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02 de octubre de 2010

La política kirchnerista agrava la crisis y la descarga sobre el pueblo. Con la unidad para la lucha en las multisectoriales hay que torcerle el brazo.

Imponer un plan antiKrisis

Hoy 1242

1. La mayor crisis de la historia
El carácter explotador del sistema capitalista imperialista se revela, en toda su podredumbre, en las crisis. Y esta crisis económica mundial que nos castiga es la peor de la historia. Sus consecuencias y perspectivas son inimaginables, aunque ya está a la vista su profundidad, y que será muy prolongada (ver reportaje a Otto Vargas, pág. 3).
Monopolios imperialistas gigantescos están quebrados. Como General Motors, Ford y Chrysler. Para no derrumbarse y provocar un "efecto dominó" sobre la industria norteamericana, le están pidiendo 50.000 millones de dólares a "su Estado". El presidente electo, Obama, ya está intercediendo por ellas.
La política kirchnerista reforzó la dependencia, con la extranjerización de la industria y la tierra, y al profundizar el latifundio y la sojización agraria. Debilitó al país frente a la crisis económica mundial.
Los Kirchner se ilusionaron con estar a salvo de la crisis atados al mercado chino. Hoy deben escuchar al premier de ese país, Wen Jiabao sincerar que "este año sería el más difícil que la mente humana pueda recordar" (La Nación, 10/11). Como buenos imperialistas, el gobierno chino empujó la baja de la soja a la mitad de su precio de unos meses atrás, y anunció planes para el aumento de su producción sojera.
La otra ilusión de los Kirchner fueron las exportaciones de las automotrices imperialistas que hoy están sacudidas por el tsunami de la crisis. El "salvataje" que esas empresas negocian en "sus Estados" no incluye, como se ve en la General Motors y la Chrysler, a los 70.000 trabajadores de esos monopolios que están en listas de despidos en todo el mundo, incluso ya 435 en la Argentina. Además, gran parte de las exportaciones de las automotrices radicadas en la Argentina van a Brasil o España, que están en la lona.
Las automotrices son la punta de un hilo que arrastra a las autopartistas metalúrgicas, al plástico, etc.; así como las empresas de la construcción arrastran a las cementeras y a las acerías, que también están golpeadas por el bajón de las automotrices y la caída del precio del petróleo. Se podría seguir con esta cadena, en la que el tsunami de la crisis es vertiginoso.

2. Los K agravan la crisis
Igualmente vertiginoso es el agravamiento de la crisis social. La pobreza castiga a 11,5 millones de personas, uno de cada tres argentinos. Cada mes la política K empuja a la pobreza a 100.000 personas. Desde hace 18 meses el aumento de los precios le viene ganando la carrera a los salarios (La Nación, 10/11). Y ahora los despidos, suspensiones y eliminación de horas extras aceleran "la creación" de nuevos pobres. El consumo de carne cayó casi un 20%.
Para el kirchnerismo el problema no es la crisis social, la producción y el mercado interno. El supuesto "plan" de obras públicas que está anunciando es solo el reinicio de algunas de las obras que ha paralizado desde comienzos de este año. Y como no piensa en la producción sino en las elecciones, por ahora hace "anuncios" y "guarda la platita" para el año que viene.
Lo que le importa al gobierno es "la caja K". Fracasado su intento de aumentar las retenciones al agro, armó todo para el "manotazo" de los aportes de los jubilados a las AFJP, con lo que cree que podrá resolver las elecciones del año que viene, los vencimientos de deuda pública, y sus negocios. Pero la velocidad de la crisis mundial amenaza con desbordarlo.
El IndeK trucha ahora el crecimiento de la economía. Del 8% que venía, en agostó se desaceleró al 3,5% "según técnicos del Indec", pero "Moreno ordenó publicar el 6,5%". Cada punto menos en el crecimiento del país, o cada punto que baje el precio de las exportaciones argentinas "recorta" $ 15.000 millones a los ingresos fiscales calculados por el gobierno. "Es decir, lo que trae la incautación (de los aportes de los jubilados) es mucho menos que lo que se lleva la recesión. Por lo tanto el default sigue estando a la vuelta de la esquina" (La Nación, 10/11).
La fuga de capitales es infernal: en lo que va del año "se fueron" 18.700 millones de dólares. Para frenar otra fuga, la de depósitos bancarios, suben las tasas de interés a niveles imposibles para la producción, pese a lo cual no logran frenar la corrida hacia el dólar. Ante los controles para la compra de divisas, se expande el mercado negro con un dólar a $ 4,10.

