintos imperialismos, en particular los yanquis. La Coalición Nacional Siria (Cnfros), uno de los principales grupos opositores, acaba de pedir al Congreso yanqui que autorice la intervención militar. También combaten contra el gobierno sirio organizaciones como Al Nusra, que estaría vinculada a Al Qaeda. Todas las potencias imperialistas quieren además sofocar la lucha popular de la llamada primavera árabe.
Distinta y poco conocida es la situación en Rojava, en el Kurdistán sirio, al norte del país, donde sectores kurdos controlan un territorio en el que viven más de 3 millones de personas y se han declarado autónomos. Siria, por su posición geográfica, es un bocado apetecible para las grandes potencias. Los rusos han realizado grandes negocios de ventas de armas al régimen de Al Assad, y cuentan en él con un aliado contra los intereses de Israel y los yanquis en la zona. Debemos redoblar, en cada lugar de trabajo, vivienda o estudio, el repudio al anunciado ataque de EEUU, y rechazar toda intervención imperialista provenga de donde provenga.
El imperialismo yanqui se apresta a desatar un nuevo ataque en Oriente Medio. El presidente Obama ordenó el despliegue de buques militares estadounidenses, amenazando con el disparo de cohetes Tomawack sobre el territorio de Siria. Una vez más, la excusa para este “ataque quirúrgico”, es la existencia de depósitos de armas químicas, esta vez los que estarían siendo usados por el gobierno de Bashar Al Assad.
La amenaza yanqui ha desatado una ola de repudio en los pueblos y naciones del mundo, y por otro lado aumentó la escalada de la disputa con otras potencias imperialistas, en Siria y todo Oriente Medio. Rusia, uno de los principales apoyos del gobierno de Al Assad –que se encuentra librando grandes batallas contra un heterogéneo arco opositor- también desplegó parte de sus tropas frente a las costas sirias, y su primer ministro Putin ha dicho que la amenaza yanqui “es un disparate”. Por el lado de los chinos, hasta ahora predomina en la dirección imperialista de este país las declamaciones y reclamos de “solución negociada al conflicto”, pero parecería que han decidido no ir más allá de esto.
La decisión yanqui causó el resquebrajamiento de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte). Mientras el social- demócrata francés Hollande reclamaba una intervención conjunta en Siria, en Gran Bretaña los “halcones” sufrieron un freno ya que el Parlamento inglés negó la autorización a que el país se embarque en una nueva aventura intervencionista, de impredecibles consecuencias no sólo en Siria, sino en toda la región. “El Parlamento del Reino Unido y los británicos no quieren la acción militar. Tomo nota de ello y el gobierno procederá en consecuencia”, dijo inmediatamente después de su derrota en la Cámara el primer ministro David Cameron.
El Papa Bergoglio reclamó por la no intervención. La Liga Arabe, por otro lado, mientras denunciaba al gobierno de Assad por el ataque a las poblaciones civiles, se opuso a una intervención militar directa.
De Irak a Siria
Han pasado 10 años desde el comienzo de la intervención imperialista de los yanquis y sus aliados a Irak y Afganistán, donde, como analizó el 12 Congreso del PCR “han sido derrotados”. La heroica resistencia de los pueblos iraquí y afgano en primer lugar, el crecimiento de luchas obreras y populares en todo el mundo, y la tremenda crisis por la que atraviesa el capitalismo desde 2007, son factores que muestran el debilitamiento relativo de los EEUU, que sin embargo siguen siendo la única superpotencia militar, y la más agresiva.
Este debilitamiento se expresa en la creciente resistencia del pueblo norteamericano a un nuevo ataque, como se vio en la masiva concentración realizada recientemente en Washington, con motivo del 50 aniversario del discurso de Martin Luther King. Hubo además marchas contrarias a la intervención en 40 ciudades norteamericanas.
Obama se ha visto forzado a “pedir autorización al Congreso”, pese a que ya decidió que “Estados Unidos debe atacar militarmente a Siria”, por el “abominable” uso de armas químicas contra la población. Esto fue dicho por quien mantiene la prisión de Guantánamo, el bloqueo a Cuba, el despliegue de tropas por todo el mundo, y ser jefe de la potencia responsable de Hiroshima y Nagasaki. Imposible creerle una palabra, o pensar que no intentará de todas formas intervenir en Siria, ya que, como ha sucedido antes, de lo que se trata es de la disputa interimperialista por el control de recursos naturales y zonas estratégicas. En Alemania hubo protestas en Wuppertal, Düsseldorf, Dortmund, Hamburgo y Stuttgart.
No a la injerencia
de las potencias
El gobierno sirio de Bashar Al Assad ataca a su población con armas químicas, como se vio en Ghuta, en las afueras de Damasco, donde en un intento por terminar con uno de los baluartes opositores, atacaron desde aviones con proyectiles cargados de neurotóxicos, que provocaron la muerte de al menos 1.300 personas. Estos crímenes son avalados por Rusia, país que tiene una creciente injerencia en Siria, donde posee una base naval en el puerto de Tartus. El gobierno de Al Assad también cuenta con el apoyo de Irán, ya que junto con Irak, los tres países construirán el gasoducto más grande de Medio Oriente, que irá por debajo del Mediterráneo a Europa.
Por el lado de la oposición a Al Assad, se sabe que junto a sectores populares, han metido mano distintos imperialismos, en particular los yanquis. La Coalición Nacional Siria (Cnfros), uno de los principales grupos opositores, acaba de pedir al Congreso yanqui que autorice la intervención militar. También combaten contra el gobierno sirio organizaciones como Al Nusra, que estaría vinculada a Al Qaeda. Todas las potencias imperialistas quieren además sofocar la lucha popular de la llamada primavera árabe.
Distinta y poco conocida es la situación en Rojava, en el Kurdistán sirio, al norte del país, donde sectores kurdos controlan un territorio en el que viven más de 3 millones de personas y se han declarado autónomos. Siria, por su posición geográfica, es un bocado apetecible para las grandes potencias. Los rusos han realizado grandes negocios de ventas de armas al régimen de Al Assad, y cuentan en él con un aliado contra los intereses de Israel y los yanquis en la zona. Debemos redoblar, en cada lugar de trabajo, vivienda o estudio, el repudio al anunciado ataque de EEUU, y rechazar toda intervención imperialista provenga de donde provenga.