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15 de enero de 2020

Reflexiones sobre los encuentros nacionales de mujeres y la propuesta de cambiar su nombre y su sentido

Hacia el 35 Encuentro Nacional de Mujeres

Todo movimiento que intenta la transformación de la sociedad y de la vida, se da sus propios instrumentos organizativos; esto es un sello distintivo, algo que muestra su fuerza y su originalidad.

Los ENM se originaron en 1986 y se desarrollaron desde el movimiento de mujeres, un movimiento de movimientos, que abarca agrupaciones y sectores de mujeres y en muchos casos lo preexisten; normalmente forman también parte de otros movimientos y organizaciones (feministas, mujeres de DDHH, mujeres de partidos políticos, de sindicatos, de organizaciones barriales, de movimientos sociales, etc.). Lo que transforma todas esas experiencias en un nuevo movimiento es su articulación en nuevas formas organizativas y políticas (de las que los ENM son un ejemplo privilegiado), la búsqueda de puntos comunes, la aceptación de las distintas ideas, corrientes, propuestas y experiencias, con el objetivo de poner fin al sistema de opresión patriarcal. Es un movimiento atravesado por diferencias de clase, “raza”, etnias, sexualidades y que busca articularlas en proyectos comunes y diversos. Su sujeto político es un “sujeto complejo” que denominamos “mujeres” y que forma parte de un movimiento no exento de contradicciones internas, pero con caracteres de masividad, fuerza y creatividad, incluida la capacidad para crear organización y nuevos sentidos y realidades.

El movimiento de mujeres, que le da existencia a los encuentros, se forma a partir de diversas vertientes e incluye las luchas populares y antidictatoriales; expresa una “conciencia femenina”, esa que parte de los roles atribuidos a las mujeres en la sociedad patriarcal (madres, encargadas de sostener la vida, cuidadoras) para generar luchas colectivas que las transforman a medida que transforman la sociedad en que actúan; incorpora también mujeres pertenecientes a partidos políticos y sindicatos en los que ocupan roles subordinados, así como feministas. Es allí donde se formaron y crecieron los encuentros nacionales; es allí donde se produjo una profunda transformación feminista. Mujeres de pueblos originarios, de barrios populares, de movimientos sociales, de derechos humanos, de sindicatos, de fábricas recuperadas, lesbianas feministas, feministas en general, amas de casa, mujeres en lucha contra los femicidios y otras formas de violencia patriarcal, etc.

El nombre de ENM señala dos ideas: la territorialidad (nacional) y la lucha de las mujeres (por sus derechos, por su liberación), constituyéndose como sujetos/as políticos.

La territorialidad supone que los Encuentros se realizan en cualquier lugar posible dentro del territorio nacional. Esta idea ha permitido una práctica autogestiva, masiva y con escasa o nula financiación fuera de las inscripciones. Las mujeres nos organizamos desde cada lugar para asistir al Encuentro y en el mismo se dispone de escuelas para alojamiento (aparte de quienes se alojan en hoteles o casas) y viandas para las mujeres de organizaciones barriales y movimientos sociales. Nos incluyó a todas desde el primero en 1986 donde ya participaron las compañeras de los pueblos originarios y mujeres de otros países. Nos fuimos reconociendo como sujetas políticas atravesadas por distintas opresiones y afianzando la democracia entre nosotras a través de la horizontalidad, de la voz de cada mujer en primera persona, sin dirigentes que tomen la voz por el conjunto como ocurre ahora con algunos sectores, ONGs y partidos políticos nacionales y extranjeros con publicidad y métodos de manipulación social, que incluyen agresiones físicas y verbales, descalificaciones, ocultamientos, instalando una lógica amiga-enemiga que obtura cualquier debate.

 

