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27 de septiembre de 2017

Transcribimos las palabras del camarada Otto Vargas en oportunidad de la presentación de El Estado y la Revolución de Lenin, editado por la Comisión 
para el Centenario de la Revolución de Octubre.

“Hay que destruir el viejo Estado”

Otto Vargas, secretario general del PCR

Quiero saludar primero a la compañera Julia Rosales que está aquí presente, que ha sufrido un brutal y feroz atentado a balazos, del que se está recuperando. 

Quiero saludar primero a la compañera Julia Rosales que está aquí presente, que ha sufrido un brutal y feroz atentado a balazos, del que se está recuperando. 
Esta obra que hoy estamos discutiendo es imprescindible para todo revolucionario. Lenin la escribió entre la revolución de Febrero y la revolución de Octubre… con las masas, obreros, soldados, guarniciones enteras que estaban en la calle, en la lucha. Es muy importante. Ustedes disculpen pero voy a hacer un poco de propaganda: acá tenemos sentado a Carlos Echague, autor de este libro acerca del Estado: Apuntes para el estudio de El Estado y la Revolución de Lenin.
Lenin dice: “La sustitución del Estado burgués por el Estado proletario es imposible sin una revolución violenta”. Yo creo que ese es el centro del tema, por lo menos del que yo quiero hablar. Sin la lucha armada, la clase obrera no va a conquistar el poder. El sufragio universal –lo dice el propio Lenin ahí- es un instrumento de dominación de la burguesía; lo que no quiere decir que la clase obrera, nosotros, no lo aprovechemos cuando las condiciones no estén dadas para la salida revolucionaria, y utilicemos las elecciones… pero hasta ahí. Punto. 
Es importante que la clase obrera tenga claro de que no puede utilizar este Estado para conseguir su objetivo histórico. Esta es la idea central que yo quiero transmitir. La burguesía ha perfeccionado la máquina del Estado, y hay que romperla; destruirla, dice Lenin. Destruyéndola, es la única forma en que se pueda avanzar. 
Yo recuerdo cuando estaba Salvador Allende en Chile, que el Partido Comunista tenía un compañero que recorría la zona del Pacífico, y otro, el Atlántico. Pineda se llamaba el que recorría la zona del Pacífico, estuvo charlando con Allende, y después se vio con el Che, a quien le dijo: “vos sabés que ellos van a ir al socialismo” y el Che le respondió “los van a cagar a balazos”. ¿Y qué pasó, compañeros? Los cagaron a balazos. Tenía razón el Che. Hay que destruir ese viejo Estado.
Yo recuerdo que los de Allende se pusieron muy contentos cuando pusieron a Pinochet de jefe del Ejército… los más viejos nos acordamos de algunas cosas… Es bueno recordarlo. Decían que era un general democrático, que ahora que estaba Pinochet de jefe del Ejército, ese camino al socialismo del que hablaba Allende iba a triunfar.
Hay que destruir el viejo Estado, es la gran lección que sacaron Marx y Engels de la Comuna de París. Y así lo aclararon en el Prólogo del Manifiesto Comunista de junio de 1872. Ahí aclaran Marx y Engels: No tenemos derecho a modificar este libro (El Manifiesto), pero La Comuna ha demostrado sobre todo que la clase obrera no puede simplemente tomar posesión de la maquinaria estatal para sus propios fines, que tiene que destruirla. Es decir que Marx y Engels también vieron iluminado el camino por el que luchaban cuando se produce la Comuna de París, cuyo primer decreto, dicho sea de paso, fue suplantar el ejército permanente por el pueblo armado. Por eso el Che, hablando de este libro que comentamos dijo: “Frente a la gravedad de hoy El Estado y la Revolución es la fuente teórica, práctica, más clara y fecunda de la literatura marxista”. Eso dijo el Che. Yo quiero terminar con esto. Se han escuchado argumentos muy valiosos.
¿Cómo fue en Cuba? Porque no es que en Cuba los revolucionarios dijeron “permiso, señores, nosotros nos vamos a sentar acá”. No fue así. Bajó Fidel de la Sierra. Raúl había abierto el frente paralelo. Camilo había ocupado Camagüey. El Che y los que estaban luchando en Santa Clara se apropiaron de las armas del tren blindado que había mandado Batista. Con esas armas se armó el pueblo de Las Villas, y tomaron el cuartel… Y por eso Batista ‘se tomó el piróscafo’ y se rajó de Cuba. Hay pocos recuerdos de esto. 
En ese entonces, al regresar de Cuba –tuve la suerte de estar allí apenas triunfante la Revolución–, le explicaba esto al compañero Codovilla: El me insistía en la importancia de la clase obrera. Yo sabía que la clase obrera la dirigía el Partido. Decía, todo va a depender de la clase obrera. Yo le decía: “Compañero Victorio, en la Habana, el pueblo ya había ocupado todas las comisarías, todos los cuarteles. Y los dos grandes cuarteles de La Habana, La Cabaña donde fue el Che, y el otro donde fue Camilo, todo eso había sido ocupado por las tropas, y no había quedado un policía. 
Entonces esto que estamos conversando aquí tiene muchísima importancia porque las revoluciones triunfantes han demostrado eso. Como tuvo que hacer Lenin, entre febrero y la revolución de Octubre. Es decir que fue necesario destruir ese viejo Estado, que otros querían mantener vivo. Había que destruirlo para hacer triunfar el socialismo. Esa es nuestra misión, compañeros… Vivan las elecciones, que en vez de estar Anchorena al frente de un puesto en el gobierno va a estar un peón de Anchorena… Muy bien, extraordinario; pero así nosotros no vamos a destruir el Estado; así nosotros no vamos a conquistar el triunfo de la revolución nunca. Vamos a aprovechar todas las posibilidades mientras no haya posibilidades revolucionarias inmediatas. Pero nosotros vamos a seguir trabajando para destruir por la fuerza a este Estado, y hacer triunfar los ideales por los que nosotros luchamos.