Cómo despedirnos de nuestra tan querida Norita, de la talla de las imprescindibles. Y digo nuestra, porque su presencia está en el corazón de todxs los que en cada lucha, en cada rincón de la Argentina, la tuvimos acompañando, impulsando, dando fuerzas con su ejemplo, con su temple, con su sonrisa, con su gesto travieso.
Todos la quisimos, por lo que supo ser durante la dictadura y por la coherencia de su vida a través de los años.
Desde la desaparición de Gustavo, Nora compartió la búsqueda con las otras mujeres que serían las Madres de la Plaza. Y desde ese momento, enfrentando el terror dictatorial, hasta el presente, siempre, con su pequeña estatura física, fue una grande en su fortaleza de canalizar el dolor en espíritu de lucha, en la firmeza de sus convicciones, en comprender la necesidad de transformaciones de fondo para conquistar una sociedad justa y solidaria, y en la confianza de que eso es posible!
Hoy la despedimos con enorme tristeza, pero con la certeza de que su rostro y su lucha quedarán grabados en la memoria de nuestro pueblo!
Escribe Diana Kordon