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23 de noviembre de 2022

Sobre Qatar 2022

Hay cosas que el Mundial no puede ocultar

Hace unos días el ex presidente de la FIFA (Fédération Internationale de Football Association en francés), Joseph Blatter declaró en un medio suizo que la elección de Qatar como sede mundialista fue un “error”. Lo llamativo es que el ex mandamás de la FIFA aclara que fue un error, no porque Qatar sea un país que avasalla los derechos humanos y los derechos laborales, sino porque “es un país muy pequeño (…) el fútbol y el Mundial son demasiados grandes para eso”. Entonces, la pregunta es ¿Cómo un país que posee tan solo 13.700 Km2 (La mitad que Tucumán) llega a ser sede de un evento deportivo de tanta envergadura? Es el “al mazarí” (el dinero) lo que fomentó la alianza de la FIFA con la petromonarquía arábica.

Para que esta alianza se concrete fue clave el rol que tuvo el por entonces presidente de Francia, Nicolas Sarkozy. El mandatario francés organizó una reunión en la cual estuvo quien fuera presidente de la UEFA y vicepresidente de FIFA Michael Platini. También fue parte de esa reunión el príncipe heredero de Qatar, el actual emir Tamim bin Hamad Al Thani.

Según se supo, una vez estallado el escándalo FIFA Gate, luego de esta reunión se organizó la compra de voluntades que llevó a Qatar a ser el primer país islámico en organizar un Mundial de Fútbol.

Una vez confirmado como organizador de la competencia para esta edición de la copa mundial, se presentó un nuevo inconveniente: Históricamente el mundial se ha jugado en los meses de junio – julio. Durante esos meses en Qatar las temperaturas superan los 50º centígrados, haciendo imposible la práctica de un deporte de alta competencia. Por ello FIFA se vio obligada a cambiar la fecha mundialista para los meses de noviembre -diciembre.

Sin embargo nada dijo FIFA de los 6.500 trabajadores fallecidos durante la construcción de los estadios que se utilizarán en la cita mundialista. Qatar es un país donde no existen los derechos laborales. La mayoría de la población es inmigrante. El 90% de las personas que viven en Qatar no son ciudadanos, no poseen derechos. Estamos hablando de migrantes provenientes de India, Pakistán, Sudán, Bangladesh, Kenia o Filipinas. Estos trabajadores sufren altos grados de discriminación por el solo hecho de no ser cataríes. Es una práctica habitual que los empleadores les retengan sus pasaportes para evitar que reclamen o se organicen. Si un trabajador intentara reclamar por un salario atrasado es amenazado con ser expulsado del país. Un informe de Amnistía Internacional señala que “los trabajadores migrantes siguieron sufriendo abusos laborales y tuvieron dificultades para cambiar de trabajo libremente. La restricción de la libertad de expresión aumentó en el periodo previo a la Copa Mundial de la FIFA 2022. Las mujeres y las personas LGBTI siguieron sufriendo discriminación en la ley y en la práctica”.

Estamos hablando de un país en donde la homosexualidad está penalizada con hasta siete años de prisión, según el artículo 296 del Código Penal de Qatar. A su vez, existe un sistema de tutela de las mujeres quienes necesitan la aprobación de un representante masculino para poder casarse, estudiar en el extranjero o ejercer ciertas profesiones.

 

¿Cómo compra Qatar el silencio de Occidente?

Si las violaciones a los derechos humanos que se dan en Qatar fueran en otro país, es difícil pensar que los gobiernos de países imperialistas no intervendrían para “llevar la paz y la democracia”. Entonces ¿por qué no lo hacen en Qatar? Una respuesta a esta cuestión son las reservas energéticas que poseen. Tienen la tercera reserva de gas y de las principales reservas petroleras a nivel mundial. Desde la guerra en Ucrania, el gas que antes llegaba desde Siberia Oriental, hoy está llegando desde Estados Unidos y el Golfo Pérsico.

Pero hay lugares donde los petrodólares no llegan. En los últimos días se dio a conocer que diversos artistas se negaron a asistir a la inauguración del mundial como protesta por las violaciones de los derechos humanos. La artista británica Dua Lipa declaró que solo irá a Qatar cuando “haya cumplido con todos los derechos humanos que prometió cuando ganó el derecho a albergar el Mundial de Fútbol”.

Algo similar sucedió en diversos estadios del fútbol a nivel mundial. En un partido entre el Rosenborg y Saprsborg en Noruega se pudo ver una bandera con la imagen de Infantino (presidente de FIFA) y un jeque árabe dándose la mano con la frase “Por favor, enfoquémonos en el fútbol”. Fue justamente la presidente de la Federación Noruega de Fútbol, Liz Clavenes la primera persona que les dijo en la cara a los jeques que no se puede avalar que las empresas o un Estado no garantice las libertades laborales.

El fútbol alemán fue otro en el cual se vieron banderas en rechazo al mundial. Hinchas del Borussia Mönchengladbach colgaron una bandera con la frase “Boicot Qatar 2022. FIFA Mafia”. Este hecho se reiteró en diversos estadios de la liga teutona.

A su vez, ciudades de Alemania y de Francia han prohibido transmitir partidos del mundial en la vía pública en reclamos por los DDHH.

La industria del fútbol es la industria legal que más plata mueve a nivel mundial. Mientras los poderosos lo utilizan para legitimar sus políticas, siempre vamos a estar los que disfrutamos de este deporte y damos batalla para cuidar que la pelota no se manche.

Escribe Juan Pablo Molina

Hoy N° 1940 23/11/2022