El uso de la bandera roja por parte de los trabajadores tiene una rica historia.
Durante la Revolución Francesa de 1789, según algunos historiadores, la bandera roja fue usada primero por la Guardia Nacional como símbolo de la ley marcial durante una represión al sector jacobino, que fue tomada por estos en las barricadas para repudiar la represión que había causado varios muertos.
Ya en el siglo 19, aparecen las banderas rojas en manos de la clase obrera, tanto en Francia como en Inglaterra. En 1831, trabajadores de las minas de carbón de Gales del Sur marcharon hasta la ciudad de Merthyr en reclamo de “queso y pan”. Desataron una revuelta y mantuvieron el control de la ciudad por varios días, hasta que tropas del ejército inglés reprimieron a sangre y fuego. Sus insignias eran unas pancartas con panes ensangrentados, y banderas rojas.
En Francia, en 1830 se desató la que se conoce como Revolución de Julio, contra la monarquía absolutista de Carlos X. En ese proceso, los sectores obreros que encabezaron la insurrección de París de 1832 reclamando una república, enarbolaron la bandera roja.
El escritor francés Víctor Hugo, en su famosa obra Los Miserables, cuenta en un pasaje cómo el octogenario Mabeuf recogió del suelo una bandera roja y la hizo flamear arriba de una de las barricadas, aún a costa de su vida.
Ya en la Revolución de 1848 en Francia, que proclamó la Segunda República Francesa, cuenta Carlos Marx en La lucha de clases en Francia que “se planteó la elección de la enseña nacional. Los obreros revolucionarios de París exigían que fuese la bandera roja por ellos enarbolada durante la insurrección de junio de 1832. Los representantes de la burguesía insistían en que se eligiera la tricolor (azul, blanca y roja), que había sido la bandera de Francia durante la revolución burguesa de 1789 y el Imperio napoleónico… Finalmente, la elegida fue la tricolor. No obstante, al asta de la bandera se le añadió una escarapela roja”.
En el curso de esa revolución de 1848, los obreros de París protagonizaron una insurrección en junio, ante las medidas antipopulares de la Segunda República, que fue sangrientamente reprimida. Esta fue, según la describió Marx “la primera gran batalla entre las dos clases de la sociedad moderna”.
En la Comuna de París de 1871, el primer Estado creado por los obreros en la historia de la humanidad, la bandera roja fue su emblema. Como dijo Marx en La Guerra Civil en Francia: “Cuando la Comuna de París tomó en sus propias manos la dirección de la revolución; cuando, por primera vez en la historia, simples obreros se atrevieron a violar el privilegio gubernamental de sus «superiores naturales”… el viejo mundo se retorció en convulsiones de rabia ante el espectáculo de la Bandera Roja, símbolo de la República del Trabajo, ondeando sobre el Hôtel de Ville [Ayuntamiento de París]”.
La bandera roja fue adoptada como emblema por la Asociación Internacional de los Trabajadores fundada por Marx en 1863, y estuvo presente en gran cantidad de combates de clase en el mundo a medida que se desarrollaba el movimiento obrero en distintos países.
Ya en el siglo 20, la bandera roja fue portada por los revolucionarios encabezados por los bolcheviques en la revolución de 1905, que fue derrotada. Tras el triunfo de la Revolución Rusa en 1917, la bandera roja, con la hoz y el martillo como símbolo de la unión de los obreros y los campesinos, fue la insignia oficial de la naciente Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.
Tras el triunfo de la Revolución China en 1949, el naciente Estado democrático popular adoptó la bandera roja como insignia, agregándole una estrella de mayor tamaño, que simboliza al Partido Comunista de China, y cuatro estrellas menores rodeándola, que son las cuatro clases que conformaban ese Estado: los trabajadores, los campesinos, la pequeña burguesía urbana y la burguesía nacional, tal cual lo definió el líder de esta Revolución China, Mao Tsetung, en su obra Sobre la dictadura democrática popular, del 30 de junio de 1949: “En China, en la presente etapa, por pueblo se entiende a la clase obrera, el campesinado, la pequeña burguesía urbana y la burguesía nacional. Dirigidas por la clase obrera y el Partido Comunista, estas clases se unen, forman su propio Estado, eligen su propio gobierno y ejercen la dictadura sobre los lacayos del imperialismo, es decir, sobre la clase terrateniente y la clase capitalista burocrática, así como sobre sus representantes, los reaccionarios del Kuomintang y sus cómplices”.
En nuestro país, la bandera roja aparece en combates de los trabajadores ya a fines del siglo 19, y fue el estandarte de los partidos Socialista primero y Comunista después. Hay que decir que en varios momentos se contrapuso erróneamente a la bandera roja con la bandera argentina, por el uso de esta última que hacía la oligarquía en las represiones al auge revolucionario de la segunda década del siglo 20.
Esto fue estudiado en profundidad por nuestro querido camarada Otto Vargas, secretario general del PCR fallecido en el 2019, en el tomo 2 de su obra El marxismo y la revolución argentina. Esta contraposición, analizó Vargas, se dio “por la profunda incomprensión del tema nacional en un país semicolonial o dependiente” como el nuestro.
Sirva esta breve reseña, en estos tiempos del mundo conmovido por la pandemia y por las rebeliones de los pueblos contra los gobiernos y los imperialismos que tratan de descargar la crisis sobre sus espaldas, para reafirmar el camino de la necesaria revolución de liberación nacional y social que necesita nuestra Patria.
Escribe Germán Vidal
Hoy N° 1860 21/04/2021