El corazón del ENM para que la palabra circule
Los talleres son, por eso, la metodología central, el corazón de los encuentros, los lugares donde podemos hablar todas, comunicarnos y elaborar propuestas, construir redes y organizaciones, procurando llegar a consenso o, de lo contrario, dando espacio a las distintas posturas. La finalidad no es votar una posición única, coyunturalmente mayoritaria, borrando otras, sino permitir que se expresen todas. Toda otra actividad (asambleas, mesas redondas, ferias, peatonales, plazas, actividades culturales diversas), que deben realizarse fuera de los horarios de los talleres, forman parte del Encuentro, pero no son el centro del mismo, ni lugares donde puedan tomarse decisiones en nombre de todas. El sentido de los talleres es que la palabra circule, que cada mujer pueda hablar con su propia voz, animarse a terminar con el silencio impuesto y con los propios miedos. De allí ese sentimiento de transformación personal y de fuerza con que salen las que van por primera vez y también las que los trajinamos hace rato. Se replican en Encuentros regionales y por ciudades. Transformarlo en Asambleas como se pretende y a veces se hace o como se sugiere como sustitución de los encuentros regionales, es acallar una vez más la voz de miles de mujeres, es la expropiación de nuestras voces colectivas y personales por la de algunas cuantas acostumbradas a hablar en público por su actividad o por ser dirigentes políticas, sindicales o sociales o de ONGs. Es la vuelta al formato tradicional pre-feminista. Todo lo contrario, al taller de mujeres de pueblos originarios que propone cambiar el nombre de su espacio de taller por conversatorio de mujeres indígenas, (32 ENM, Chaco 2017). Conversatorio, lo más parecido a un taller, lo más alejado de una Asamblea.

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Esta construcción es central, hace a la forma de fundarnos como sujetas a lo largo de la historia y así construir poder para instalar discursos y demandas; nos permitió dar valor a una forma de hacer política feminista, abriendo la expresión de muchas voces acalladas y logrando una masividad inédita.

En este sentido, la acción de tomar la palabra, que circule, que se exprese de todas las formas posibles es un paso político que tiene sus cimientos y desarrollo en los ENM y en los actos en el espacio público de los 8 de marzo y 25 de noviembre desde 1984; y encuentra su punto máximo, por ejemplo en la exteriorización de las masivas marchas de cada Encuentro de Mujeres, en las expresiones más recientes a partir de los Paros Internacionales de Mujeres del 8M, las marchas contra los femicidios (3 de junio/ 25 de noviembre) y la “marea verde” por la lucha por la legalización del aborto. Esta acción política en tomar la palabra se sintetiza sabia y colectivamente en consignas como: “ahora que si nos ven”, “no nos callamos más”; por ello el acto político de visibilizarnos a través del lenguaje, negado por siglos, es la construcción de más de tres décadas en el movimiento de mujeres en nuestro país. Pretender producir un borramiento de nombrarnos desde el lenguaje, modificar la centralidad de quienes somos sujeto político también es acallarnos, nuevamente, con la consecuencia de reavivar la culpa que edificó el patriarcado toda vez que nos quisimos salir de su corsé.

Otras notas distintivas de los encuentros son la autonomía (que implica la no subordinación a determinadas teorías ni estructuras organizativas: estados, sindicatos, partidos, etc., ni a otros movimientos sociales) y la pluralidad de corrientes, sectores sociales y pensamientos, el carácter autoconvocado, horizontal, autofinanciado, democrático y federal, que le dan sustento a la afirmación de bienvenida: “el encuentro somos todas”.

La plurinacionalidad, como uno de los pilares de los Encuentros Nacionales de Mujeres, es una legítima reivindicación expresada en los talleres de mujeres de los pueblos originarios, que aparece claramente en el Encuentro de Chubut. Los otros pilares, que ellas mismas mencionan, son: autónomos, autoconvocados, pluralistas, horizontales, autofinanciados, democráticos, federales. No proponen en dichos talleres cambiar el nombre de los encuentros nacionales por plurinacionales, sino reivindicar la experiencia de los encuentros nacionales e incorporar entre las características básicas sobre las que se asientan (“pilares”) la de Plurinacionalidad. Coincidimos plenamente con esta propuesta, que a la vez que permite la continuidad histórica y actual de esta experiencia única en el mundo, incorpora explícitamente a su visión lo que ya estaba desde el primer encuentro: la experiencia, la presencia y la historia de las mujeres de naciones y pueblos originarios.

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La propuesta de un grupo de convertir esta experiencia en Encuentros Plurinacionales de Mujeres, Lesbianas, Trans, Travestis, Bisexuales y no Binaries, en cambio, se sustenta en una concepción política que deja de lado el movimiento de mujeres desde el cual se fueron construyendo los ENM.

Borra todo el proceso de construcción de los ENM, desde una sorprendente caracterización de ser tributario de un feminismo “blanco, heterosexual y burgués “(como señala en “Plurinacional o nada” Claudia Korol en Página 12, Suplemento Las 12, 28/12/2018), que no se condice con la masividad y la composición de estos Encuentros.

