El desesperado cruce de la frontera con Egipto por cientos de miles de palestinos de la Franja de Gaza en busca de alimentos, medicinas y combustible, volvió a mostrar las terribles condiciones de vida —y de muerte— en que los fascistas que dirigen el Estado de Israel tienen a la población palestina, agravadas aún más por la clausura de todos los pasos entre la Franja y el territorio israelí.
Partes del muro fronterizo habían sido voladas por militantes de Hamas, el movimiento de resistencia islámico que desde mediados del año pasado gobierna Gaza, tras quebrarse la coalición con la agrupación Al Fatah que gobierna los territorios palestinos de Cisjordania.
Desde hace más de seis meses Israel ejerce un control absoluto sobre la Franja. Cuando en 2005 retiró sus colonias y sus fuerzas militares de Gaza, entregó a Egipto el control del sureño paso de Rafah, pero mantuvo un control asfixiante sobre las fronteras este y norte, el espacio aéreo y las costas marítimas de Gaza. Rafah es prácticamente el único punto de contacto de la población palestina de Gaza con el exterior. El régimen fascista israelí convirtió a Gaza en un gigantesco campo de concentración.
Castigo colectivo
Con el pretexto de los proyectiles que la resistencia palestina arroja desde el norte de la Franja hacia territorio israelí, el gobierno de Tel Aviv redobló con el bloqueo total y bombardeos selectivos o indiscriminados su campaña terrorista contra la población palestina. Una bomba destrozó una boda en un edificio cercano al Ministerio del Interior. Dieciséis palestinos fueron asesinados en un solo día el martes 15 con uso de aviones, tanques y helicópteros. Los ataques israelíes son dirigidos no contra un ejército sino contra población civil bajo ocupación militar. Y esto sucedió en los 3 días posteriores a la gira del “pacificador” Bush por la región, recibida con movilizaciones y gritos de “¡asesino!”.
La línea del gobierno racista israelí sigue siendo la del “castigo colectivo”. Un millón y medio de personas fueron dejadas sin luz ni mantas en medio del invierno, sin agua, comida, combustibles ni medicinas.
Dos serían los posibles objetivos: 1) que la desesperación empuje a la población palestina a luchar no contra la ocupación israelí sino contra Hamas, que conquistó el gobierno de Gaza en las elecciones de hace dos años; 2) “vaciar” Gaza provocando la emigración forzosa de cientos de miles de palestinos. Según algunos analistas, Israel buscaría “bombardear” definitivamente la perspectiva de un Estado palestino, ofreciendo a Egipto y a Jordania el retorno a la situación anterior a la “guerra de los 6 días” de 1967, es decir la restitución de Gaza a la soberanía egipcia y de Cisjordania al reino jordano. Un arreglo tal con los gobiernos proyanquis de El Cairo y Ammán estaría contrariando —quizá con el guiño de un sector del imperialismo norteamericano— la estrategia que Bush intentó bordar en Annápolis y durante su reciente visita a la región: un acuerdo entre los presidentes de Israel y Palestina, Olmert y Abbas, para la creación de un “Estado” palestino condicionado, aislando a la vez y atizando la “guerra antiterrorista” contra Hamas, contra el pueblo que lo votó en Gaza y contra el resurgimiento de la Intifada.
La brutal política fascista de Israel obligó a los funcionarios de Al Fatah que controlan Cisjordania —repudiados por una parte de los propios palestinos por sus tratos con Estados Unidos e Israel—, a expresar su repudio a las acciones genocidas de Tel Aviv. Olmert y el palestino Abbas intentan desplazar a Hamas y transferir a Al Fatah el control de los cruces fronterizos desde Gaza hacia Israel y Egipto. Hamas retrucó tratando de negociar directamente con el gobierno egipcio la apertura del paso de Rafah. El Cairo, tratando de no aparecer como cómplice del cerco israelí, intenta atemperar la confrontación entre las principales fuerzas palestinas, Hamas y Al Fatah.
Furia y búsqueda de unidad
La política israelí de genocidio y bloqueo multiplicó la furia palestina contra el Estado ocupante, y el descontento frente a la ficción de un “Estado” palestino fraccionado y carente de toda soberanía, donde el régimen racista de Israel es dueño del agua, la luz, la comida, el gas, la nafta, los medicamentos, la gasa para los hospitales, los materiales de construcción, la ayuda humanitaria de la ONU, y de la posibilidad o no de ir a la escuela o a trabajar.
Miles de jóvenes radicalizan su oposición al dominio israelí. En este contexto volvieron a oírse voces convocando a una amplia unidad palestina contra el ocupante (Ver Llamamiento del Frente Democrático).
Presionada por las manifestaciones populares de repudio en varios países del Oriente medio, la Liga Arabe, muchos de cuyos gobernantes se subordinan al imperialismo yanqui (aunque imperialismos rivales como el ruso y los europeos están profundamente imbricados con otros sectores de las burguesías árabes) calificó de sanguinaria la política de Israel contra Palestina, y reclamó a los países de la Liga suspender toda negociación con Tel Aviv.
Una paz justa y duradera para todos los pueblos de la región sólo podrá alcanzarse con el cese del bloqueo y la restitución de los derechos inalienables del pueblo palestino, incluido el establecimiento de un Estado independiente y soberano con capital en Jerusalén Oriental, la devolución incondicional de todos los territorios árabes ocupados y el retorno de los refugiados palestinos a su tierra.
Llamamiento del Frente Democrático
Unirse y luchar contra el terrorismo sionista
La convocatoria del FDLP fechada el 22 de enero señala en sus pasajes fundamentales:
El terrorismo organizado del Estado sionista se incrementa contra la Franja de Gaza y contra nuestro pueblo bajo ocupación en Cisjordania… Los crímenes del ocupante se cometen descaradamente haciendo caso omiso de las leyes internacionales y de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
Ante esta situación y la agresión contra nuestro pueblo palestino, llamamos:
> A la firmeza contra el ocupante mediante la unidad nacional y la creación de un sólido frente de resistencia y a superar las divisiones internas.
> A los países árabes a retirar sus embajadores de Tel-Aviv y a cerrar las oficinas comerciales y económicas israelíes de sus capitales.
> A la Autoridad Nacional Palestina a suspender las negociaciones de paz hasta que se detenga la agresión y se levante el bloqueo impuesto contra nuestro pueblo.
> Al Consejo de Seguridad a imponer castigo al estado de ocupación sionista en virtud del artículo 7 de Naciones Unidas, como sucedió con el derrocado gobierno racista de Sudáfrica.
> A los partidos, sindicatos y a todas las fuerzas de liberación y progreso árabes, a salir a las calles y presionar a sus gobiernos para que boicoteen al sangriento gobierno de Olmert y obligarlo a levantar el bloqueo impuesto contra nuestro heroico pueblo en Gaza y detener el derrame de sangre en todos los territorios ocupados.
Frente Democrático para
la Liberación de Palestina