Hace algunos días, la película Homo Argentum, protagonizada por Guillermo Francella y dirigida por Mariano Cohn y Gastón Duprat, fue un parteaguas en parte de la llamada opinión pública nacional. El 12 de agosto, Javier Milei, tras la cena en la quinta presidencial con diputados de La Libertad Avanza y del PRO, en la que buscó asegurarse votos para que no se anulen en el Congreso los vetos a las leyes de moratoria, aumento a las jubilaciones y de emergencia en discapacidad, el presidente cerró la noche con la proyección de Homo Argentum. La película, dos días después, tendría su estreno oficial en las salas de cine del país y ese mismo día pasaría a ser una nueva espada en la “batalla cultural” de Milei y sus amigos.
Parte del debate alrededor de la película, fue sobre la afirmación mentirosa que Javier Milei y otros hicieron acerca del financiamiento del film, ya que la productora de la película recibió el 12% del total de la inversión en la película, del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, que también aportó a otras producciones.
La principal discusión alrededor del audiovisual fue sobre la representación de nuestro “ser nacional”. La película tuvo en su estreno del 16 de agosto 76.000 espectadores y que al quinto día acumulaba 527.000, quedando entre las trece películas más vistas en el año y la cuarta con mejor “arranque” desde el punto de vista de la asistencia a las salas. El presidente y sus amigos la presentan como todo un éxito, que muestra en 16 breves relatos, versiones de lo que para Duprat y Cohn (pero también para Milei y sus amigos) son la representación del “argentino”. Para empezar, no hablan de “el argentino”, sino del “homo argentum”, como si fuese un ser de hace millones de años conservado hasta el presente, como un Homo Erectus, Homo Habilis, todas versiones preexistentes al homo sapiens que es el actual estadío de desarrollo humano. Por lo tanto, para los directores, “el argentino”, es inferior o anterior a lo establecido como “humano”.
Por otro lado, en la mayoría de los personajes que encarna Francella, la historia se cuenta desde hombres ricos, empresarios y exitosos, que se ven siempre como “víctimas” de personajes que buscan aprovecharse o sacar ventaja por estar en una situación de vulnerabilidad. Por lo que se ve en la película, para los directores, Milei y sus amigos, si una mujer sufre violencia de género, un chico pide plata para comer en la calle porque el sistema lo dejó afuera, si un cura organiza una olla popular y una misa, si un cineasta hace una película sobre un mundo marginado del cual no proviene, para estos “hombres ilustrados”, todos estos personajes están buscando ventaja y aprovecharse. Esto es lo que Milei llama Woke.
Además, la película insiste en distintos relatos en la idea meritocrática de “yo me lo gané con mi esfuerzo”, queriendo mostrar que personajes como Galperín o grandes empresarios y terratenientes se hicieron sus millones y propiedades desde ser emprendedores y no por haber sacado ventaja de la explotación ajena y de las propiedades heredadas de sus padres. Como bien sostuvo Otto Vargas en El marxismo y la revolución argentina II: “La cultura nacional se modeló en la matriz ideológica que forjó la aristocracia criolla. Una aristocracia “enferma de apariencia y acomodo”, como dijo Eduardo Wilde. Una aristocracia formada por “las familias decentes y pudientes, los apellidos tradicionales, esa especie de nobleza bonaerense pasablemente beata, sana, iletrada, muda, orgullosa, aburrida, honorable, rica y gorda”. Esa aristocracia criolla desde sus inicios, imitó lo europeo (…) y estableció una identidad nacional dependiente, para lo que afirmó la raíz atlantista (en oposición a la América andina que miraba al Pacífico), liberal, cosmopolita, de la Argentina del siglo XX”. Homo Argentum está modelada en esa matriz, aristocrática y perfumada ¿A quién sirve “Homo Argentum”? La película refuerza la política de las clases dominantes que están detrás de Milei. Ocultan la historia de lucha y de solidaridad que tiene el pueblo argentino y que nos identifica, y nos muestran como garcas y ventajeros. La película sirve a los de arriba y los de afuera.
Los comunistas revolucionarios impulsamos otra cultura, que se coloque desde el punto de vista de la clase obrera, los campesinos y el pueblo, una cultura que sirva al pueblo.
Escribe Enzo Mena
hoy N° 2074 27/08/2025