Marisa Blanco, una de las 13 delegadas que integran la organización local, dialogó con el semanario sobre los preparativos y los desafíos que enfrentan las comunidades originarias, especialmente en zonas urbanas como Rosario.
“Este año nos tocó asumir una responsabilidad muy grande. Siempre estuvimos trabajando, pero ahora estamos al frente del encuentro, y lo hacemos porque la situación actual del país hacia los originarios es cada vez más dura. Es imposible no organizar este espacio de debate y de lucha”, explicó.
La organización trabaja en conjunto con la CCC para garantizar la seguridad, la alimentación y la logística del evento, que incluirá una peña con artistas invitados. La expectativa es alta, y la ansiedad también: “Nos emociona mucho volver a hacer el “Encuentro acá en Rosario. Nos da fuerza”, dice Marisa.
Tierra, vivienda y producción: demandas urgentes
La situación de las comunidades originarias en contextos urbanos presenta particularidades que muchas veces pasan desapercibidas. En Rosario y alrededores, conviven comunidades qom, mocoví, chaná y coya, entre otras. Si bien algunas viven en zonas más periféricas como Granadero Baigorria, muchas se encuentran completamente urbanizadas y rodeadas de industrias, barrios privados o rutas.
“Las familias siguen creciendo, pero no hay tierra ni viviendas. Tierra hay, pero no nos la dan. Y sería fundamental tener un pedazo para producir lo que consumimos”, comenta Marisa.
En las zonas urbanas, la imposibilidad de cultivar alimentos para autoconsumo representa no solo una pérdida cultural, sino una amenaza a la soberanía alimentaria de las comunidades.
El ajuste y la resistencia
Consultada sobre la situación política actual, Marisa Blanco comenta sobre la crueldad del gobierno de Javier Milei. “Es un gobierno que no tiene ninguna propuesta para el pueblo. Todo es para los grandes empresarios. La gente quiere trabajar, pero no hay trabajo. Yo tengo 39 años y siento la misma angustia que sentía en el 2001, cuando tenía 15 años. No saber qué vas a llevar a tu casa día a día es muy difícil”.
Las políticas de ajuste, los desalojos, la represión -como la que recientemente vivieron las comunidades mapuches en Neuquén- y el abandono estatal configuran un panorama crítico para las comunidades originarias, en las distintas provincias.
“Nos tratan de vagos o de planeros, pero la realidad es que el pueblo está en lucha. Y si no nos organizamos nosotros, ¿quién nos va a dar bolilla?”, concluye Marisa con firmeza.
El Encuentro de agosto será, una vez más, una demostración de esa organización y resistencia que las comunidades originarias sostienen desde hace siglos. Un espacio donde, como dice Marisa, “las voces de los territorios puedan ser escuchadas, porque si no hablamos de nuestras necesidades, no salen a la luz”.
hoy N° 2070 30/07/2025