En el Gran Rosario crecen las suspensiones y despidos. Ya no basta con los retiros “voluntarios” obligados. No se espera a que pase octubre para el ajuste, que todos dicen que es lo que se viene, y que los principales candidatos no se molestan en desmentir.
En el Gran Rosario crecen las suspensiones y despidos. Ya no basta con los retiros “voluntarios” obligados. No se espera a que pase octubre para el ajuste, que todos dicen que es lo que se viene, y que los principales candidatos no se molestan en desmentir.
Todos son “particulares”. Los 12 despidos de Acindar y los de GM parecen tener un objetivo de tantear la capacidad de respuesta de los trabajadores frente al ajuste. En el caso de GM se agrega la suspensión de todos los lunes de setiembre, lo que significa la reducción de más de 1.500 autos producidos y la culpa… “es de Brasil”.
Otros despidos dicen que eran “esperables” como los 100 despidos de Helados Panda que agoniza desde hace bastante tiempo. O como los 170 despidos anunciados en Paraná Metal ya con preaviso, que ha venido subsistiendo gracias a los generosos subsidios que se otorgan a Cristóbal López, dueño de la fábrica.
Pero Ultra Petrol, fabricante de barcazas, redujo en más de 100 su personal. Y Vasalli de Firmat, pionera de las metalmecánicas, subsiste con suspensiones periódicas.
Más allá, en Rafaela crecen las suspensiones en la industria metalúrgica y muchos pequeños tamberos cierran sus establecimientos.
Dicen que no es una oleada, pero se le parece bastante. No es en todas las ramas, pero sí en muchas.
La soja no sube y las nubes de Brasil y China no desaparecen y van subiendo los tonos de negro.
La resistencia a los despidos y suspensiones de ahora, y rodearlas de la mayor solidaridad posible es la mejor manera de prepararse para el ajuste que todos alegremente anuncian para después de octubre, total los sufrimientos los van a pagar la clase obrera y el pueblo.