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02 de octubre de 2010

A partir de la lucha agraria se dio un cambio fundamental, con la titular de la Asociación Madres de Plaza de Mayo pidiendo “mano dura”.

Hebe de Bonafini: un punto de inflexión

Hoy 1224 / Cómo dañar al movimiento democrático

A lo largo de la lucha agraria el gobierno fue implementando dispositivos represivos y un discurso mentiroso y encubridor. Uno de sus argumentos fue y es la acusación de golpismo y desestabilización dirigida a los miles de pequeños y medianos productores que son protagonistas de una histórica rebelión en defensa de sus derechos. No nos sorprende esta actitud del gobierno. En la lucha democrática antirrepresiva estamos acostumbrados a la mentira kirchnerista.
Desde hace años el gobierno pretende apropiarse de la lucha popular contra la impunidad desplegada durante más de 30 años, ha dividido el movimiento de derechos humanos y ha desarrollado un trabajo permanente de cooptación de organizaciones y militantes de ese sector.
Los Kirchner hicieron negocios durante la dictadura y convivieron sin dificultad alguna con los represores, convalidaron las privatizaciones de Menem, jamás participaron de la lucha por la aplicación de justicia a los genocidas. Durante su gobierno continuaron con la política de entrega de nuestros recursos naturales, reprimieron las luchas de trabajadores como docentes, petroleros, casino, Hospital Francés y tantas otras; mantienen en $ 150 los ingresos de los desocupados, hicieron sancionar la Ley Antiterrorista exigida por Bush, no han tomado ninguna medida práctica por la aparición con vida de Julio López y el castigo a los responsables de su secuestro.
Sin embargo el gobierno se presenta a sí mismo como “nacional y popular” y como “defensor de los derechos humanos”. Se llena de palabras y actúa desmintiendo su propio discurso.

Bonafini tiró por tierra su historia
En este contexto asistimos a la cooptación de algunas organizaciones de derechos humanos a través de mecanismos clientelistas y de privilegios, a contrapartida de apoyo político. En particular, con dolor vemos desde hace ya varios años, como la Asociación Madres de Plaza de Mayo ha abandonado su histórica posición de lucha e independencia respecto de los gobiernos, y se ha convertido en aliada fundamental del matrimonio K. Hechos gravísimos marcaron esa actitud. Basta mencionar los comentarios de Hebe cuando se produjo la desaparición de Julio López, sospechando de la veracidad de su desaparición, sus “inquietudes” y silencio posterior ante la sanción de la ley antiterrorista o la indiferencia ante los presos políticos petroleros de Las Heras, que ya llevan detenidos dos años y medio.
Pero no sólo esto. Las Madres, que siempre se habían negado a cobrar reparación económica, que incluso tenían el lema “cobrar la indemnización es prostituirse” con el cual condenaban implacablemente a familiares que no compartían esa posición, pasaron en estos años a recibir múltiples subsidios estatales y a ser empresarias de la construcción. Empresa en la que no tienen ningún inconveniente en hacer acuerdos con Gerardo Martínez o en asociarse con patoteros que han llegado a golpear violentamente a compañeros que reclamaban por el pago. Todos estos hechos nos fueron sorprendiendo una y otra vez. Pero, a pesar de las profundas diferencias fuimos cuidadosos en las expresiones públicas en relación a ellas. La historia nos pesaba, quizás la expectativa en un cambio de actitud a futuro.
Fue la lucha agraria la que marcó un verdadero punto de inflexión. Ya no se trataba de grandes desacuerdos, de ver con profunda preocupación sus manejos económicos y empresariales, de no comprender su alineamiento, su subordinación a un sector de las clases dominantes como el de los Kirchner. Encontramos a una Hebe que tiró por tierra con su historia, con la lucha democrática que encarnó en los momentos más difíciles.
Nos costó creer que fue Hebe Bonafini la que acudió a la justicia del sistema, a la que tantas veces denunciara; a la justicia que tiene miles de procesados por luchar, para denunciar a los dirigentes de la Comisión de Enlace de las entidades agrarias y a Alfredo de Angeli, pidiendo que se les apliquen penas que sólo pueden darse a partir de la Ley de Defensa de la Democracia o de la Ley Antiterrorista. Los acusó de “asociación ilícita”, de organizarse en grupos “articulados celularmente”, que utilizan “perversos métodos terroristas”. Típico lenguaje de las clases dominantes. Típico lenguaje de los represores. No conforme con ello exigió días después más represión: “cagarlos a palos y a gases”. ¡Hebe Bonafini en una actitud fascistizante, exigiendo represión para los que luchan! No menos grave como símbolo, fue la entrega del pañuelo blanco, emblema de la heroica lucha antidictatorial, a la presidenta.No reconocemos en la Hebe Bonafini de hoy a la indoblegable luchadora antidictatorial, a la Hebe de la rebeldía y de la defensa de las causas populares, de la coherencia política e ideológica.
A lo largo del tiempo hemos tenido con ella muchos acuerdos y algunas diferencias. Nuestro partido, que desde el golpe del ‘76 decidió quedarse en la Argentina y pelear contra la dictadura, acompañó y apoyó a las Madres en los más duros momentos, aún en los de mayor aislamiento. Reconocíamos en ellas la valiente avanzada de la resistencia y denuncia de la dictadura, junto a su firmeza frente a los sectores conciliadores. Posteriormente, a partir de los gobiernos constitucionales, hemos tenido desacuerdos pero siempre pusimos en primer lugar lo que nos unía y golpeamos juntos en numerosas oportunidades.

Un gran daño al movimiento democrático
Pero la situación de los últimos años y en particular su papel como promotora pública de la mano dura del kirchnerismo, ha cambiado la calidad de las diferencias. Hebe está produciendo un gran daño al movimiento democrático. Con sus manejos discrecionales del dinero y sus actitudes y amenazas, que generan el rechazo de amplios sectores populares, confunde e induce a que muchos vean al movimiento de derechos humanos, por extensión y por el lugar que ella ocupa, asociado a la política antipopular del gobierno y sospechado de corrupción. Más aún, sus expresiones alientan reacciones fascistas. Es difícil comprender y aceptar que Hebe, que fuera ejemplo para varias generaciones, haya asumido esta posición. Que haya renunciado a su vocación revolucionaria y se haya doblegado a las condiciones y a los proyectos del poder dominante. Verdaderamente es una gran pérdida para el pueblo.