A raíz de la agresión que sufrió una médica endocrinóloga en hospital Santamarina, el doctor García Costa cuenta: “Al Santamarina le ha pasado de todo: hemos estado sin luz, sin agua, con inundación de residuos cloacales, pero lo más importante en este momento es el problema del recurso humano.
A raíz de la agresión que sufrió una médica endocrinóloga en hospital Santamarina, el doctor García Costa cuenta: “Al Santamarina le ha pasado de todo: hemos estado sin luz, sin agua, con inundación de residuos cloacales, pero lo más importante en este momento es el problema del recurso humano.
“Este hospital es expulsivo, de acá en el último tiempo se ha ido el 30 por ciento de los médicos, lo cual es muchísimo. Esto implica que no haya una guardia. Hoy viernes no hay un médico clínico, no hay traumatólogo. No quieren venir porque acá no se categoriza, no se gana lo mismo que en la provincia, no te ingresan a carrera. Cuando te toman, lo hacen con un contrato que al año ven si tenés el perfil; si no, no te renuevan el contrato: te vas a la calle y ni siquiera juntaste ese año de antigüedad.
“Por otro lado, cada tanto somos objeto de zona liberada y de ataques al hospital donde la gente hace cualquier desmán y nadie hace nada. Lo último fue el ataque a la doctora Stella Maris Gilabert: recibió una golpiza, hubo apretadas a los pediatras, situación que los hace enfrentar a la familia directamente. Hay nueve profesionales que están con ART, hay personal que no va a volver al hospital porque no gana lo que le corresponde, no tienen seguridad. Acá las personas que son víctimas son sumariadas… en ese contexto, la gente no vuelve, se va a otro lugar. Acá hay 25 camas de pediatría donde no se puede llevar adelante la sala, entonces la internación es mínima y a todo paciente que se lo interna, automáticamente se le pide la derivación porque no hay personal para manejar la sala.
“La guardia hace su horario, entonces ahí se ve: el 95% se vuelve a su casa, y un 5% por ahí queda internado. Ese internado queda en el servicio de pediatría y ahí todos los días a las 8 de la mañana ingresan los médicos de planta que son los que siguen el caso hasta que se le da el alta al paciente o no.
“En este hospital hay varios servicios que están funcionando mal, uno de ellos es Pediatría que ya no se lo puede manejar, Clínica Médica tiene solo dos médicos que están ya para jubilarse. Esta situación repercute directamente en la guardia.
Sin médicos para tanta demanda
“La oferta de médicos en la provincia es muy baja, entonces en este momento se pueden hacer hospitales preciosos pero vacíos, que no van a tener planteles médicos. Hay especialidades que son muy críticas, como terapia, neonatología, médicos de guardia. Aproximadamente el 30 por ciento de los cargos de residencia, que es el lugar donde un médico va a formarse, quedan vacíos. Antes, daban 3.000 para ocho cargos.
“En una guardia vos no sabés si salís vivo; hay muchísima violencia, todos los elementos violentos de la zona vienen a parar acá. Trabajamos con apuñalados, baleados. Viene un tipo con cinco balazos y tenemos un problema grande. Estas cosas desalientan muchísimo. Por otro lado, un médico que cumple su especialidad gana el salario mínimo.
“Venir y enfrentar esa violencia, saber que podés comerte un juicio que te va a dejar en la calle, que vas a ganar un magro sueldo y que tus posibilidades de crecer son bajas, desalienta. Esto no es de ahora, viene sucediendo desde hace mucho tiempo.
“Yo lo único que veo que se hacen edificios lindos. Nada más. El Ballestrini, que tiene más de seis años, y seis inauguraciones, todavía no funciona el 30% de su capacidad.
“Hay hospitales como el de Cañuelas, gigante, yo no sé quién va a ir a trabajar a ese hospital. Va a haber gente que va a tener que viajar hasta ahí, para hacer eso te tiene que convenir. El médico tiene que vivir, mandar al chico al colegio, comer, de alguna manera eso va a tener que cambiar.
“El privado también tiene problemas para conseguir médicos de guardia. Hay privados que pagan la guardia por anticipado y en efectivo para incentivar a los médicos que vengan”.
—Me acuerdo del conflicto en Medicina de La Plata porque sobraban médicos…
—Yo estoy hace 32 años en este hospital. Durante los primeros 15, te podía decir quién ocupaba cada cargo de guardia de cada día de toda la semana porque esos tipos llevaban en el cargo diez años. Había que esperar un concurso para poder ingresar y éramos un montón. Hoy hay concursos que quedan desiertos. El Santamarina tiene 120 camas, para casi 100 mil habitantes. Hoy tiene 380 mil habitantes y tenemos la misma cantidad de camas. No tenemos mamógrafo, ni tomógrafo, ejercemos una medicina atrasada en 30 años. Esto repercute en el paciente. Si seguimos de esta forma nos vamos a quedar sin guardias. Entonces ahí, cuando el paciente viene con un problema agudo, encuentra que no hay nadie, que no tiene ningún amparo y eso también genera violencia. El tema es que nadie le exige al Ejecutivo que ponga las cosas donde tenga que ponerlas.
