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05 de marzo de 2014

El run run acerca de la designación de Gerardo Zamora como tercero en la línea de sucesión presidencial, se materializó con la imposición del santiagueño radical K como presidente provisional del Senado, aún ante la resistencia del peronismo.

Gerardo Zamora, fiel representante del ajuste K

Santiago del Estero

La jugada de Cristina apuntaría a garantizar el alineamiento de los tres senadores y seis diputados que responden a Zamora por un lado, y cerrar el paso de cualquier intentona sucesoria resultante de la interna peronista, en un momento en el que Amado Boudou aparece cercado. 

La jugada de Cristina apuntaría a garantizar el alineamiento de los tres senadores y seis diputados que responden a Zamora por un lado, y cerrar el paso de cualquier intentona sucesoria resultante de la interna peronista, en un momento en el que Amado Boudou aparece cercado. 
El senador Pichetto (luego de tragarse el sapo) afirmó: “Zamora es un hombre de trayectoria, que ha venido acompañando, en los últimos 10 años, firmemente las políticas del gobierno; ha acompañado con total lealtad y solidaridad” (Crónica 28-02). 
Entre la “trayectoria” de Zamora podemos recordar que fue dirigente de Franja Morada y de la Juventud Radical, y comenzó en el parlamento como diputado radical en 1991. Presidió el bloque de la UCR en el ‘97; en el ‘99 fue electo viceintendente de la Municipalidad de la capital acompañando a José Luis Zavalía, y tras su renuncia en el 2001 (en medio del paro general y grandes movilizaciones de municipales frente al vaciamiento del Municipio y el no pago de sueldos), asumió como intendente.
En 2005 Zamora ganó la gobernación con el Frente Cívico por Santiago. Esto después que el pueblo santiagueño estalló en bronca tras los crímenes de Leila y Patricia, y el gobierno K mandó a intervenir la provincia, con la orden de garantizar en el gobierno a José Figueroa. Hasta mediados de 2002, “Pepe” Figueroa integraba la dinastía de los Juárez, la misma que manejó Santiago del Estero con puño de hierro durante (casi) medio siglo.
Figueroa era el ala menemista de un dispositivo que por entonces parecía invencible, hasta que se peleó con el matrimonio gobernante y, por esos malabares del destino, intervención federal mediante, acabó siendo el candidato K a la gobernación, para las elecciones de fines de febrero. 
Detrás de todo esto se esconde una historia siniestra que el kirchnerismo no pudo imponer en la provincia: la del “Grupo Figueroa”, una sociedad conformada por los tres hermanos: José, Eduardo y Antonio. 
El comienzo de la saga de los Figueroa está vinculado con el teniente Carrasco, uno de los jefes del Batallón Ingenieros de Combate 141, relacionado con las actividades represivas del comisario Musa Azar y su grupo. Carrasco aparece mencionado en el legajo 6176 de la Conadep donde se relata la desaparición de Ana de Medina el 21 de noviembre de 1976.
Carrasco, ya fallecido, fue socio del grupo Figueroa, en una de sus empresas Ficamer (“FI” por Figueroa, “CA” por Carrasco y “MER” por Mercedes Benz). Los K apoyaban a este personaje, que no llegó a la gobernación por que le juró a los Juárez que si ganaba iban a terminar e la cárcel, con lo cual éstos -Carlos Juárez y Nina Aragones– mandaron a votar por Zamora -candidato del radicalismo en ese entonces-, a cambio de que éste les perdone todas las cagadas que se habían mandado en sus 50 años de tiranía. Es así cómo Zamora llegó al poder.
 
Ocho años de gobierno zamorista
En esos años la lucha popular debilitaba al juarismo, y sectores de las clases dominantes apostaban a la intervención federal, la que finalmente llegó a la provincia. La caída de los Juárez como resultado de la lucha popular, atomizó al peronismo en un proceso similar al de Catamarca, y frente a la ausencia de candidatos, Zamora resultó -luego de su triunfo- el mejor representante para los sectores dominantes, a partir de su alineamiento con el kirchnerismo, y de la alianza con una parte del peronismo liderado por Pichón Neder (actual vicegobernador), y por lo que fuera expulsado del radicalismo.
La primera medida de gobierno que tomó Zamora fue despedir a todos los trabajadores que ingresaron a la administración pública durante la Intervención Federal, incluso a quienes lo hicieron mediante concurso en el ámbito del Ministerio de Salud. Actualmente alrededor de un 40% de los trabajadores están en negro bajo la modalidad de “contrato de locación de servicios” y en algunos lugares como el Cepsi (Ex hospital de niños), estos representan un 60%.
En 8 años de gobierno su política no sólo no resolvió los graves problemas de los trabajadores y el pueblo santiagueño sino que profundizó la miseria de estos. En nuestra provincia no hay paritarias y todo se resuelve mediante el engendro de las “mesas del diálogo” creadas por Zamora, ámbito en donde los sindicatos y sectores afines al gobierno aplauden sus imposiciones.
Recientemente la gobernadora Claudia Zamora (esposa de Gerardo y quien para muchos es sólo es un títere), decretó un mísero 25% de aumento al básico, que para la administración pública representa unos $1.700 aproximadamente. De este modo, se adelantó incluso al gobierno nacional y su política de ajuste salarial. Es así que el pueblo respondió en la calle, repudiando el aumento con una marcha encabezada por los trabajadores de la salud y los docentes –Cisadems– el pasado viernes 28 de febrero, en el cual confluyeron varios sectores y partidos políticos y estudiantiles, aproximadamente 1.500 personas (ver nota completa en Internet).