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01 de marzo de 2020

Informe del Comité Central del PCR – Enero 2020

Esta reunión del Comité Central comenzó con un minuto de aplauso en homenaje a la querida camarada Clelia Iscaro -Carmela- que falleció el 17 de diciembre pasado. Carmela fue fundadora de nuestro Partido y dirigente de nuestro Comité Central. Fue una militante comunista que desde la lucha por la revolución encabezó la batalla contra la doble opresión de la mujer y desde el primer Encuentro Nacional de Mujeres fue una de sus principales impulsoras.

 

SITUACION POLITICA INTERNACIONAL

En la reunión del Comité Central analizamos que se profundiza la rebelión de masas que va recorriendo el mundo. La característica principal de esas rebeliones es la masividad. Son miles y miles en las calles enfrentando a los distintos gobiernos en todos los continentes.

Son rebeliones que se dan en un mundo de aguas revueltas teñido por la creciente disputa interimperialista, en particular entre las grandes potencias –Estados Unidos, Rusia y China–. Esto cuando aparecen en el sistema capitalista-imperialista crecientes nubarrones que anuncian una nueva crisis económica internacional. La situación se ve agudizada por la guerra comercial, en particular entre los dos países con economías más grandes, Estados Unidos y China. Y también Rusia, que sigue siendo una superpotencia con un gran poder militar. Ahora hacen propaganda de su nueva arma, un misil hipersónico e invencible según Putin.

En medio de crisis y la disputa por el control del mundo, se acrecienta la explotación y el saqueo en los países dependientes como los nuestros y aumentan los factores de guerra en los distintos continentes.

En Medio Oriente hubo una escalada militar que tuvo su epicentro en Irak. Como parte de esa escalada, el 3 de enero fue asesinado por fuerzas yanquis el general iraní Quasel Soleimani en el Aeropuerto de Bagdad, lo que puso a la región al borde de la guerra.

Quasel Soleimani era coordinador entre los grupos chiítas de Irak aliados a Irán, el Hezbolá de El Líbano, los rebeldes Utíes de Yemen y grupos paramilitares de Siria que combatían contra el estado islámico. Y en Irak dirigía milicias pro-iraníes que son las que organizaron el ataque a la embajada a Estados Unidos en Bagdad.

Es un asesinato ordenado por el presidente Trump. En Irán cientos de miles de personas se manifestaron en el sepelio. También en Estados Unidos hubo movilizaciones en las calles en 70 ciudades contra el gobierno de Donald Trump. Irán amenazó con una venganza en el lugar y el momento apropiado.

Ya en diciembre de 2019 hubo ejercicios conjuntos de la Marina de Irán con China y Rusia en el Océano Indico, para demostrar que Irán no está aislada en la disputa que tiñe el mundo. El lunes 6 enero Irán atacó con 12 misiles bases yanquis en Irak.

Se ha creado una situación en donde no podemos afirmar qué va a pasar, se van produciendo cambios bruscos que es necesario que sigamos atentamente.

 

CRECEN LAS LUCHAS

Crecen las luchas en todo el mundo. Sigue firme la rebelión popular en Hong Kong contra la política del imperialismo chino, con manifestaciones multitudinarias.

La lucha del pueblo francés contra el ajuste de Macron conmueve Europa. El movimiento de los chalecos amarillos se fue trasladando a los sindicatos con manifestaciones, paros generales y cortes de ruta.

El pueblo de Kurdistán sigue defendiendo sus territorios con las armas en la mano.

Aquí en América Latina, en los finales de 2019, las rebeliones populares de Puerto Rico, Haití, Nicaragua y Ecuador se distinguieron por su masividad y produjeron distintos grados de crisis política en cada país.

En Chile son más de tres meses con el pueblo en las calles enfrentando al gobierno de Piñera. Es un proceso, con un gran protagonismo de la juventud, donde ha ido creciendo la organización popular en la lucha de calles para enfrentar la feroz represión.

