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30 de marzo de 2016

Este 24 de marzo fue doblemente emotivo para los compañeros del PCR; a 40 años del golpe genocida se pudo colocar una placa con el nombre de Manuel Guerra en el monumento de los desaparecidos que se levanta en la Plaza del Maestro en la ciudad capital.

Homenaje a Manuel Guerra

24 de marzo en Santiago del Estero

 
 
 Marchamos distintas fuerzas políticas que se unieron para conmemorar la fecha (PO, MST, Libres del Sur, PCR) reclamando justicia por los crímenes de ayer y de hoy, y “Fuera Obama de Argentina y los imperialismos de América Latina”. La placa fue descubierta de la mano de sus hermanas Lidia y Julia acompañados por otro camarada. 

 
 
 Marchamos distintas fuerzas políticas que se unieron para conmemorar la fecha (PO, MST, Libres del Sur, PCR) reclamando justicia por los crímenes de ayer y de hoy, y “Fuera Obama de Argentina y los imperialismos de América Latina”. La placa fue descubierta de la mano de sus hermanas Lidia y Julia acompañados por otro camarada. 
A la tremenda emoción de contar con parte de su familia, le sumamos la de poder leer la carta que nos mandaron su compañera, Teresita Castrillejo, y su hijo Facundo, que viven en Mendoza y que, como ellos mismos dijeron “Sentimos mucho no poder asistir pues vivimos en Mendoza y también aquí hacemos actos, vigilias, charlas, homenajes y marchas, donde llevamos su rostro sonriente en una pancarta junto a otros cientos de detenidos desaparecidos como él”.
Teresita y Facundo nos contaron trazos de la historia de Manuel, nacido en Frías “un 12 de abril de 1951, allí cursó su escuela primaria, jugó al fútbol, tuvo amigos y una familia ejemplar que lo sostuvo y le enseñó la dignidad del trabajo y lo formó como un hombre de bien”. Su ida muy joven, a los 17, a Córdoba, donde terminó la secundaria y en el 69 fue parte de la marea juvenil que protagonizó el Cordobazo “el Negro allí nace otra vez, porque él decía: yo soy hijo no sólo de Santiago sino también del Cordobazo”.
 La carta detalla la participación de Quebracho en la corriente clasista que empujaba René Salamanca, y su trabajo organizando la Comisión Juvenil del recuperado Smata de Córdoba. “Los compañeros lo recuerdan como un joven sencillo, de observar mucho y hablar poco, gran organizador. Por estas características es convocado por nuestro partido, el PCR, a fundar la organización juvenil como su secretario de Organización y se radica en Buenos Aires. Allí en 1973 nos conocimos primero como camaradas, relación que se transformó en amor y decidimos formar una familia”. 
Teresita cuenta sobre esos años “agitados, complejos, de grandes luchas y de enfrentar el golpe de estado que se preparaba. “En medio de esa situación, el optimismo y alegría natural del Negro, organizador también de locros santiagueños en competencia con los tucumanos, organizador también de mateadas y asados con guitarra, se plantó en la decisión: tendremos un niño aún en estas épocas, porque decía él, en toda época, aún en las más terribles, el hombre ama, canta o juega al futbol.
“La vida es fuerte y se abre paso… aún en épocas de muerte. Así fue que vino a nuestro mundo lo mejor que pudimos crear juntos: Facundo. Amó entrañablemente a ese pequeño ‘quebrachito colorado’ como él le decía, porque había salido blanqueado desde esa hermosa piel morena que tenía. Lo pudo disfrutar solo once meses, pero ha dejado en Facundo huellas imborrables, tanto es así que es asombroso como se parece a su padre por fuera y por dentro. 
“A pesar de nuestros cuidados, un fatídico día de 1 de noviembre del 77 es secuestrado a las 17.30 horas en la esquina de Las Heras y Pueyrredón de Capital Federal”.
El último tramo de la carta va contando la lucha por encontrar a Quebracho, la ligazón de Teresita con las Madres de Plaza de Mayo y el reclamo de que “A 40 años del golpe y a 9 de haber presentado una querella para que se haga justicia, no hemos logrado que su caso se eleve a juicio oral”. Y que en este camino se han dado pasos importantes, con los hallazgos en el centro de concentración El Atlético, dónde estuvo Guerra. Porque “Se necesitan dos testigos que prueben el paso de alguien por un Centro de Concentración. Los juicios, siendo un gran avance, tienen la forma de un delito común donde todo debe ser probado: en el terrorismo de estado se movieron con los detenidos vendados, los sobrevivientes no pueden probar la presencia de casi nadie”.
Y finalizan la emotiva carta Teresita y Facundo: “Por la memoria del santiagueño Quebracho, de Manuel Guerra, seguiremos luchando para que los docentes puedan vivir con un salario digno y se pueda dictar una educación de calidad en niños bien nutridos, sostenidos con padres con trabajos digno, con acceso a la salud pública de calidad, por acceso a la tierra para trabajarla o para vivienda. 
“Por todo eso, porque la lucha del Negro no fue en vano, porque nos alienta la alegría que él tenía, la confianza en su pueblo que él tenía y practicaba, porque miles de jóvenes toman a Quebracho como modelo de hombre nuevo, porque cientos llevan remeras con su cara y su nombre. 
“Y porque podrán cortar muchas flores pero nunca enterrar la primavera, es que decimos ¡Manuel Guerra presente! Ahora y siempre. Hasta la victoria siempre querido Quebracho santiagueño.
“PD: Negrito, tenés una nietita bella y pícara que se llama Violeta… Le vamos a contar mucho de vos”. n