Está claro que esta nueva propuesta arrasa con la democracia, la pluralidad y la historia del movimiento de mujeres, para constituirse en un pensamiento que se pretende imponer como único sobre los encuentros, intentando construir una nueva narrativa que descalifica la construcción anterior de 34 encuentros durante igual cantidad de años a la vez que la utiliza. Induce a error y confusión ya que no hubo 34 encuentros plurinacionales de las disidencias. Sería en todo caso, el primero. Sitúan, frente a las “blancas heterosexuales” de la “nación”, a las mujeres de pueblos originarios plurinacionales, dividiendo lo que, en una relación a veces conflictiva (donde no hay conflicto no hay vida), está sin embargo, unido. Se cancelaría así esta experiencia política generadora de conciencia, grupos, redes, nuevas formas de vida y nuevos sentidos. Las mujeres pasaríamos a ser enemigas unas de las otras, vieja aspiración patriarcal.

Resulta llamativa la metodología usada: primero instalaron el cambio de nombre aún antes de que se discutiera (ejemplo aparecían en Facebook fotos de mujeres que decían “vamos a Trelew al encuentro plurinacional de mujeres, lesbianas, travestis, trans, bisexuales y no binaries”), lo que era replicado por la prensa amiga, comercial y alternativa. Antes y después de eso realizaron en el seno de los Encuentros mesas con nutrida asistencia de público, como una de las actividades complementarias, en las que se definía el carácter plurinacional y de las disidencias sexuales y de género del encuentro e impulsaron la idea en talleres; en tercer lugar y en base a eso instalaron que esos actos, generados por ellas, constituían una decisión colectiva; en cuarto lugar resolvieron unilateralmente que el cambio de nombre se iba a decidir por aclamación o “aplausómetro” al comienzo o al final del encuentro (actos de apertura y/o cierre); frustrado el primero por la tormenta, irrumpieron en el segundo con una marcha y entrando por ambos costados del escenario, impusieron su palabra, mientras los aplausos y los gritos dieron dos posturas: “el nombre no se cambia” y/o “plurinacional”. Sin embargo, este sector decidió que el nombre de plurinacional era el que había prevalecido y nuevamente echaron andar el dispositivo político mediático para instalar esto como verdad única e indiscutible; por último identificaron a todas las que sostenemos la continuidad del nombre y la historia de los ENM con un partido político, deslegitimando y ocultando las múltiples manifestaciones en ese sentido. Métodos patriarcales, aparatísticos, que expropian las voces de las mujeres de pueblos originarios expresadas en los talleres y la de la mayoría de las mujeres.

Pero aún más importante es compartir una reflexión: una sede puede definirse por aplausos en una reunión de cierre del encuentro. Podemos estar conformes o no con el lugar elegido, pero esto no cambia sustancialmente nada. Pero el nombre, que implica un cambio radical del carácter de los encuentros y de su sentido, sólo podría ser el fruto de una decisión unánime o de una mayoría tal que toda oposición resultase irrelevante (el 90 el 95%).

En cuanto al intento de transformar el Encuentro de Mujeres en Encuentro de Mujeres, lesbianas, travestis, trans, bisexuales y no binaries, lo que está en juego es la pertinencia misma de la lucha de las mujeres, que quedamos reducidas a una “identidad”. Debemos señalar que desde hace algunos años es concreta la presencia de personas trans y travestis en estos encuentros.

De lo que se trata ahora es del carácter de los encuentros, del sujeto político del movimiento de mujeres y del feminismo, de la pertinencia misma de la existencia de un movimiento de mujeres, de espacios independientes que contengan nuestras experiencias y nuestras luchas, que reconozcan la existencia de la opresión y de la necesidad de enfrentarse a ella.

La opresión de las mujeres, la apropiación de la reproducción, del trabajo y de la sexualidad por parte de los varones, del capital y de las instituciones conformadas por ellos (iglesias, estados, familia, organismos internacionales, etc.), recorre el mundo. Las mujeres, ese sujeto complejo atravesado por diferencias de clase, “raza” y sexualidad, llevamos sobre nuestros hombros la reproducción no sólo biológica, sino social, de la especie humana y de la sociedad. El trabajo doméstico no remunerado, la precarización de los trabajos remunerados, la mercantilización de nuestros cuerpos en la prostitución y en la explotación sexual reproductiva (vientres de alquiler), la negación de nuestros derechos más elementales por parte de los sectores conservadores y de ultraderecha, son centrales en esta fase del patriarcado capitalista, generando enormes ganancias e ingentes negocios. Las mujeres realizamos las 2/3 partes de la jornada mundial de trabajo, percibimos el 10% de las remuneraciones en el mundo, poseemos entre el 1 y el 2% de la propiedad mundial, somos el 80 % de las personas más pobres del mundo, ganamos en promedio un 30% menos que los hombres y millones de nosotras, incluidas niñas, son explotadas en la prostitución y la pornografía.

