Hacia fines de 1920 recrudecían las luchas del movimiento obrero argentino en medio de la oleada revolucionaria que barría el mundo tras el triunfo de la Revolución Rusa. Las clases dominantes contraatacaron con las fuerzas represivas del Estado, y con los grupos parapoliciales como la Liga Patriótica y su socia proveedora de rompehuelgas, la Asociación del Trabajo. Frente a esto, entre las corrientes obreras se planteó qué hacer. La práctica de la Semana de Enero de 1919, que tuvo rasgos insurreccionales, mostró a un sector de los trabajadores decididos a ejercer la autodefensa armada. Esto se repitió en gran cantidad de conflictos parciales.
En esa situación, en el periódico La Organización Obrera que responde a la corriente sindicalista que dirigía la FORA aparece un editorial con el provocativo título “¿Hay que armarse?”, firmado por Doricio Tacuara, mostrando las discusiones internas, y en un tono más propio de la otra FORA, dirigida por los anarquistas.
Allí se argumenta que es un mito la “neutralidad” de los gobiernos. “En circunstancias de hecho cuando las dos fuerzas sociales históricas –hombres productores y capitalistas explotadores– se entrechocan, en seguida se ve a dónde va a parar el “neutralismo” del gobierno: pone sus fuerzas armadas del ejército y la policía al servicio de los capitalistas, verdaderos amos de la sociedad”.
Luego la nota analiza una noticia conocida en esos días de fines de 1920: “La comisión de defensa de la Liga Patriótica Argentina ha combinado con las sociedades de tiro la forma de organizar torneos que adiestren a los adherentes en el tiro rápido de revólver sobre blancos móviles”, tras lo cual el editorialista afirma: “dicho en términos explícitos, sobre huelguistas y militantes obreros”.
Tacuara acusa al gobierno de Yrigoyen de “claudicar” ante los grandes capitalistas. Reivindica la huelga porque hiere “los privilegios económicos y políticos de la clase dominante y tienden a darle al productor la preponderancia, el bienestar y la libertad”. Y afirma, sobre la pregunta del título “¿Qué corresponde hacer a los trabajadores frente a tales propósitos criminales, públicamente confesados? En la pregunta va contenida la respuesta: defenderse; y no ha de ser con discursos”, al tiempo que llama a fortalecer la FORA que “sería una fuerza incontrastable si todos los sindicatos dispersos se incorporaran a ella para formar el bloque indestructible que constituya una valla infranqueable en la cual se estrellen todos los sicarios del capitalismo”.