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31 de julio de 2024

Brutal caída del salario real

Inflación, ajuste y casta ¿Quién paga la crisis?

El poder de compra del salario mínimo, vital y móvil registró una abrupta caída desde que asumió Milei. Es el más bajo de los últimos 30 años y hasta junio solo alcanzaba para cubrir el 56.8% de la canasta básica de alimentos para una familia.

Según un informe reciente publicado por el Centro de Investigación y Formación de la República Argentina, perteneciente a la CTA de los trabajadores, el salario mínimo, vital y móvil registró una brutal caída desde la asunción de Milei.

Hasta el reciente aumento, el salario mínimo ascendía a $234.215 y tenía un poder de compra 32,1% menor al que tenía en noviembre del año pasado. Ahora, luego del incremento por decreto que no contó con el consenso de las centrales sindicales alcanzó los $254.231.

De esta forma, el valor del salario mínimo es el menor de los últimos 30 años ubicándose, incluso, por debajo de los valores vigentes durante la mayor parte de la década del 90 cuando este instrumento, tal como está sucediendo hoy, había perdido su rol como piso salarial.

Según el mismo informe, hasta junio el salario mínimo solo alcanzaba a cubrir el 56.8% de la canasta básica de alimentos que define la línea de indigencia para una familia tipo y el 25.6% de la canasta de pobreza. Este retroceso del salario mínimo en relación con las líneas de pobreza e indigencia solo es comparable a la situación que había durante la crisis de final de la convertibilidad entre 2001 y 2002.

La canasta básica alimentaria es un indicador de precios al consumidor realizado por el Indec que se compone de los insumos indispensables para satisfacer las necesidades básicas de una familia integrada por dos adultos y dos menores. En lo que va del año este indicador aumentó un 63,3%.

Sin embargo, tomando este relevamiento para el GBA, de diciembre pasado a junio muchos productos de la canasta pasaron a costar el doble o más: El litro de leche paso de costar $614 a $1355, el kilo de harina $492 a $828, el aceite de litro y medio $1993 a $2933 y el kilo de pan de $1534 a $2957. Por lo tanto, si incluimos el traslado a los precios de la gigantesca devaluación que realizó Milei ni bien asumió el gobierno podemos percibir con claridad la profunda caída del salario mínimo.

Es que de noviembre a la fecha la inflación acumulada fue en torno al 136%, en tanto que el aumento del SMVM fue solo del 60%. Una pérdida real de prácticamente un tercio del mismo.

Al hablar de la inflación, Horacio Ciafardini afirmaba que “no se trata simplemente de una tendencia generalizada de los precios a aumentar, sino de una tendencia de los precios a aumentar de manera despareja. Por eso se dice que varían los precios relativos”.

Dos ejemplos serán útiles para entender ambas tendencias. En noviembre de 2006 un trabajador que cobraba el SMVM podía comprar 372 litros de leche, en julio del 2013 el salario mínimo le alcanzaba para comprar 335 litros. En diciembre pasado, antes de la devaluación, podía comprar 268 litros, mientras que en junio de este año solo le alcanza para 173 litros. De esta forma, medida en litros de leche, se percibe una tendencia generalizada al alza de los precios y, por lo tanto, una sistemática caída del poder de compra que se profundizó abruptamente luego de la asunción de Milei.

Pero, además, como el alza de los precios es desproporcionada, esta situación se complejiza si comparamos precios de distintos productos. En diciembre del 2023 el precio de un litro de leche y de un litro de nafta en la ciudad de Buenos Aires era similar. La leche valía $543 mientras que la nafta $553. En junio de este año la leche paso a valer $1269.29 y la nafta $905. El incremento del precio de la leche ronda el 233% y el de la nafta el 163%, mientras que en el mismo periodo la inflación fue del 136%. Esta desproporción en el incremento, cuando afecta a los productos de primera necesidad, golpea más descarnadamente a los sectores populares al tiempo que genera una redistribución del ingreso a favor de los terratenientes y del capital monopólico.

Pese a la parafernalia retórica que rodea al descalabrado gobierno de Milei, los últimos no serán los primeros. Empieza a quedar claro, luego de poco más de 6 meses de gobierno, que el costoso ajuste que Milei lleva a cabo no lo está pagando la “casta”, sino que lo están pagando los sectores más pobres de nuestra sociedad.

Lejos de la apariencia que Milei trata de transmitir, la esencia de su gobierno es esta: beneficiar de todas las maneras posibles a los monopolios, los terratenientes y los imperialismos que se disputan nuestro país a costa del sufrimiento de millones de argentinos y argentinas.

Escribe Camilo Sánchez

hoy N° 2020 31/07/2024