Noticias

12 de febrero de 2014

Hola Eugenio: me decís que te escriba de Gabriel, pero solo puedo hablarte de él como hermana. Ya pasaron 37 años y el 25 de noviembre de este año, se cumplirán 38 años que lo arrebataron del hogar de mis padres. ¿Qué puedo decirte? Tal vez solamente que lo extraño, que todavía espero una respuesta: Un ¿por qué? Un ¿dónde? Un ¿cómo?... Pero no hay respuestas… pasan los gobiernos y siguen las mentiras.

Gabriel Porta ¡presente!

Carta de la hermana de Gabriel

Vuelvo a decirte: ¡lo extraño! Lo extraño y me angustio cuando llamo al centro de antropología forense esperando que me den un montón de huesos y me digan: lo encontramos… Pero ni siquiera tengo eso de él… ¡Nada! ¡Desaparecido!… Ni siquiera sé donde lo tiraron.

Vuelvo a decirte: ¡lo extraño! Lo extraño y me angustio cuando llamo al centro de antropología forense esperando que me den un montón de huesos y me digan: lo encontramos… Pero ni siquiera tengo eso de él… ¡Nada! ¡Desaparecido!… Ni siquiera sé donde lo tiraron.
No podés saber cómo se siente. Es como matarlo todos los días de tu vida. ¿Tenés idea de lo que sufrió mi madre, mi padre y mis otros hermanos? No, no tenés ni idea. Ese 25 de noviembre nos cambiaron la vida por varias generaciones. ¿Que te escriba de Gabriel? Qué puedo decirte sin llorar o morderme los labios de rabia… ¡lo extraño cada día más! Cómo lo extrañé cuando nacieron mis hijos, mis sobrinos, mis nietos. ¡Y que mi impotencia fue inmensa cuando murió mi padre y luego mi madre! ¿Tenés idea lo que es buscar a un hijo hasta el día de su muerte? Tenés idea lo que es saber que lo torturaron… No, no tenés idea. Es por eso que te mandé la foto… para que no se olviden que existió.
Hay días que se me borra la memoria y me rebelo. Miro sus fotos de cuando era chico… De cómo me ataba a los árboles cuando jugamos a los indios y me dejaba atada por horas… Miro la foto de mi adolescencia cuando me llama pequeña burguesa. Miro la foto de cuando ambos íbamos a la universidad y peleábamos por tener ideas sobre políticas distintas. Miro la foto de cuando me casé, de cuando estaba embarazada y me hacía la comida cuando volvía tarde del trabajo. Porque ¡según él no sabía cocinar! Miro la foto de cuando tomaba la guitarra y cantaba para hacerla rabiar a mi vieja…
¡Y me agarra una impotencia! ¿Por qué? ¿Qué hizo? Solo pensar distinto. ¡Creía tanto que el socialismo iba a cambiar al mundo! ¡Era tan inteligente! ¡Era tan bohemio! ¡Era tan buena persona! ¿Qué puedo escribirte de mi hermano? ¡Solo que lo extraño y que todavía espero una respuesta! Dios me dé vida para poder cerrar la historia. ¡Solo le pido a Dios que no me lleve hasta que no sepa dónde está! ¿Qué le pasó? Y ¿por qué? Se lo debo a mi madre… ¡Por favor no se olviden de él! No falte a su nombre un rostro. ¡El existió, y sigue existiendo en mi corazón! Y defendió su ideología solo con la palabra… ¡y con su vida! ¡Mi adorado Bocón! ¡Te extraño! ¡Te extraño!
Perdoná no puedo hoy escribirte más, vos me entenderás… Hasta pronto.
Silvia