Sobre la inflación el presidente Fernández dijo que son los especuladores del agro y el comercio. En principio tiene razón, pero para el sistema económico vigente especular no está mal, el capitalismo lo lleva en su ADN, no es una cuestión de moral, hace a la esencia del sistema económico en que vivimos: ganar más hace a su ley fundamental, no existe capitalismo bueno que en época de crisis sanitaria, social y económica deje de hacerlo.
Martín Guzmán asegura que “se debe a desequilibrios macroeconómicos, hay que equilibrar el déficit fiscal y reducir la emisión” y esto le valió el aplauso de los grandes empresarios. Lo que no dice el ministro es que el gasto y déficit fiscal tiene como principal componente la emisión para pagar los intereses de la Leliq que le da súper ganancias al capital financiero.
La inflación en Argentina encuentra su origen en varios aspectos. Actúa la concentración económica de mercados claves, los ajustes tarifarios, en ellos la energía y el precio de la nafta, la puja distributiva, o sea cuánto de las ganancias va a los salarios, los precios externos de los bienes primarios, las expectativas de futura inflación, los desequilibrios productivos, las tasas de interés en el mundo, el ciclo económico, la estacionalidad y los problemas climáticos, la deuda externa y su necesidad de dólares para pagarla, etc.
En la Argentina hay dos que son principales: Uno que es inconcebible que no pueda resolverse, es la presión de los grandes terratenientes y multinacionales agro exportadores, que igualan los precios internacionales de bienes de exportación con los precios internos. Por ejemplo, aumentó el precio internacional del maíz y en Argentina aumentó el precio de las carnes. O sea le venden al productor de pollo o de cerdos el maíz al mismo precio que el internacional, aumentando sus costos. Lo mismo con la soja, el trigo, los aceites, los cortes de carnes, etc. Por ello es imprescindible desacoplar los precios internos de los internacionales. No se les pone coto firme porque esos sectores de gran poder tienen fuerza política desestabilizadora. Lo mejor sería recrear la Junta Nacional de Carnes y de Cereales donde el gobierno maneje los precios, como existió en la primera presidencia de Perón.
El segundo aspecto, tan importante como el primero, es la concentración y extranjerización de la producción de bienes y servicios. Y esto no es un slogan, sino una realidad acuciante.
Determinar la cadena de costos de los productos a los que accedemos el conjunto de la población es tarea esencial para determinar la madre del borrego. Quiénes son las empresas que componen ese costo. Y en cada una de ellas establecer una tasa de ganancia libre de gastos que le permita tener una tasa de inversión razonable. Actualmente la estrategia de rentabilidad que tienen dichas empresas es absolutamente desmesurada. En economías monopolizadas como la Argentina, no existe la ley de la oferta y la demanda, que si un precio es muy alto no hay demanda. Los bienes (la leche, los fideos, la yerba etc.) y servicios (como la luz, el gas, el boleto), se siguen demandando aún cuando suban sus precios, sólo en caso de muy bajos ingresos o de muy altos precios puede haber alguna reacción de la demanda, pero nunca vimos bajar los precios ¿verdad? En economía política esto se llama demanda inelástica.
Pongamos algunos nombres a los monopolios, por ejemplo los envases de plástico que son componente de un sinfín de productos, la empresa Dow tiene participación en las principales petroquímicas y maneja el insumo básico del plástico. Esta posición dominante en el mercado lleva a la desvinculación entre precios y costos, o dicho en criollo el precio no tiene nada que ver con sus costos, lo pone el que tiene el mango de la sartén. Transener que maneja Edenor, Pampa Energía de Marcelo Mindlin, el amigo de Macri, maneja el precio de la electricidad y tiene el 95% de la conducción de alta tensión ¿Y quién es Transener? Es Pampa Energía, que pertenece al holding que comanda Marcelo Mindlin y donde también está el grupo Tavistock de Joe Lewis.
En el caso de las empresas que tienen sus propios generadores, incide el precio del gasoil, que también usan los camiones, no olvidemos que si bien YPF es 51 por ciento estatal, en los hechos está manejada por ese otro 49 por ciento que es capital privado imperialista. Este costo es importante en el transporte de las mercancías que llegan a nuestros hogares. La revitalización de las vías férreas, sería un aporte a la baja de costos
Según el Instituto de Claudio Lozano “una veintena de industrias elaboran el 80% de los alimentos y bebidas que se venden en el mercado interno argentino (Arcor, Molinos Río de la Plata, Danone-La Serenísima, Adecoagro, Ledesma, Coca Cola, Nestlé, Mondelez-ex Kraft, Molinos Cañuelas, Morixe) y las grandes cadenas de ventas (Coto, Carrefour, Cencosud, la Anónima, Walmart) manejan el 65% de la comercialización de esos bienes que se consumen en el país”.
En la industria láctea, donde la leche ha pasado a ser un lujo para no hablar de quesos y manteca, cuatro empresas concentran más de un tercio de la producción láctea de la Argentina. Son La Serenísima y Armonía, donde Arcor tiene el 49% de las acciones; Saputo (de origen canadiense) con las marcas La Paulina y Ricrem es la segunda lejos en producción del resto.
Según un estudio realizado por CEPA (Centro de Economía Política Argentina)el 91% de la facturación por la venta de caldos saborizantes en el territorio del Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) ingresa a las arcas de Unilever (anglo-holandesa). Del mismo modo, el 89% de la facturación por la venta de repelentes en el AMBA es de SC Johnson & Son (yanqui), que lo consigue a través de sus diversas marcas.
En este marco de condiciones monopólicas y de terratenientes rentistas es muy difícil destrabar el proceso de formación de precios, hay que tocar grandes intereses. Según CEPA Unilever controla 6 rubros, algunos de ellos con alta concentración, como caldos, desodorantes, jabones, también lavavajillas, shampoo y crema de enjuague. En el caso de Molinos Río de la Plata, domina los rubros fideos, de concentración muy alta, arroz y aceites.
Con respecto al congelamiento de precios anunciado por Feletti, digamos que la historia demuestra que si no está acompañada por un extraordinario control del Estado y si no participa activamente el pueblo, barrio por barrio, no tendrá efectividad. La respuesta empresarial, que no dejaron de vender y de ganar durante la pandemia, puede ser el desabastecimiento, ante lo cual es correcto advertirles que se aplicará la ley por agio y especulación.
Está claro que sacarle el poder a estos sectores implica un gran despliegue y protagonismo de las fuerzas populares, la diversificación con empresas medianas y pequeñas de origen nacional, que rompa con los precios establecidos por ese puñado de grandes empresas, la mayoría extranjera, y ponga en movimiento un desarrollo nacional soberano.
Escribe Isabel Moreno
Hoy N° 1887 27/10/2021