El pueblo se va organizando. Se fueron generalizando instancias de democracia directa con cabildos abiertos en Valparaíso, en los barrios de Santiago y otros lugares. Se fue esbozando un centro coordinador con la creación del Movimiento de Unidad Social con más de 200 organizaciones sindicales, sociales, estudiantiles, originarias, etc. Hubo paro nacional y paros de distintos gremios. Para enfrentar la represión en la primera línea aparece división de tareas, con escudos, con los láseres, los botellones para ahogar las granadas de gas, etc.

El gobierno de Piñera, que era puesto como ejemplo para América Latina por sectores como el de Mauricio Macri, hoy sufre el repudio popular por su política, que incluye la feroz represión, las torturas, las violaciones, etc.

El 1° de enero, en medio de los festejos de fin de año, hubo una gran movilización popular en la plaza Italia de Santiago homenajeando a los más de 29 muertos que dejó la represión criminal del gobierno. La movilización terminó de nuevo con represión y gases. La lucha sigue y Piñera perdió gran parte del apoyo popular.

Los paros nacionales en Colombia contra las medidas de ajuste y las recetas del FMI arrancaron el 19 de noviembre y fueron multitudinarios. La primera respuesta del gobierno de Iván Duque fue la represión y el toque de queda en Bogotá. El pueblo siguió en las calles y obligó al gobierno a dar marcha atrás y negociar con los sindicatos. Los camaradas colombianos plantean que hay una situación revolucionaria objetiva que, como señalaba Lenin, se produce cuando los de arriba no pueden seguir gobernando como hasta ahora, y los de abajo no quieren seguir viviendo como viven.

 

EL GOLPE DE ESTADO EN BOLIVIA

El imperialismo yanqui, enemigo tradicional de los pueblos latinoamericanos, desarrolla una ofensiva en la región. El 10 de noviembre, se consumó el golpe de Estado fascista de la oligarquía y el imperialismo yanqui en Bolivia, que derrocó a Evo Morales. Se desató una represión salvaje con un alto contenido racista que ha dejado un saldo de al menos 30 muertos.

En la resistencia al golpe en Bolivia los sectores originarios y campesinos estuvieron a la cabeza de los enfrentamientos con las tropas golpistas con un gran papel de las mujeres, defendiendo heroicamente las conquistas que lograron en 12 años de gobierno de Evo Morales. Fue la heroica lucha de las masas, con centro en El Alto y Cochabamba, la que obligó a los golpistas a negociar con las bancadas de diputados y senadores del MAS un llamado a nuevas elecciones.

El gobierno golpista fue rápidamente reconocido por Estados Unidos y Brasil. Luego por Rusia y ahora también fue reconocido por la Unión Europea.

Mientras se estaba desarrollando el golpe en Bolivia, el 13 y 14 de noviembre, se hizo la reunión del BRICS  (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) en Brasil. En esa reunión Xi Jinping firmó acuerdos importantes con Bolsonaro, como la construcción por parte de China de un gran puerto y se avanzó en conversaciones sobre el 5G de Huawei, (ante lo cual Trump hizo público su descontento). Rusia, con Putin a la cabeza de la delegación, también hizo varios negocios.

Pero el punto a poner a foco es que ni China ni Rusia denunciaron el golpe a Evo ni la represión sangrienta al pueblo boliviano.

Rusia reconoció a la presidenta usurpadora Jeanine Añez, porque privilegia tener interlocutores en Bolivia para hablar de los negocios como los que tiene la empresa rusa Gazprom, en los yacimientos bolivianos.

A la hora de la verdad los imperialistas de China y Rusia antepusieron sus negocios y abandonaron a su suerte a Evo. Gran lección para los que piensan que hay que apoyarse en otro imperialismo para enfrentar a los yanquis.

Macri, en los últimos momentos de su gobierno, no condenó el golpe en Bolivia, ni la represión en Chile y apoyó a Iván Duque en Colombia. Lo mismo hicieron la mayoría de los gobiernos de Sudamérica.

