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05 de febrero de 2025

Rafael Araya Masry sobre el alto el fuego

Gaza: Un acuerdo extremadamente frágil

Entrevistamos al compañero Rafael Araya Masry, presidente de la COPLAC (Confederación Palestina Latinoamericana y del Caribe); miembro del Consejo Central de la OLP y del Consejo Nacional Palestino, para conocer sus opiniones sobre la situación en Gaza y en Cisjordania.

El 15 de enero la embajada del Estado de Palestina hizo público los términos del acuerdo al que llegaron el lado israelí y el lado palestino en Gaza. También acordaron restaurar la calma que conduzca a cuatro objetivos: 1. Alto el fuego permanente. 2. Retiro de las fuerzas israelíes de la Franja de Gaza. 3. Reconstrucción de Gaza. 4. Apertura de los pasos fronterizos, facilitando el movimiento de personas y el transporte de mercancías. El acuerdo se llevará a cabo en tres fases de 42 días cada una. Los garantes de este acuerdo son EEUU, Qatar y Egipto.

 

-En Gaza, en Palestina y en el mundo en general este acuerdo se vivió como un triunfo político de la resistencia palestina en Gaza, aunque la estadística de la guerra dice que hay cerca de cincuenta mil palestinos asesinados y la Franja de Gaza está devastada. ¿Por qué se considera así al acuerdo?

– Pienso que la declaración de triunfo o victoria política por parte de Hamás tiene más que ver con la no-victoria de Israel, en la medida en que ese país no consiguió ninguno de los objetivos trazados cuando inició la represalia militar como producto de la incursión del grupo palestino el 7 de octubre de 2023.

Porque más allá del enorme costo humano producto del genocidio israelí, la destrucción sistemática de la infraestructura de salud, educación, de vivienda, calles, carreteras, etc., Israel no puede exhibir que haya derrotado y eliminado a Hamás de la Franja de Gaza o que –según sus promesas- haya logrado su derrota total del movimiento en ese territorio. Muy por el contrario, de acuerdo a los parámetros comparativos históricos, el costo militar, económico y político que está pagando Israel, en estas circunstancias es muy alto.

Porque si ya el 7 de octubre [de 2023] ese Estado mostraba una sociedad dividida y expectante frente a la posibilidad de obligar al primer ministro Netanyahu a presentar su renuncia por los casos de corrupción en que está envuelto y por los que está siendo juzgado, sumado al descontento por intentar modificar el sistema judicial, con el transcurso de los meses de ataques a Gaza, se fueron sumando nuevos actores, esta vez representados por los familiares de las personas capturadas por Hamás y quienes se solidarizan con ellos. O sea, Netanyahu agrega elementos que le son hostiles a un panorama general de aversión latente en la sociedad israelí. Pero repito, no se puede hablar de una victoria lineal por parte del grupo islámico, sino que ésta se conforma a partir de la falta de victoria de sus enemigos.

 

-Quisiéramos saber cómo fue la génesis de este acuerdo, porque en los medios de comunicación y en las redes sociales se difundió que Trump puso esa condición antes de asumir la presidencia. ¿Incidieron otros factores, como la solidaridad internacional, la presión de otros países, la condena de la Corte Internacional a Netanyahu?

– La génesis del acuerdo se remonta al mes de mayo de 2024, cuando el expresidente Biden, de EEUU, lo presenta en prácticamente los mismos términos en los que en este momento se está llevando a cabo. Es decir, esta es la implementación de la propuesta norteamericana que en su momento fue rechazada por Benjamín Netanyahu y parte de su gabinete.

Por una parte y debido a la extrema debilidad política del primer ministro israelí, el mismo entendía que la existencia de una tregua, o alto al fuego o la liberación de rehenes, les daría espacio a los israelíes para volver a concentrarse en su propia interna política y retomar el proyecto de destitución de Netanyahu. Es decir –y trágicamente- la paz atentaba contra la continuidad del gobierno, sumado a las presiones del sionismo religioso más extremo, representado por el ministro de Hacienda, Bezalel Smotrich y por el de Seguridad, Ben Gvir, que amenazaban permanentemente con abandonar la coalición gobernante si Netanyahu negociaba una tregua con los palestinos.

También –en el último minuto- tuvo incidencia la intervención del enviado de Donald Trump para Medio Oriente, Steve Witkoff, quien transmitió a Netanyahu un mensaje bastante perentorio a los efectos de que el primer ministro aceptara el alto al fuego.