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Para que aceptemos nuestra opresión, se ha construido la idea patriarcal de la feminidad (y su contraparte, la masculinidad), a fin de convencernos que debemos ser abnegadas y estar al servicio de toda la especie humana, calladamente, ocupando el lugar subordinado que se nos ha asignado. Contra eso nos rebelamos, por eso existe el feminismo y un movimiento de mujeres cada vez más feminista. No somos, ni queremos ser, la encarnación de la feminidad, no creemos en la existencia de un género innato, creemos en la libertad humana.

Por otra parte, la lucha de las mujeres no ha sido nunca tan masiva e internacional, nunca tan necesaria y urgente. No hay lucha anticapitalista sin lucha antipatriarcal. No hay liberación de los pueblos sin liberación de las mujeres. Estamos al frente de todas las luchas, pero sin olvidar nuestra propia lucha. Somos internacionalistas, nuestras acciones y nuestras revoluciones se enlazan con las de todas las mujeres del mundo y con los sectores oprimidos y explotados de la sociedad.

Por otra parte, las personas LGBTTIQ+, sufren como nosotras los embates de la derecha y la ultraderecha mundial, por lo cual es preciso reforzar las alianzas históricas que nos han unido, sin por ello ocultar nuestras diferencias y debatirlas. Ellas /ellos/elles han también construido su propio movimiento durante años y toda alianza supone reconocer la mutua independencia y la mutua necesidad, así como los espacios propios.

Por todo esto sostenemos la continuidad de los Encuentros Nacionales de Mujeres plurinacionales, autónomos, autoconvocados, pluralistas, autofinanciados, democráticos y federales, manteniendo la continuidad histórica y política de su nombre.


 