Los que jugaron en forma decidida en la denuncia del golpe y rescataron a Evo Morales fueron Alberto Fernández y López Obrador de México. Fue por su gestión que Evo pudo refugiarse en México (no fueron Cuba ni Venezuela las que jugaron).

Antes de asumir Alberto Fernández recibió y dio protección a los hijos de Evo y éste, previo paso por Cuba, fue recibido en Argentina a partir del 10 de diciembre en carácter de refugiado político y está haciendo campaña desde aquí.

Nosotros estuvimos desde un principio a la cabeza en todo el país impulsando movilizaciones de solidaridad con los pueblos de Bolivia y de Chile. La condena del golpe en Bolivia, la solidaridad con la lucha de los pueblos bolivianos, chileno, colombiano, impregna nuestros movimientos que han avanzado en su politización.

 

CAMBIOS EN LA POLITICA NACIONAL

Las rebeliones de masas han profundizado la disputa interimperialista en el mundo y han producido cambios en la situación política de América Latina.

En Argentina se ha intensificado la disputa por la hegemonía en el bloque de las clases dominantes. Los sectores que apoyaron a Macri siguen jugando. Partiendo de los hechos, hoy vemos la fuerte oposición al nuevo gobierno de los sectores terratenientes, expresados en la Mesa de Enlace, de las cerealeras y de los monopolios mediáticos que encabezan Clarín y La Nación.

Otro sector del bloque de las clases dominantes pelea por tener la hegemonía. El gobierno de Alberto Fernández y Cristina Kirchner tiene por ahora el visto bueno de los jefes de monopolios industriales, como Rocca de Techint, Madanes de Aluar, Ratazzi de Fiat, entre otros. Ya en medio de la campaña electoral, el vicepresidente de la UIA, Moretti, había señalado que el modelo económico del macrismo no contenía al sector industrial.

En este proceso China se ha convertido en el principal socio comercial de nuestro país desplazando a Brasil de ese lugar.

Tendremos que ir viendo cómo se van desarrollando los hechos y qué cambios se producen.

En esa disputa Macri sigue actuando y se posiciona para ser cabeza de la oposición. Antes de irse, el 7 de diciembre Macri convocó una gran movilización para despedir a su gobierno. Fue una demostración de fuerza que tuvo como objetivo consolidar un polo opositor con él como referente. Quiere seguir representando políticamente esos sectores apelando a un discurso mentiroso teñido del racismo oligárquico con el que encubre su odio de clase a los sectores explotados. Trata de disciplinar no sólo a sus aliados de la Coalición Cívica y del radicalismo, que lo siguen acompañando con reparos, sino también a los de su propio partido que cuestionan su ambición de constituirse como jefe único de la oposición.

En ese camino puso a Patricia Bullrich como jefa del PRO y antes de irse le dio un aumento de salarios a Gendarmería y Prefectura. La cúpula de la Gendarmería despidió a Patricia Bullrich regalándole un sable con la inscripción “no voy a tirar un Gendarme por la ventana”.

Para los sectores más reaccionarios, el principal mérito de la ex ministra Bullrich es la relación que supo forjar en los cuatro años del macrismo con sectores vinculados a la Seguridad, en particular con los servicios de inteligencia de Estados Unidos e Israel y de la cúpula de la Gendarmería Nacional. También aparece este acto como una amenaza al nuevo gobierno.

Con la política de Macri se llenaron de plata un puñado de terratenientes, especuladores financieros y monopolios imperialistas. Y cuando se fue del gobierno dejó una herencia de tierra arrasada para el pueblo argentino. Cifras record de pobreza, de desocupación, de endeudamiento y de inflación. En los índices que publica el FMI la Argentina, sobre 180 países, figura como la tercera inflación del mundo.

En este contexto el 10 de diciembre asumió el nuevo gobierno. Fue una fiesta popular. Miles y miles ganaron las calles y plazas en todo el país con la alegría de que Macri se iba del gobierno, y festejaron la jura y asunción de Alberto Fernández a la Presidencia. Entendemos que esto es expresión de un pueblo que fue protagonista en las calles y en las urnas de la derrota de Macri.

