El 7 de diciembre asesinaban a Enrique Rusconi. Llegaban a su casa de Tolosa, a las 5 y media de la mañana, seis tipos en un Falcón gris que venían a secuestrarlo. En la casa estaban Enrique, su compañera Yiya, y sus hijas Ana de un año y Paula de 23 días. No les abrieron y empezaron a gritar llamando a los vecinos…
Como cada año, participó en su homenaje un numeroso contingente de compañeros y amigos con los claveles rojos. Acompañaron durante el acto miembros de la dirección nacional de la JCR y Clelia Iscaro del Comité Central del PCR.
Pronunciaron emotivas palabras la camarada Dorita por el PCR y Facundo por la dirección de la JCR zonal.
Nos quisieron meter el terror de la dictadura
Dorita hizo una introducción de cómo ella vivó aquellos años de su juventud cuando asesinaron a Enrique, cómo el Partido enfrentó a la dictadura, haciendo emocionar muchos de los presentes: “Hoy recuerdo las lágrimas de Marta y Raúl (padres del camarada Enrique), la entereza de Yiya para criar a sus nenas. Mi mamá Norma ya estaba en el Partido, trabajaba en el Swift. A partir del asesinato de Enrique, con mucha bronca y dolor salimos a volantear y a pintar perseguidos por la cana. En esas condiciones seguimos luchando en las fábricas y en el campo. El Nueva Hora, antecesor del hoy llegaba a Berisso en un carro a caballo que tenía mi hermano Jorge, y las compañeras del Swift lo entraban entre los pañales de sus hijitos.
“Al lado de mi casa, en el mismo pasillo estaba el mimeógrafo donde hacíamos los volantes. Yo ya estaba en la Juventud Obrera. Nos quisieron meter el terror de la dictadura con los milicos en las calles, en las casas, pero seguimos igual a pesar del miedo. Vino la heroica huelga del Swift, encabezada por el Partido, que fue semilla de triunfo.
“Han pasado 33 años, hoy más que nunca el ejemplo de Enrique nos marca el camino porque siguen sin resolverse las necesidades de millones en la Argentina”.
Levantar las banderas por las que pelearon
A su turno, el camarada Facundo de la Juventud señaló el momento crucial de Enrique cuando se enfrentó cara a cara con su enemigo, su enemigo de clase. “Fue donde Enrique definió su vida y su muerte. Se transformó de víctima en acusador; reconoció a uno y los enfrentó: ‘¡Ustedes no son policías. Si me van a matar, me van a matar acá, carajo! Ustedes son rusos, son rusos!”.
“Los más jóvenes no conocimos nuestros mártires en persona, pero este Partido nos enseñó su ejemplo, levantando las banderas por las que ellos pelearon y dieron su vida, por terminar con la explotación del hombre por el hombre.
“Constantemente, los de arriba intentan contarnos la historia que ellos escribieron. Se ensañan en deformar la realidad, nos quieren meter que toda esa lucha no sirvió para nada y que la realidad que vivimos tampoco se puede cambiar. Y por eso, alimentan el individualismo y el ‘salvate como puedas’, y cuando nos encontramos con las penurias propias de esta sociedad, la salida que nos ofrecen es la droga y el alcohol, el ‘hacé la tuya’. Ellos saben y conocen que con la rebeldía de los jóvenes, sumada a una orientación política revolucionaria, se puede llegar al poder y cambiar nuestras vidas”.
A continuación, el camarada Facundo invitó a los jóvenes a sumarse a las filas de la JCR, a formar parte del único Partido que pelea por la revolución “porque sin Partido de vanguardia no hay revolución posible, y sin teoría revolucionaria tampoco”. (discurso en Internet).