Ana Edwin tuvo que renunciar a su puesto de directora “interventora” del Indec. Aunque ya está en edad de jubilarse (mientras a muchos compañeros les llega la jubilación compulsiva) es recompensada con otro puesto en el Estado -de menos envergadura-, directora del INAP. Advertimos a los trabajadores del organismo que esta funcionaria, hoy soldado del kirchnerismo, fue el brazo derecho del menemismo en el Indec y desde su puesto como directora de Recursos Humanos, implementó como nadie la flexibilización laboral mientras los trabajadores la resistíamos en los 90.
¿Y qué pasa en el Indec? Con todo este prontuario somos muchos los trabajadores que nos alegramos de no contar con ella en nuestro organismo. Su lugar de poder lo utilizó también para dar premios y castigos para amigos y familiares o entenados. Un día nombraba a su hija con categoría A y al día siguiente echaba o iniciaba sumarios absurdos a trabajadores porque asistían a los abrazos.
Pero sabemos que quienes quedan nos son mejores. Norberto Itzcovich fue, al igual que la señora, quien llevó adelante cada política de la intervención, mintiendo al pueblo trabajador y persiguiendo a quienes desde hace casi ocho años enfrentamos la mentira. Aunque en sus inicios fue uno de los que firmó contra la intervención, rápidamente se pasó de vereda (por la plata baila el mono). Con él quedan la totalidad de los funcionarios afines a este “reinado”, muchos de los cuales -como José Luís Blanco- utilizan su investidura de funcionario para arremeter contra quienes piensen distinto, comandando la patota que sigue enquistada en el Indec. La misma que apenas hace unos días reapareció en el Ministerio de Economía queriendo amedrentar a los trabajadores en ese organismo. Patota que también salió nuevamente a la luz, cuando la droga y los barras bravas volvieron a ser noticia.
Hasta que se vayan todos ellos, no hay normalización en el Indec. Tampoco la habrá si no cambian las condiciones contractuales y salariales de los trabajadores del Instituto, la persecución gremial y política.
Una de las últimas decisiones de Edwin antes que tuvieran que removerla del Instituto, fue negar el pase a Resolución 48 a uno de nuestros compañeros con años de contrato en locación y ordenar las jubilaciones compulsivas a los trabajadores que no eran de su agrado.
Exigimos: fuera toda la intervención y su patota. Ni despidos, ni desplazamientos, ni jubilaciones compulsivas. Pase a planta permanente de los contratados. Que vuelvan todos los compañeros despedidos u obligados a renunciar.