Nosotros desde el PCR y las organizaciones de frente único que formamos parte, fuimos impulsores y protagonistas de las grandes luchas obreras y populares, que fueron las que crearon las condiciones para derrotar a Macri. De esa unidad en las calles surgió la necesidad y el reclamo de unirse en un frente electoral. Atendiendo ese reclamo, desde los Cayetanos conformamos “En Marcha” y luego “Red por Argentina” jugando un papel en ese proceso que coronó con nuestra participación entre los 16 partidos que integraron el Frente de Todos. Con esta política pudimos avanzar en la acumulación de fuerzas.

 

EL NUEVO GOBIERNO

En el acto de jura de Alberto Fernández hubo presencias y ausencias. Los sectores oligárquicos afines a Trump y Bolsonaro vieron con simpatía que el asesor del presidente yanqui para el hemisferio occidental, Mauricio Claver se fuera de la Argentina antes de lo planeado, “ofendido” por la presencia en la ceremonia de asunción de un ministro del gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela, Jorge Rodríguez.

También molestó al gobierno del imperialismo yanqui que Alberto Fernández haya recibido especialmente a la delegación china. Y que, en su primera actividad oficial, la vicepresidenta Cristina Fernández haya recibido a esa delegación de China, y a la de Rusia.

En su primera actividad como presidente Alberto Fernández recibió al presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel y luego al enviado de Estados Unidos, Michael Kozak, subsecretario de la Oficina de Asuntos para el hemisferio occidental del Departamento de Estado.

Son hechos que grafican la disputa entre los distintos imperialismos y sus socios locales para condicionar de distintas formas al nuevo gobierno.

En la situación de América Latina se han producido cambios. Hasta ahora Uruguay y Bolivia habían sido los dos únicos países dentro del Mercosur que no hocicaban ante la estrategia de Trump de reconocer a Guaidó como presidente de Venezuela. Los yanquis se apoyaban en el grupo Lima con Bolsonaro y Macri a la cabeza.

Con el golpe en Bolivia y la derrota del Frente Amplio en Uruguay, si seguía Macri era una situación. Pero con el gobierno de Alberto Fernández, Argentina cambia su política.  Ahora Alberto Fernández y su Canciller, Felipe Solá, tratan de correr la situación de Venezuela del centro de la discusión. Diluyen su participación tanto dentro del grupo Lima (que está en sintonía con los yanquis), como dentro del UNASUR (que está en sintonía con Cuba y Venezuela). Ahora reaparece la CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños) que integran 33 países desde Argentina hasta Méjico.

En su conformación este gobierno aparece heterogéneo. En el gabinete nacional conviven integrantes del grupo Callao o cercanos al presidente como el canciller Felipe Solá, la ministra de Justicia Marcela Losardo, el ministro de Desarrollo Social Daniel Arroyo, el ministro de Producción Matías Kulfas, el de Trabajo Claudio Moroni, el ministro de Educación Nicolás Trotta, el jefe de Gabinete Santiago Cafiero, la vicejefa de Gabinete Cecilia Todesca, Victoria Tolosa Paz en el Consejo Federal de Políticas Sociales. Entre los más destacados.

Otro sector que responde a la Cámpora o viene del Kirchnerismo como Wado de Pedro en el Ministerio del Interior, Sabina Fréderic en el Ministerio de Seguridad, Agustín Rossi en el Ministerio de Defensa, Elizabeth Gómez Alcorta en el Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad, Juan Cabandié en Medio Ambiente, Tristán Bauer en el Ministerio de Cultura, entre otros.