—¿Y cómo fue lo del ataque a la doctora?
—Fue gente incitada desde algún lugar, los dos casos fueron por pacientes totalmente diferentes. En determinado horario ingresaron de forma separada y pintaron las paredes, rompieron vidrios. Yo entiendo el dolor de una familia que pierde un ser querido, que quiera justicia, saber qué pasó… ahora si vos desde el mismo Ejecutivo fogoneás ese tipo de cosas…
Esos días que el hospital estuvo sin funcionar había un montón de gente que necesitaba ser atendida… hasta en la guerra se respetan los hospitales. Nadie tiene inconveniente en dar historia clínica, que se hagan las denuncias que correspondan, pero si vamos a destrozar el hospital cada vez que hay un muerto… La otra vez vinieron gitanos con un familiar, media hora de viaje, llegó el paciente casi muerto. Cuando le avisaron que había fallecido rompieron todo. Cada vez que muere alguien te rompen todo. Lamentablemente vamos a terminar encerrados en una jaula para poder atender.
Nosotros queremos el hospital público, gratuito y en condiciones para brindarle a la gente una atención como corresponde. La salud de arriba para abajo se ve como un gasto. Esto es lo que choca con la realidad. Y desgraciadamente cada vez tenemos menos médicos, menos especialistas, nadie invierte diez años para esto.
La médica que fue atacada está dentro de la Asociación de Profesionales, que tiene en este momento una disputa con la dirección. A esa doctora el directorio le va a hacer un sumario porque la acusan de que provocó, cuando lo único que dijo fue: “protesten todo lo que quieran, pero no rompan el hospital que también es de ustedes”. Cuando salió le dieron una paliza.
—¿Hay una ley sobre cuántos médicos debe haber en un hospital?
—No hay una ley que obligue a una cantidad de médicos. Pero si tenés una demanda altísima, tenés que generar las condiciones para tomar toda la oferta que puedas para hacerle frente a la demanda. Si no, estás en el horno. Acá a la oferta le hacen sumario, no le pagan, no recategorizan, persiguen y se van.
Existe una ley provincial de carrera médica, la 10.471, una ley con la cual se garantiza a través de los concursos: hace un punteo de qué sabés vos, qué especialidad tenés, cuánto te actualizaste, todo eso tiene un valor determinado. Eso hace que quede el tipo con mayor preparación. Así vas ascendiendo. Eso en este hospital no pasa. El Concejo Deliberante saca 30 cargos, los pasa a transitorios, con este contrato. No sé qué va a pasar con los otros cargos que se van a ir jubilando; si no, van a terminar en el mismo camino. Después se utiliza esa precariedad laboral para forzar cualquier tipo de cosa. Por ejemplo a mí por persecución sindical me sacaron de otra guardia y a un chico que tenía uno de esos contratos le dijeron que si no se hacía cargo de esa guardiano le iban a renovar el contrato… A una enfermera madre, la aprietan: “mirá que vos sos contratada, vos vivís de este sueldo, pensá bien lo que vas a contestar”.
—¿Cómo es la relación con el Sindicato?
—La gente del sindicato sufre la misma penuria que nosotros, es decir no los pasan a planta per- manente, les pagan sueldo de hambre, son agredidos cuando ocurre una muerte. Estamos los médicos y el personal en la misma lucha porque nos pasan las mismas cosas.
Comprar aparatos nuevos es muy lindo mientras del otro lado haya un operador que lo haga funcionar. Vos podes tener el hospital lindo pero sin nadie. Cuando yo voy a la Cicop vemos que es un problema en todos los hospitales de la provincia. La mayoría de las famosas UPA no tiene personal. La neonatología del Fiorito prácticamente no está funcionando. Nuestro desafío es hacer pensar a la gente sobre la importancia del hospital antes de que lo necesite. Acá entran diez pacientes con traumatismo de cráneo por fin de semana, de los cuales cuatro o cinco tienen pérdida de conocimiento… Se necesita un traumatólogo, un neurólogo, un neurocirujano, una tomografía de inmediato.
Acá tomógrafo no hay, tenés que cargarlo en la ambulancia y llevarlo. El número de camas no nos alcanza, no hay respiradores.
Nosotros hemos hecho asambleas multitudinarias. Hay muchos servicios que saben que no van a poder seguir funcionado de esta forma. Ayer hicimos un paro de toda la provincia por el conflicto del Santamarina… y esto no cambia de un día para otro, la formación de especialistas demora diez años, cinco ponele que lleva revertir, si se decide, pero no se decidió. Un sinceramiento de cuántas camas se necesitan. Este es el peor momento que vi del hospital público.