El lunes 9 de marzo Barack Obama decretó una “emergencia nacional” y estableció sanciones contra siete funcionarios del gobierno venezolano. Con el desparpajo que caracteriza al jefe de la principal potencia militar, y con un largo historial de intervenciones y atentados a los pueblos y países de todo el mundo, Obama acusa a los venezolanos de “violar derechos humanos y cometer actos de corrupción”. Los términos 'inusual' y 'extraordinaria' significan un inminente peligro", dijo el ministro de Defensa, Vladimir Padrino,
El presidente venezolano Nicolás Maduro respondió en cadena nacional de radio y televisión diciendo que el gobierno de Estados Unidos quiere derrocarlo. Por su parte, el presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela Diosdado Cabello calificó la medida de “declaración de emergencia” como la antesala de un ataque militar al país.
Las medidas del imperialismo yanqui son una atroz e inadmisible intervención en la política interna de Venezuela, y vienen precedidas de varias amenazas contra el legítimo gobierno bolivariano. Está claro el apoyo yanqui a sectores de la derecha venezolana, que buscan terminar con el proceso chavista. La respuesta del gobierno de Maduro, deteniendo al alcalde de Caracas acusado de golpismo, ha enfurecido al gobierno de Obama.
“Tienen listos los decretos se los digo, para declarar un bloqueo económico, comercial, financiero y energético sobre Venezuela, con un bloqueo naval tienen listos los planes, se las van a jugar si no los detenemos con la unión nacional y el apoyo de América Latina y el Caribe”, dijo el presidente venezolano el 10/3 ante la Asamblea Nacional.
Compleja situación interna
Las amenazas se producen en un momento en que la situación económica de Venezuela se ha agravado por la caída del precio del petróleo, ya que la economía sigue dependiendo de este.
Tanto los yanquis como los sectores reaccionarios de Venezuela utilizan la situación de altísima inflación, el crecimiento de la criminalidad en el hermano país, así como el enfrentamiento y represión a sectores estudiantiles.
Incluso según algunos sectores chavistas, el gobierno en el terreno económico no va a fondo, y sigue concediendo a los empresarios aumentos de precios, para evitar el desabastecimiento. Hay descontento en sectores de trabajadores, como los docentes, a los que se les negó a principios de mes un aumento salarial, “porque el gobierno no tiene recursos debido a la baja del precio del petróleo”, dijo el ministro de Educación, Héctor Rodríguez.
Las medidas del gobierno yanqui muestran el crecimiento de la disputa interimperialista en nuestro continente, y que Estados Unidos no resignará así nomás su influencia en lo que sigue considerando su “patio trasero”, frente al avance de los imperialistas rusos y chinos, con cada vez mayor presencia en Venezuela tanto en inversiones petroleras como con acuerdos militares. Ejemplos recientes: el ejército de Estados Unidos realizó el sábado 14 de marzo de un ejercicio militar en la isla de Puerto Rico que incluyó interrumpir las operaciones del gobierno en la isla y sacar con helicóptero de la fortaleza a un funcionario que simulaba ser el gobernador del estado. La práctica se anunció, supuestamente, como un simulacro para responder a una situación de terremoto o tsunami.
Tanto en Venezuela como en Puerto Rico han denunciado que “esta práctica podría significar el ensayo de una futura intervención guerrerista en Venezuela”. El gobierno y el pueblo venezolano respondieron iniciando maniobras militares con la participación de 100.000 personas, 80.000 militares y 20.000 civiles, que se extenderán durante 10 días, para potenciar su defensa, incluyendo la simulación de un ataque a una refinería de petróleo. También se conoció que tropas y barcos rusos participaron en el despliegue militar realizado el mismo sábado por las fuerzas armadas venezolanas en todo el país, para que a la nación “no la toque la bota yanqui nunca” aseguró Maduro.
No a los planes golpistas
Ya en otros momentos de la historia reciente, el pueblo venezolano ha sido protagonista de inmensas movilizaciones, como en los funerales de Chávez, que muestran la decisión de esas masas de defender lo conquistado y las reservas democráticas y antiimperialistas que atesoran para enfrentar a sus enemigos.
Tenemos que impulsar con fuerza la solidaridad con el pueblo y el gobierno venezolano frente al intervencionismo yanqui y los planes golpistas. Y estar preparados para ganar las calles si los yanquis –apoyándose en sectores reaccionarios internos- intentan derrocar al gobierno de Maduro o se aventuran en una intervención abierta.