Si querés adherir mandanos tu firma a: haciael35enm@gmail.com

Marta Fontenla Integrante de la Comisión Organizadora del Primer ENM – Integrante de Atem – CABA. Magui Bellotti Integrante de la Comisión Organizadora del Primer ENM – Integrante de Atem – CABA. Liliana Azaraf- Feminista Abolicionista – Integrante de la Comisión Organizadora del Primer ENM – CABA. Elsa Cola Arena- Feminista abolicionista- Integrante de la Comisión Organizadora del Primer ENM – CABA. Marta Miguelez – Feminista – Integrante de la Comisión Organizadora del Primer ENM – CABA. Adriana Pizarro – Integrante de la Comisión Organizadora del 16 ENM. Actual secretaria general de Aemopba. Yanina Pelli – Integrante de la Comisión Organizadora del 34 ENM. Ada Susana Vegetti – Integrante de la Comisión Organizadora del 34 ENM. Actual secretaria de Género de Aemopba. Nydia Hubner – Integrante Comisión Organizadora 5to ENM en Termas de Río Hondo – Sgo. del Estero. Marta Alicia Krawczuk – Participante del Primer ENM. – CABA. Graciela Tejero Coni – Feminista – Participante desde el Primer ENM. Museo de la Mujer – CABA. Alicia Schejter integrante de Atem – CABA. Carola Caride – Taller Permanente de la Mujer – CABA. Marcela D’Angelo – Integrante de Campaña Abolicionista “Ni una mujer más víctima de las redes de prostitución –CABA. Monica Molina, Periodista. Feminista Abolicionista, La Pampa. Mirta Fiorucci -Feminista Abolicionista- La Pampa. Sandra Fossati. Feminista Abolicionista – Buenos Aires. Zona Norte. Carmen Capdevila-Actriz-Locutora Local-Comunicadora Medios Comunitarios Autónomos-Campaña Abolicionista Neuquén. Norma S. D’Angelo, escultora – San Luis. Beatriz Frontera – Feminista Abolicionista – CABA. Diana Coppola – Museo de la Mujer – CABA. Ludmila Laborde – Feminista abolicionista y radical- La Plata. Fernanda Gil Lozano, parlamentaria del Mercosur, CABA. Alika Kinan- Sobreviviente de trata de personas con fines de explotación sexual. Elsa San Martín, feminista lesbiana abolicionista, teóloga, integrante del proyecto La Banda Lavanda – CABA. Teresita Sifon – Abolicionista – integrante Asociación de Mujeres Argentinas por los DDHH (Amadh). CABA. Cristina Heredia Feminista Abolicionista – Pcia. Bs. As. Elena Moncada – Sobreviviente del sistema prostituyente – Autora de “Yo elijo” y “Después, La libertad”. Santa Fe. Cristina Hanuch – integrante de la Campaña abolicionista “Ni una mujer más víctima de redes de prostitución”, CABA. Norma Balvidares – Feminista Bragado – Proyecto La Banda Lavanda. Amanda Beatriz Heguilen – Jubilada Docente – Feminista Abolicionista. María Cillis – Feminista – Museo de la Mujer – CABA. Mirta Pacin – Pediatra Feminista – Neuquina. Ana Gianella – Profesora de Artes Plásticas – Feminista – Almagro – CABA. Lucia Rennella – Periodista de Zona Norte CABA. María Rosa Etcheber- Periodista Feminista Abolicionista – Integrante de la RedPar-Río Negro. Dana Repka – RadAr – Capital. Elda Munch Comini – Traductora de inglés. Docente universitaria FCM UNR. Anarcofeminista – Rosario – Santa Fe. Marcela Bosch – Teóloga feminista – directora de CERP – Pcia de Buenos Aires. Cristina Casey – Feminista – Abolicionista – Buenos Aires – Zona Oeste. Claudia Alejandra González – Mujeres autoconvocadas de Aluminé. – Concejal de Aluminé. – Provincia del Neuquén. Ana María – Bach Museo de la Mujer – CABA. Monique Thiteux Altschul – Feminista Abolicionista – Integrante de Fundación Mujeres en Igualdad. Ester Kandel – Instituto de Estudio y Formación – CTA Autónoma. Silvia Ferraro – Integrante de Fundación Mujeres en Igualdad. Mercedes González – CABA. Gloria B Diaz – CABA. Patricia Eva Nidia Suarez – feminista radical – Argentina viviendo en Honduras. María del Rosario Quirós – feminista – abolicionista – politóloga – CABA. Claudia Vico – Capital Federal. Susana A. Pastor – Organizadora de los Encuentros de la CABA 1996 y de La Plata 2001. Coordinadora CEG del CCSC en Cancillería. Belén Spinetta – Comunicadora Social y Periodista especializada en enfoque de género CABA. Susana Mora – Feminista Radical de la Diferencia. Laura del Monte – Integrante de las Comisiones Organizadoras del 15 y 31 Encuentros Nacionales de Mujeres de Rosario. Juliana Marino – Dirigente peronista – Feminista. Myriam Beatriz Díaz – Artista visual – Feminista. Sonia Romano – Agrupación “PDP” – (Peronistas de pie). Melisa Saibene Mansilla – Lesbiana Feminista radical – La Pampa.

Agrupaciones/Asociaciones
ATEM (Asociación de Trabajo y Estudio de la Mujer) 25 de Noviembre – CABA. Taller Permanente de la Mujer-Librería de Mujeres- CABA. Mujeres En Devenir. Colectiva Lesbiana Zona Norte. Kasandrxs –Feministas Libertarias-Neuquén. Museo de la Mujer – CABA. Mujeres Vanguardia La Pampa. CTA Autónoma La Pampa. ATE La Pampa. Secretaria de Relaciones con los Pueblos Originarios CTA Autónoma La Pampa. Secretaria de Género e Igualdad de Oportunidades de la CTA Autónoma La Pampa. Mujeres Corriente Clasista Combativa La Pampa. Promotoras Contra La Violencia de Género CCC La Pampa. Mujeres en actividad – Santa Fe. “Brujacracia” – medio de comunicación visual y literario de teoría feminista en Instagram. FRIA – feministas radicales independientes de Argentina. Radfem – Tucumán. Cerp. (Asociación que trabaja en los derechos de mujeres niñas, niños y adolescentes de sectores vulnerados) San Fernando-Pcia. de Buenos Aires. Fundación Mujeres en Igualdad – Vicente López – Prov. Buenos Aires. Feministas en Acción.

 

Hoy N° 1798 15/01/2020