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02 de octubre de 2010

El pueblo griego, en la avanzada de la lucha antiimperialista. Los “mercados” no confían en el “rescate” a Grecia. Gigantesco salvavidas para el euro. La Unión Europea, fisurada.

Grecia: ¿una chispa en las praderas europeas?

Hoy 1317 / El “rescate” fondomonetarista y de la UE

La abismal crisis griega, y la valiente lucha de su pueblo contra el ajustazo imperialista descargado por el gobierno socialdemócrata, el FMI y la Unión Europea, estremecen a Europa entera.
Las multitudinarias manifestaciones y el paro general por 48 horas el martes 4 y el miércoles 5 –la cuarta huelga desde el inicio de la crisis– convocaron a decenas de miles de trabajadores estatales y privados. Sólo en Atenas unos 4.000 maestros y empleados públicos marcharon contra el congelamiento de contrataciones y la reducción de salarios. Dos grandes carteles colgados en el histórico Partenón sintetizaron la ira popular convocando a los países de Europa a sublevarse y exigiendo: “¡FMI, fuera de Grecia!”.

El “rescate”

El FMI y la UE –bajo el comando franco-germano de Sarkozy-Merkel– acordaron otorgar a Grecia préstamos por 110.000 millones de euros (o sea endeudarla por otros 145.000 millones de dólares) para que pague los vencimientos de la gigantesca deuda externa, a cambio de que Atenas “ahorre” en los próximos tres años 30.000 millones de euros recortando empleos, salarios y jubilaciones, es decir a costa de la sangre y el sudor de los trabajadores. Un “blindaje” muy parecido al que Cavallo descerrajó sobre los argentinos en el 2001.
La sangre ya empezó a correr, cuando tres empleados de un banco céntrico de Atenas incendiado por los indignados manifestantes murieron atrapados dentro del edificio porque la empresa obligó a sus empleados a mantener la sucursal funcionando a pesar del paro (ver recuadro).
Los manifestantes gritaban “¡Que la crisis la paguen los ladrones y no los trabajadores!”, respondiendo con ladrillos y palos a la policía que intentaba dispersarlos arrojándoles gases lacrimógenos. En los días siguientes se vieron cacerolazos “a la Argentina” en la plaza Sintagma. Las imágenes de los enfrentamientos con la represión ya habían evocado el Argentinazo, del que en su momento se habló mucho en Grecia.

La Europa que viene
La Unión Europea está fisurada. Un sector de los monopolios de las grandes potencias imperialistas de la “Eurozona” se opusieron hasta último momento al “rescate” a Grecia –aún al precio de que la cesación de pagos de ésta pudiera arrastrar al abismo a España, Portugal e Irlanda, y con ellos el valor del euro–, y armaron un gran alboroto porque el gobierno griego “truchó” los verdaderos números de su deuda y su déficit fiscal, para ocultar ellos mismos la gigantesca timba en que los bancos alemanes y otros convirtieron a Grecia durante años con la complicidad del gobierno del Pasok.
Y como conocen bien el tema, porque son responsables directos del colapso griego, “los mercados” (es decir los reyes de la especulación internacional) no “creyeron” que la enorme inyección de euros fuera suficiente para salvar a Grecia y no compraron los bonos de emergencia del gobierno de Atenas.
Por eso los ministros de Finanzas de la UE terminaron, el último fin de semana, acordando la creación de un fondo común “de resguardo” por nada menos que 720.000 millones de euros (900.000 millones de dólares) en préstamos y garantías para defender la moneda europea, mientras denunciaban a los especuladores contra el euro como una “manada de lobos”.
El gobierno inglés se negó a aportar al fondo. “La defensa del euro atañe a los países de la Eurozona”, dijo un vocero, como reafirmando la justeza de no haber sumado en su momento a los ingleses a la moneda común.

“Sabios” para sumar más recesión
Los ladrones deberían efectivamente pagar la crisis. Pero sus representantes son los que conforman el “grupo de sabios” que la UE constituyó para “salvar al euro”. Los preside Felipe González, bajo cuyo gobierno en la España de los ’80 la desocupación tocó el 23%. Lo integra Lech Walesa, ex dirigente obrero de Polonia devenido presidente en los ’90 y ejecutor de las políticas antiobreras del Fondo Monetario. También está el ex presidente del monopolio finlandés Nokia. Es decir, una verdadera garantía de salvataje… a las corporaciones industriales y bancarias, sostenido sobre el bolsillo de los trabajadores europeos.
El estrangulamiento al que los gobiernos de la UE decidieron someter a Grecia y a su pueblo (una política propia del “capitalismo salvaje” al que fingían criticar y superar los propagandistas del “capitalismo humano” europeo), confirma los presagios que cinco años atrás llevaron a las ciudadanías de Francia y otros países a rechazar el proyecto de Constitución Europea, obligando a sus dirigencias a aprobar más tarde las similares normativas del Tratado de Lisboa mediante vulgares tramoyas parlamentarias.
Al mismo tiempo, lejos del supuesto cosmopolitismo pregonado por la UE, el reaccionario nacionalismo que cundió en Alemania (“¡Los griegos quieren más millones de nosotros!”, tituló el diario Bild) hizo que algunos se acordaran del siniestro clima ideológico europeo en los años anteriores a la segunda guerra mundial. No por nada los voceros de la “Europa rica” bautizaron despectivamente de PIGS (cerdos, por sus iniciales en inglés) a los cuatro países en riesgo de quiebra: Portugal, Irlanda, Grecia y España. “Colonias económicas de Alemania”, los calificó un periodista del diario inglés Globe and Mail. Y la conservadora canciller Angela Merkel acaba de perder las elecciones en Renania del Norte-Westfalia, el mayor estado de Alemania, por el mayoritario rechazo de la “ayuda” a Grecia.
En realidad, la oleada ultranacionalista –lo mismo que los vientos de racismo que vuelven a asolar casi toda Europa– es un instrumento útil a las burguesías monopolistas del “viejo continente” para ocultar que las medidas antipopulares que hoy descargan sobre Grecia están en los planes inmediatos de todos  los “grandes” de la UE, agobiados por el peso de los rescates de billones de dólares ya desembolsados para salvar a bancos y financieras de la crisis en curso. Y entonces es probable que el incendio griego se reproduzca en otros vecinos del consorcio europeo.
El capítulo griego es un desemboque, pero al mismo tiempo es el capítulo inicial de una novela aún más vasta.