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21 de mayo de 2025

Sin historia no hay futuro

Homenaje a Claudio Spiguel

El lunes 12 de mayo en la Sala Ernesto Sábato de la 49˚ Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, la revista La Marea y la librería Raíces organizaron un merecido homenaje al querido compañero Claudio Spiguel, historiador y miembro del Comité Central del PCR, donde estuvo al frente de su Comisión de Educación.

Participaron en la mesa Cristina Mateu, en representación de la revista, Rosa Marcone como su compañera de toda la vida y Pablo Volkind, historiador y colega de Claudio.

Cristina Mateu anunció la aparición del número 55 de la revista, pero advirtió que lo fundamental de la mesa sería dedicado al homenaje a Claudio Spiguel porque todos sus aportes resultan de suma utilidad para enfrentar estos tiempos difíciles e inciertos, contribuyendo a conocer el pasado, para entender el presente y proyectar el futuro que fue el título de la convocatoria. Destacó la participación de Claudio en la revista desde su primer número hace 30 años, aportando ideas, temas, autores, dictando cursos, charlas y presentaciones de los distintos números. Sus artículos sobre historia y cultura sobre coyunturas nacionales e internacionales incidían en los debates con fundamentación para ir “al hueso” o “al caracú” como solía decir. Anunció que se pueden releer sus textos en la página de la revista (www.revistalamarea.com.ar) y en el reciente libro publicado “Al hueso, aportes para el análisis de nuestra historia. La comprensión del presente y la proyección del futuro” de Editorial Prometeo. Se refirió a su preocupación por la “sed de historia popular” frente al “escamoteo de la historia de las clases dominantes”, advirtiendo sobre la ofensiva antihistórica que comenzábamos a vivir durante el gobierno de Macri. Al terminar pidió escuchar en la voz grabada de Claudio sus palabras sobre la memoria y la historia.

A continuación, Rosa Marcone agradeció a la Marea y a la librería Raíces, a los alumnos, colegas y camaradas presentes y dijo: “En función de cómo está armada la mesa, yo de alguna manera tengo que hablar del backstage, porque de la producción se ocuparán los compañeros historiadores”. Recordó que Claudio comenzó a trabajar como librero en una librería al lado de la oficina donde funcionaba la revista Los Libros, trabajo al que renunció por cuestiones de seguridad durante la dictadura militar, y agregó que mientras trabaja estudiaba Historia en Filosofía y Letras, carrera que eligió luego de pasar por otras facultades, siendo la carrera que le interesaba, lo convocaba y lo definía. Recordó que allí se conocieron, militando en el FAUDI (Frente de Agrupaciones Universitarias de Izquierda), rama universitaria del Partido Comunista Revolucionaria donde militó hasta sus últimos días. Por entonces, admirábamos su capacidad para contarte el contenido de un libro, que él decía que había adquirido por oficio. Trabajando en una de las primeras ediciones de la Feria del Libro, durante la dictadura, volviendo a su casa lo paran, lo revisan, le preguntan a dónde va y cuando le revisan el pantalón sacan un papel y leen “Del arte de la guerra”; él, con su estilo, comenzó a responder: “Del arte de la guerra”, siglo XVI escrito por Nicolás Maquiavelo… En esas situaciones el tema de los libros, la historia, la cultura estuvieron siempre presentes. Finalmente, Rosa Marcone dijo: “de su análisis de la vida social, la vida política, la vida cotidiana… me vuelve a maravillar como tenía siempre incorporado un pensamiento dialéctico… Siempre había dos partes, siempre había que mirar un aspecto la otra dimensión y, a su vez, poder definir qué era lo principal de las dos partes, dos aspectos. Y esto lo hacía cotidianamente, no solo en la ciencia, en las relaciones, en las amistades”, y reflexionó que en el día de hoy, si Claudio estuviera, “ese método, ese pensamiento nos hubiera esclarecido de muchas cosas”. Además, destacó que fue una persona siempre dedicada a los otros, a los amigos, alumnos, doctorandos, y todos los que lo conocieron rescatan su pasión y su humildad.