3. Un plan anticrisis
La política kirchnerista agrava la crisis y la descarga sobre las espaldas de los trabajadores y el pueblo. Es como la del menemismo, en los 90, que llevó a la quiebra de 100.000 chacareros. Y como la de Menem y De la Rúa, que llevaron a la desocupación y el hambre, y la ruina de la industria nacional.
Hay que torcerle el brazo a esa política, imponiendo un plan anticrisis que vuelque todos los recursos del país a resolver la emergencia social, garantice la producción nacional, y proteja y estimule el mercado interno (ver 10 puntos).
Al revés de lo que hacen los Kirchner, no hay que gastar ni un dólar en el pago de una deuda pública fraudulenta, usuraria y odiosa. No hay que permitir que salga del país ni un solo dólar. Hay que obligar a patronales, terratenientes y pules, a reinvertir en la producción las ganancias fabulosas que tuvieron y pagar impuestos de acuerdo al tamaño de sus ganancias y fortunas. Para esto hay que tomar todas las medidas necesarias, impositivas, financieras y aduaneras.
Al revés de lo que hacen los Kirchner, hay que eliminar el IVA de la canasta familiar básica y congelar sus precios.
Al revés de lo que sostienen los Kirchner y Moyano, hay que garantizar aumentos de salarios, jubilaciones y planes sociales, y un doble aguinaldo: todo ese dinero iría a parar al mercado interno, estimulando la producción.
Hay que imponer la prohibición de despidos. Fábrica que la patronal cierre, los trabajadores la ponen en producción y el Estado garantiza el fondo de trabajo.
Hay que duplicar los presupuestos de salud y educación
, para aumentar los salarios de estatales y docentes, frenar las enfermedades que crecen en la crisis y parar la deserción en la educación.
Hay que garantizar precios sostén en origen para los campesinos pobres y medios, sin retenciones, y que éstas sean progresivas para las grandes explotaciones.
Hay que aumentar la coparticipación a las provincias
y devolverles lo que les quitaron con la privatización de las jubilaciones.
El gobierno tiene que invertir miles de millones de pesos en la producción: un plan de un millón de viviendas populares, un plan de un millón de chacras, o comunidades, nacionalizando la tierra extranjerizada, para los campesinos pobres, pueblos originarios y la juventud agraria.

4. El ejemplo de General Motors
Hay una oleada de luchas contra los despidos. El ejemplo lo vienen dando los trabajadores mecánicos. Los de General Motors, unidos en asambleas, con dos días de "permanencia" en la fábrica, la amenaza de su ocupación, y marchas, están en una pulseada que viene frenando la prepotencia patronal y obligaron al gobierno a jugar. Los de las concesionarias y de las terminales se movilizaron el lunes (ver nota).
Hay luchas de los estatales, unidos como en La Pampa y en Mendoza, de los trabajadores de la salud en varios lugares, y de los docentes como en la Capital Federal y Santiago del Estero.
La CCC, con los desocupados y jubilados a la cabeza de un frente unitario, viene llevando adelante un plan de lucha por la emergencia social, y se movilizaron contra el presupuesto kirchnerista y por la reestatización de las AFJP garantizando que los aportes de los trabajadores vayan para las jubilaciones y pensiones. (Digamos de paso, que el PO, en su política funcional al kirchnerismo, ve en el proyecto de CK para las AFJP un contenido "anticapitalista").
Están encendidas y "calientes" las brasas de la rebelión chacarera. La lucha masiva de los estudiantes, junto a los docentes por sus salarios, debe parar la deserción estudiantil que provoca la crisis.

Multisectoriales, jornadas y paros
No es bueno entrar en el juego kirchnerista de adelantar la pelea electoral. Falta un año, en el que el país puede derrumbarse, para el pueblo, si no se frena esta política K.
En cada localidad, zona, o región, alrededor de cada fábrica en lucha, hay que unir en multisectoriales y otras formas de coordinación los reclamos de los ocupados, desocupados, mayores, mujeres, jóvenes, estudiantes, pequeños y medianos chacareros y comerciantes, pymes, etc. Es posible hacer acuerdos unitarios, para la confluencia en la lucha, con amplios sectores peronistas, socialistas, radicales, católicos y de otros credos, y demás fuerzas populares, patrióticas y democráticas. Y también, como se vio en la rebelión agraria, golpear juntos por puntos concretos con muchas fuerzas, aprovechando la agudización de las contradicciones entre los de arriba.
Hay condiciones para jornadas de lucha locales o regionales por medidas concretas contra la crisis, en las que se vaya forjando la unidad de esas multisectoriales. Y que se vayan creando las condiciones para un paro nacional activo obrero, estudiantil, campesino y popular, con cortes de ruta en todo el país, con asambleas populares en las rutas, que le tuerzan el brazo a esta política kirchnerista y le hagan pagar la crisis a Cargill, Bunge, Repsol, Pan American, General Motors, Ford, Toyota, Peugeot, Renault, Fiat, Telefónica, Telecom, Ledesma, Benetton, Techint, Elztain, Soros, Urquía, Los Grobo, etc.