-El pasado 8 de octubre se anunció un alto el fuego acordado en la Franja de Gaza, con la participación de Estados Unidos, Qatar, Egipto y Turquía en las negociaciones entre Israel y Hamas. La primera consulta es qué valoración hace de este acuerdo, y su opinión acerca de si el gobierno de Netanyahu cumplirá, deteniendo el genocidio que está llevando a cabo.
-Saludamos el acuerdo Sharm el-Sheij para el alto el fuego que pone fin, aunque con retraso, a 732 días de guerra genocida, agresión y devastación incesantes en Gaza. Este alto el fuego es una necesidad humana y un imperativo moral después de dos años de destrucción; representa el reconocimiento de un derecho largamente negado: el derecho a la vida, la dignidad y la libertad frente al aniquilamiento.
Sin embargo, un alto el fuego sobre el papel carece de sentido si no se aplica plenamente. Todas las disposiciones -cese total de fuego, retirada completa de las fuerzas israelíes, liberación de detenidos y rehenes, fin inmediato del hambre provocada y entrada de ayuda humanitaria- deben cumplirse en su totalidad. La implementación debe ser verificada por mecanismos internacionales neutrales, y los Estados garantes (Egipto, Catar, Turquía y Estados Unidos) deben asegurar el cumplimiento e imponer consecuencias claras ante cualquier violación.
La comunidad internacional no debe permitir dilaciones, interpretaciones selectivas o violaciones. La credibilidad de la paz depende del respeto al derecho internacional, no de la conveniencia política. Un alto el fuego que mantenga a la Franja de Gaza bajo nuevas líneas de control no es paz; es la continuación de la guerra por otros medios.
-En el Acuerdo hay algunos puntos en particular sobre los que querríamos conocer sus opiniones y qué posibilidades concretas de realización tienen, como el compromiso del Ejército israelí del retiro parcial de sus tropas, y sobre el “comité transitorio temporal” que se haría cargo del gobierno en Gaza.
-Gaza es una cuestión política, no simplemente humanitaria. La asistencia humanitaria es urgente, pero no puede sustituir los derechos políticos, la soberanía ni el fin de la ocupación. La soberanía sobre Gaza pertenece al pueblo palestino y debe tratarse como tal en todos los arreglos de gobernanza, bajo la autoridad del liderazgo palestino, para que Gaza sea reintegrada con Cisjordania bajo un gobierno palestino unificado: un solo Estado, una sola ley, un solo fusil.
Cualquier comité transitorio o mecanismo internacional debe actuar en apoyo del liderazgo palestino, no bajo una tutela externa impuesta. El Estado de Palestina debe liderar los esfuerzos de recuperación y reconstrucción desde Gaza, con coordinación internacional, para garantizar la unidad nacional y la reintegración efectiva de Gaza en la estructura del Estado palestino.
-¿Cuál es la realidad del pueblo palestino en Gaza, tras los ataques de los ocupantes que se han cobrado la vida de más de 67 mil personas, en su mayoría mujeres y niños, además de los miles de heridos, amputados, desterrados y las ciudades destruidas?
-La situación es devastadora. Más de 67 mil personas han perdido la vida, en su mayoría mujeres y niños, y miles más han quedado heridas, amputadas o desplazadas. Las ciudades están destruidas, los servicios esenciales colapsados y la población enfrenta hambre, enfermedad y trauma extremo.
Es imperativo que se lance de inmediato una reconstrucción a gran escala: despejar los escombros, restablecer agua, electricidad y servicios de salud, reubicar a las familias desplazadas y reabrir escuelas, bajo liderazgo palestino y supervisión de la ONU. La UNRWA [Organismo de Obras Públicas y Socorro de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en el Cercano Oriente] debe reanudar sus operaciones en coordinación con el Comité Nacional Transitorio, restableciendo servicios esenciales y protección social. La entrada urgente de ayuda humanitaria y materiales de reconstrucción es fundamental.
-El Estado de Israel, al tiempo que comete la barbarie en Gaza, avanzó en sus ataques y su política de apoyo a los “colonos” en Cisjordania. ¿Qué nos puede comentar de esto?
-El alto el fuego en Gaza no debe cegar al mundo ante la escalada de la agresión sistemática en Cisjordania. El terrorismo de los colonos, la violencia respaldada por el Estado y el desplazamiento forzoso son violaciones diarias del Derecho Internacional. Los colonos extremistas y los ministros que provocan violencia no deben tener permitido sabotear el alto el fuego ni encender nuevas rondas de violencia; deben ser responsabilizados conforme al Derecho Internacional.
Los tribunales internacionales y el Consejo de Derechos Humanos de la ONU deben investigar completamente los crímenes de guerra y de lesa humanidad cometidos durante estos 732 días de guerra genocida. La comunidad internacional debe actuar como garante, supervisora y facilitadora del respeto al Derecho Internacional.
-Las últimas semanas millones han salido en todo el mundo en apoyo a la causa palestina, incluso forzando a muchos gobiernos a reconocer al Estado de Palestina. También en nuestro país crece la solidaridad con su justa lucha, y contra la rastrera postura del presidente Milei, uno de los pocos mandatarios que apoya el genocidio. ¿Cómo se valoran estas movilizaciones desde Palestina, y qué mensaje puede enviar al pueblo argentino solidario con su causa?
-Valoramos profundamente las manifestaciones de solidaridad en todo el mundo, que reflejan el apoyo a la causa palestina y a los derechos humanos. En Argentina, reconocemos el creciente compromiso de la sociedad civil, los movimientos sociales y los legisladores que defienden nuestra causa.
A lo largo de su historia, la política exterior argentina se ha distinguido por su defensa del derecho de los pueblos a la autodeterminación, el respeto al derecho internacional y los valores de verdad, memoria y justicia. Argentina ha sido siempre un pilar en la defensa de los derechos humanos y en la condena de toda forma de colonización y ocupación, porque el pueblo argentino sabe -por su propia experiencia con las Islas Malvinas, parte de su territorio aún ocupado- lo que significa vivir bajo una injusticia histórica.
Apreciamos las voces argentinas -de la sociedad civil, el Congreso y los movimientos sociales- que continúan defendiendo la causa palestina como una causa política, de humanidad, dignidad y derecho. Esperamos que Argentina revise su postura con la mirada abierta, viendo con claridad la verdad y la justicia.
Desde Palestina enviamos un mensaje claro: su solidaridad es un apoyo moral, político y humano indispensable. Estas movilizaciones refuerzan la justicia, la dignidad y la lucha por la libertad del pueblo palestino. El impulso global debe aprovecharse para avanzar hacia la materialización del Estado de Palestina en las fronteras de 1967, con Jerusalén Este como su capital, garantizando la unidad nacional, la rendición de cuentas y el fin de la ocupación.
Miles retornaron a sus hogares pese a la destrucción
Riyad Alhalabi
hoy N° 2081 15/10/2025