Pablo Volkind comenzó confesando que: “por una cosa u otra no pasa una semana sin que piense en Claudio” y que donde trabaja “tengo una foto de él con una frase que dice ‘lo concreto es concreto porque es la síntesis de múltiples determinaciones, por lo tanto la unidad de lo diverso’. Es una frase de Marx pero para mí es de Claudio”.  Para Claudio la historia no era una sucesión de hechos y batallas, por el contrario, estaba en permanente cambio, transformación y la dinámica de las sociedades era lo que la iba determinando.

Otro de los nudos fundamentales que preocupaban a Claudio, señaló Volkind –y que abordaba en la materia de Historia Social General que dictaba en Filosofía y Letras– retomando a Pierre Vilar decía que en la historia siempre sobre cada hecho hay dos puntos de vista contrapuestos y esos puntos de vista no son individuales sino sociales. Mientras que uno tiende a obturar conocer lo que sucedió y a legitimar el orden dominante, otro a la necesidad de buscar mejores condiciones para conocer, para entender y, por lo tanto, para transformar. Claudio siempre se posicionaba desde este lugar, el de los oprimidos, de los explotados, pensando siempre desde las preocupaciones del presente, en la inescindible relación entre pasado, presente y futuro. Era un militante, y la academia era solo para sostenerse con un sueldo todos los meses. No era doctor, pero dirigía doctorandos y era reconocido por la academia. Prefería ir a una escuelita, una charla con estudiantes, que ir a un congreso académico, recibir oropeles o coordinar una mesa en unas jornadas, y sufriendo ante las exigencias de informes y publicaciones académicas.

Un cuarto elemento fundamental en el trabajo de Claudio, complementa Volkind, es el papel que adjudica a la dependencia en los países latinoamericanos y cómo esta dependencia opera en estos países. Y citó Volkind: “la dependencia no es solo un factor externo” (porque dependemos del mercado externo, porque dependemos que vengan las inversiones o porque tengamos préstamos de capitales extranjeros) “la dependencia es un fenómeno externo y a la vez interno” y es interno porque para que esos capitales penetren tiene que haber “abrepuertas”. Él entendía que esa dependencia era externa e interna, se iniciaba en el plano económico y también en el plano político; daba como ejemplo cómo la relación con los chinos que comenzó con la exportación de soja, para luego, en el principal instituto de investigación en la Facultad de Ciencias Económicas se instalara el Instituto Confucio que depende de la Embajada China. Es decir, con esto señalaba que había un sector de las clases dominantes que se alían, entrelazan y se subordinan con diferentes capitales extranjeros y se convierten en sus socios internos, al que estudió como “la burguesía intermediaria”. Este análisis fue un gran aporte de Claudio, reivindicó Volkind, no solo en el plano económico, político, sino en el plano ideológico-cultural. Integraba todo, una película, la canción y también el acontecimiento, porque se sabía todas las cronologías de reyes y demás.

Pablo Volkind siguió agregando otros elementos sobre los aportes de Claudio, por ejemplo que cuando hablaba de los procesos de independencia en la cátedra de Historia Social General –pilar fundamental de la cátedra paralela más grande que tuvo Filosofía y Letras de 1983 para acá– hablando de los procesos de independencia de América Latina en el siglo XIX, decía en un teórico: “El rescate de las corrientes democráticas y el de las luchas populares en la conformación de las nuevas repúblicas latinoamericanas no se debe solamente a un problema de rescate cultural, político, ideológico o moral de esas luchas; repensar esas luchas es un problema de reconstrucción científica del pasado, a la vez, para entender que lo derrotado en tanto necesario vuelve a expresarse en las nuevas realidades”. Cuán necesario es para hoy este tipo de concepciones, con el triunfo de este gobierno y tanta gente desilusionada, con esa necesidad de “fingir demencia” para no pasarla mal. Este optimismo en la lucha, en lo que hemos sido, en lo que podemos ser y en que existan tipos como fue Claudio que piensan de este modo, alientan y ayudan a pensar. Concluyó dimensionando lo que significó Claudio para él: un maestro, un referente, un amigo.

Al cierre de la mesa los asistentes entre los que había alumnos, amigos, colegas, familiares, compañeros con sus cálidas anécdotas, recuerdos y reflexiones completaron el merecido homenaje a un gran compañero intelectual maoísta.

 

hoy N° 2060 21/05/2025