Finalmente, también el movimiento global de solidaridad, las medidas coercitivas de varios gobiernos contra Israel, la manifestaciones multitudinarias en todo el mundo exigiendo una tregua humanitaria. Es decir, el desprestigio global que ha cosechado Israel, sumado a las órdenes de detención de la CPI contra Benjamín Netanyahu y Yoav Gallant, la medidas adoptadas por la CIJ y, sobre todo, el cambio de percepción sobre el conflicto en la propia sociedad norteamericana, que por primera vez equiparó cuantitativamente a pro-israelíes y pro-palestinos (incluyendo a grandes movimientos de jóvenes activistas judíos caracterizados como “No en mi nombre”), contribuyeron a doblegar la voluntad del gobierno sionista a ceder. Lo que de ninguna manera, obviamente, significa que Israel no encuentre o invente una excusa perfecta para continuar con la agresión, tanto contra la Franja de Gaza, como contra los territorios de la Ribera Occidental (Cisjordania, incluida Jerusalén oriental).

 

-Cuál fue el rol que tuvo la Autoridad Nacional Palestina, porque solo se habla de Israel y Hamás.

– La Autoridad Palestina no ha tenido ninguna participación directa en las negociaciones entre Israel y Hamás, todo se ha limitado a recibir informes sobre las tratativas y los protocolos de intercambio de prisioneros por parte de los mediadores: Egipto, Qatar y Estados Unidos. Y estas son señales que tanto Hamás como Israel envían al mundo; por una parte Hamás está diciendo que son ellos quienes controlan la Franja de Gaza y que permanecerán allí y, por otra, Israel ratifica con esta omisión que no quiere que la Autoridad Palestina juegue ningún rol en el llamado “día después” y excluirla de todo proceso de gobernanza futura.

 

-Respecto de otras regiones de Palestina, como Cisjordania que también sufrió ataques y destrucciones ¿está considerada en este acuerdo, se prevé otro para esa zona o no hay nada al respecto?

– No, no se incluyó Cisjordania (incluída Jerusalén Oriental) en este arreglo. Más aún, con el objetivo que un ministro de la ultraderecha religiosa como Bezalel Smotrich (Finanzas) permaneciera en el gobierno, Netanyahu le ofreció aumentar la colonización de Cisjordania, de la que Smotrich es uno de los principales promotores y sostenedores, y acrecentar también los ataques a la población palestina en la Ribera Occidental, cosa que debido al alto al fuego en Gaza, hoy queda en absoluta evidencia.

Las fuerzas israelíes, esta vez actuando en conjunto con los colonos (todos ilegales según la ley internacional) emprendieron ataques incendiarios contra varias ciudades y aldeas en Cisjordania, principalmente en Jenin y su campo de refugiados, llegando incluso a utilizar la Fuerza Aérea para bombardear edificios habitacionales, con la excusa de que allí se esconden militantes y combatientes de Hamás. Se ha acrecentado la demolición de hogares y ya se han asesinado a más de 800 palestinos, amén de capturar y encarcelar diariamente a decenas de jóvenes, inclusive niños.

 

-Sobre los términos del acuerdo, que hablan de la reconstrucción de infraestructura y la apertura de los pasos fronterizos para el tránsito de personas y mercaderías ¿hay más precisiones?

– En principio, se habla de la instalación de fuerzas externas para controlar el paso de Rafah, donde la Autoridad Palestina jugaría el rol de control migratorio en esa frontera. Pero todo está en veremos. Se debe resolver la presencia israelí en el Corredor Filadelfia, en corredor de Netzarim y todo aquello que Israel ha levantado para controlar a los habitantes de la Franja de Gaza.

Tampoco descartemos la reanudación de la agresión por parte de Israel una vez terminada la primera etapa del intercambio de prisioneros. Israel ha recurrido en otras ocasiones a atentados de falsa bandera para justificar sus ataques, recordemos el Líbano en 1982. Es decir, por la presión de quienes respaldan a Netanyahu o porque Donald Trump dé luz verde a la prosecución del genocidio, no es descabellado pensar que las masacres puedan ocupar nuevamente la escena. No lo descartemos.

Como reflexión final me gustaría mencionar la extrema fragilidad de este acuerdo.

Israel no está dispuesto a abandonar sus objetivos de máxima en su agresión a Gaza, que incluyen una de las expresiones enunciadas al comienzo de la agresión, y que consiste en el despoblamiento de la Franja, posibilidad acrecentada por las declaraciones del presidente Trump, en el sentido de “limpiar Gaza” y sondeando incluso que países como Egipto y Jordania reciban nuevos expatriados palestinos para habitar en esas naciones, cosa rechazada de plano por las máximas autoridades jordana y egipcias.

El futuro en Gaza se va construyendo en el día a día, dada la fragilidad de la situación. Pero quiero finalizar diciendo que son más de 450 mil los palestinos que, sabiendo que toda Gaza es tierra arrasada, han decidido volver en un impresionante éxodo a habitar en lo que fueron sus casas, su hogar y su único lugar de pertenencia y al que según han demostrado, jamás van a renunciar.

Foto: Decenas de miles de personas retornan a lo que alguna vez fueron sus hogares, hoy destruidos por el fascista ejército israelí

hoy N° 2045 05/02/2025