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22 de septiembre de 2020

PTP de Santa Fe

¿Hay peligro de un golpe de estado hoy en Argentina?

El Estado, es la suma de las cárceles, la policía y el ejército, mas  los núcleos principales que controlan la economía, la educación, la justicia, etc.

Tras la derrota de los patriotas revolucionarios de la Independencia, ese estado en nuestro país ha sido controlado por la rosca de los más grandes terratenientes, los imperialismos de turno y la burguesía intermediaria.

Pueden cambiar las formas de gobierno, pueden tolerarse medidas populares y nacionalistas, pero cuando esos gobiernos o esas medidas atacan gravemente esos intereses reaccionarios, y mucho más aún, cuando el pueblo amenaza con tomar en sus manos el control del verdadero poder, aparece descarnado el golpe de estado.

Que es la utilización de las formas más violentas y terroristas de ese mismo estado para asegurar su predominio.

Así fue en el 30, en el 55,  en el 66 y en el 76 para nombrar solamente  los peores.

Aún en los que se han pasado a llamar golpes “blandos” o “suaves”, como el reciente de Bolivia que destituyó a Evo Morales, aparece con nitidez el peso de las Fuerzas Armadas y policiales y la abierta injerencia imperialista, yanqui en este caso.

Los golpes de estado no surgen de la nada, se preparan con mucho tiempo porque es necesario crear un mínimo de consenso, lo que se logra con la actividad de  los sectores políticos reaccionarios (en nuestro caso el macrismo y otras fuerzas de ultraderecha), de muchos medios de prensa, educadores, filósofos, charlatanes, etc.

Así el Estado siempre logra mantener un porcentaje alto de opiniones conservadoras y reaccionarias, antidemocráticas, racistas, etc.etc. Pero el secreto es como ganar para esas ideas a destacamentos muy grandes de las capas medias y de los sectores populares. Para eso se basan principalmente en utilizar afondo las necesidades insatisfechas de esas amplias masas.

Nuestro país atraviesa una gravísima crisis económica, agravada al máximo por el macrismo, con sus consecuencias sociales de hambre, desocupación, falta de viviendas, etc. A lo que se  suma una enorme crisis sanitaria, provocada por el Covid-19 y la necesaria cuarentena que golpea también a grandes sectores de las capas medias.

En estas condiciones, sería muy necio despreciar  las experiencias históricas de nuestro pueblo. La creciente seguidilla de declaraciones, actitudes, marchas, etc. tienen como uno de sus objetivos principales,  dar los primeros pasos para crear las condiciones de un golpe de estado.

En eso está, como en el 30, en el 55 y en el 76, una parte importante de los “verdaderos dueños” de las riquezas argentinas. De la producción concentrada, extranjerizada y  fundamentalmente agroexportadora y de los negocios parasitarios de los grandes  bancos y financieras.

Pero también tiene un papel decisivo acá y en toda América Latina, el imperialismo yanqui, bajo la política ultrareaccionaria de Trump.

Grave sería despreciar este plan y estos hechos, como el reciente sitio de la residencia del Presidente por fuerzas policiales, al margen de la justeza de sus reclamos salariales.

Y también grave sería no tener en cuenta que los otros imperialismos que disputan la Argentina no han demostrado ser muy devotos de la democracia.

Como el imperialismo chino, que ejerce un control despótico y policial de su población y apoya todas las dictaduras del Tercer Mundo que convienen a sus intereses.

O los rusos que intervienen descaradamente en Ucrania, Bielorrusia y envenenan “democráticamente  a sus opositores”

Como siempre la lucha contra el golpe de estado, para ser eficaz, debe basarse en  la unidad más sólida de todos los sectores populares, en defensa de sus intereses económicos, sociales y democráticos, y en defensa de los gobiernos elegidos, contra todo intento golpista, “blando” o duro.

Así como la mejor herramienta de un gobierno contra un golpe de estado es la satisfacción de todas las necesidades populares, castigando a los terratenientes y monopolios que mientras hacen sus riquezas con el trabajo del pueblo, conspiran para no perder uno solo de sus privilegios.

La lucha contra el golpe en los años 75 y 76, la resistencia contra la dictadura asesina de Videla, la lucha por la aparición con vida de los 30.000 desparecidos y el juicio y castigo a los culpables demuestran las reservas democráticas y la capacidad de organizarse del pueblo argentino, para resistir cualquier intento desestabilizador y golpista.

Tenemos que hacer definitivamente realidad la consigna  nunca más.