Para algunos economistas burgueses la crisis capitalista mundial –iniciada en 2007 en los Estados Unidos (con la crisis hipotecaria y bancaria) y extendida a todo el mundo en 2008 (con la caída de Lehman Brothers)– está dando lugar a una recuperación lenta y despareja pero sostenible en el tiempo pues “estamos en una etapa de ascenso histórico del capitalismo”, como escribe Jorge Castro en sus columnas de los diarios La Nación y Clarín.
Para algunos economistas burgueses la crisis capitalista mundial –iniciada en 2007 en los Estados Unidos (con la crisis hipotecaria y bancaria) y extendida a todo el mundo en 2008 (con la caída de Lehman Brothers)– está dando lugar a una recuperación lenta y despareja pero sostenible en el tiempo pues “estamos en una etapa de ascenso histórico del capitalismo”, como escribe Jorge Castro en sus columnas de los diarios La Nación y Clarín.
Estos economistas burgueses, a partir de las tasas de crecimiento diferentes –acentuadas por la crisis– entre los viejos países capitalistas y los llamados capitalismos emergentes, proyectan una salida de la crisis con un capitalismo en ascenso arrastrado por éstos (en particular por China), dónde estos “emergentes” pasan a ocupar un lugar económico dominante, al margen de las disputas intermonopolistas e interimperialistas, de las guerras y de la lucha de clases.
Sin embargo hay otros economistas burgueses, generalmente de corte keynesiano, que siguen advirtiendo que esta es “la peor crisis económica desde la década de 1930” y que “la crisis de ninguna manera ha terminado”, como escribe Paul Krugman en su columna del The New York Times y traduce Clarín, en su edición del domingo 17 de agosto pasado.
Estos economistas burgueses siguen reclamando insistir en las políticas keynesianas expansivas de la moneda, por la deflación de precios (lo contrario a la inflación) que sigue provocando la crisis en la mayoría de los países del mundo, aunque no pueden dejar de reconocer que aún con esas políticas no se terminó de salir de la crisis de la década de 1930 (iniciada en 1929 con la caída de Wall Street) sino con la guerra interimperialista iniciada en 1939, convertida luego en la Segunda Guerra Mundial.
¿Y que pasa en los
principales “emergentes”?
Paul Krugman se refiere a la debilidad económica de los Estados Unidos y Europa, a lo que podemos agregar la recaída de Japón, que acaba de anunciar una contracción de su economía en un 6,8% interanual. Lo que no puede dejar de repercutir en el crecimiento económico de los llamados “emergentes” y en el aumento de la agresividad de las potencias imperialistas (Rusia y China) que se incluyen dentro de ellos.
Rusia, que había recuperado un crecimiento de 3,7% en 2012, ya en 2013 había caído a 1,3%, y ahora proyecta que difícilmente llegue a 0,1 ó 0,2% en 2014. Por su parte China tiene dificultades para sostenerse de su disminuida tasa de 8,2% en 2012 y 7,7 en 2013 (en relación a sus tasas históricas) a la aun más modesta de 7,5% en 2014. También allí crece en las clases dominantes la búsqueda de una salida por la expansión imperialista, con la consiguiente reacción de los otros imperialistas a los que disputa “su lugar”, en particular los Estados Unidos y Japón.
En cuanto a los otros países “emergentes”, en realidad países dependientes aunque económicamente grandes en volumen, Brasil, que había crecido 3,5% en 2012 y en 2013 había disminuido a 2,3%, acaba de reconocer que en el primer semestre de 2014 había entrado en recesión, al haber caído por dos trimestres consecutivos. En tanto Sudáfrica viene bajando de 2,8% en 2012, a 1,9% y 1,6% entre 2013 y 2014, e India de 5,9% a 4,7% y 4,4 respectivamente.
De todo esto podemos concluirque la crisis no ha terminado y sus efectos siguen golpeando a todos los trabajadores del mundo y a los países y naciones oprimidas, con mayor explotación, hambre, miseria, agudización de la disputa intermonopolista e interimperialista por un nuevo reparto del mundo y guerras que se multiplican en distintas regiones del planeta.