Los reiterados anuncios de funcionarios del gobierno kirchnerista sobre que se iba aumentar el mínimo no imponible para el impuesto a las Ganancias, sobre los salarios de los trabajadores, fueron desmentidos por la realidad y finalmente se impuso el criterio de Cristina Fernández, con el anuncio que esto se tratará recién el año que viene. Con esto, el gobierno ratifica que considera al salario de los trabajadores como “ganancia”: un absurdo.
Los reiterados anuncios de funcionarios del gobierno kirchnerista sobre que se iba aumentar el mínimo no imponible para el impuesto a las Ganancias, sobre los salarios de los trabajadores, fueron desmentidos por la realidad y finalmente se impuso el criterio de Cristina Fernández, con el anuncio que esto se tratará recién el año que viene. Con esto, el gobierno ratifica que considera al salario de los trabajadores como “ganancia”: un absurdo.
Eso sí, el anuncio vino con un “premio consuelo”: que en la suma del ingreso anual sujeto al impuesto no se incluirá la segunda cuota del aguinaldo, para quienes no hayan tenido una remuneración bruta de $25.000 o más en algún mes del segundo semestre de este año.
Con esta medida, el alivio en el robo impositivo para los cobros de diciembre es mínimo. Medido en porcentaje del salario, este año el Estado tomará muchos más recursos al no reconocer, en el esquema impositivo, los efectos de la inflación. Recordemos que pagan este tributo los asalariados o jubilados sin carga de familia a partir de un sueldo neto de $5.782, y de $7.997 en el caso de una persona con cónyuge y dos hijos.
Según un estudio del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf), el dinero con el que se está quedando este año el Estado, por efecto de la falta de actualización el robo del mínimo no imponible de Ganancias, les representa a los empleados entre el 50 y el 80% del medio aguinaldo que se cobrará a fines de año.
Un trabajador con un sueldo de $8.000, por la medida anunciada, tendrá un descuento anual por el impuesto, del 3,10% del ingreso neto. De haberse hecho una actualización habría sido de 1,4 por ciento. Con lo que de hecho, en este caso, el Estado se le habrá quedado con 44,6% del medio aguinaldo. Como si fueran poca burla estos anuncios, por boca de la señora presidenta nos venimos a enterar que este tributo afecta “sólo al 25% de los asalariados”. Es decir que el 75% de los trabajadores en blanco están por debajo de los mínimos que deben “pagar ganancias”. No serán buenas las fiestas de fin de año para los trabajadores, con esta política.
La respuesta de los trabajadores en el parazo del 20/11 es exigir el plus de fin de año de $4.000 en los salarios, planes sociales y jubilaciones.