En Agricultura está Luis Basterra, hombre que responde a Gildo Insfrán, gobernador de Formosa. En Obras Públicas Gabriel Katopodis, ex intendente de San Martín. En Transporte Mario Meoni, ex intendente de Junín, vinculado a Sergio Massa. En Salud Ginés González García, que fuera ministro de Néstor Kirchner. En Vivienda María Eugenia Bielsa, del peronismo de Santa Fe y en Turismo Matías Lammens que fue apadrinado por Alberto Fernández y trabaja con equipos que vienen del Partido de Fabiana Ríos.  También participan en distintos cargos funcionarios vinculados a Roberto Lavagna.

En el Ministerio de Economía esta Martín Guzmán, discípulo del economista Joseph Stiglitz de la Universidad de Columbia y premio Nobel en 2001. Con posiciones neokeynesianas y crítico del FMI.

La Cámara de Diputados es presidida por Sergio Massa y el Senado por la vicepresidenta Cristina Kirchner. El kirchnerismo se ha instalado fuertemente en la Provincia de Buenos Aires con el gobernador Axel Kicillof.

 

NO ABANDONAMOS LAS CALLES

Este gobierno asume en una situación muy difícil. Con una economía en recesión, una deuda impagable y una profunda crisis social. La situación de amplias masas sigue siendo dramática. Sigue el hambre, la desocupación, los despidos, los salarios licuados por la inflación.

La situación es delicada, y en esa pelea como planteamos en el informe del Comité Central de noviembre: “No abandonamos las calles y estamos a la cabeza de la lucha por las necesidades de las masas, con razón, con ventaja y sin sobrepasarnos”.

Si peleamos porque la crisis la paguen los que se llenaron los bolsillos no podemos abandonar las calles y quedarnos esperando. La derrota del macrismo en las calles y en las urnas, y el triunfo del Frente de Todos crea mejores condiciones para luchar por resolver, en primer lugar, las emergencias.

El ejemplo más avanzado de esta política fue la lucha de los trabajadores de Mondelez con su Comisión Interna a la cabeza, unidos con asambleas en los tres turnos y apelando a la solidaridad de todas las fuerzas políticas y sindicales que fueron parte del Frente de Todos. Así se derrotaron momentáneamente las suspensiones como paso previo al plan de despidos que empujaba la patronal avalada por el macrismo.

En toda la sociedad argentina hay una gran discusión política que es de masas. Con la alegría de haber derrotado a Macri, en una parte hay esperanza, también hay quienes tienen expectativas y otra parte que no le da crédito ya ha puesto en el blanco al nuevo gobierno. En este momento tenemos que jerarquizar la labor del Partido entre las masas para incidir en ese gran debate político que recorre la argentina.

En nuestra práctica de todos los días tenemos diferentes presiones. Partimos de la base que en las decisiones que toma el nuevo gobierno no tenemos participación ni somos consultados. Aclarado esto. Nosotros seguimos siendo parte del Frente de Todos. No ponemos en el blanco al nuevo gobierno, pero decimos y discutimos lo que no estamos de acuerdo.

Y reafirmamos que partimos de no abandonar las calles y de poner el centro de nuestro accionar en la pelea por resolver las emergencias.

 

AVANCES EN EL TERRENO ELECTORAL

En todo este proceso hemos tenido avances en el terreno electoral. Ha quedado demostrada una vez más la importancia de tener la personería del PTP a nivel nacional y en las provincias que la hemos conseguido. Sin este instrumento no hubieran sido posibles estos avances.

Con gran alegría compartimos en todos los lugares del país que el jueves 19 de diciembre el compañero Juan Carlos Alderete juró como diputado nacional por el Frente de Todos de la provincia de Buenos Aires, que se suma a la compañera Verónica Caliva, diputada por Salta en el Congreso Nacional.

El ingreso del compañero Rodolfo Schwartz como diputado provincial en Chaco, el triunfo del compañero Gondi Caraita como Intendente de Urundel en Salta y todos los compañeros elegidos concejales en Salta, Chaco, Entre Ríos, Santa Fe, Mendoza y Neuquén. También conquistamos la primera consejera escolar en Moreno, en el Gran Bs. As. Muchos de ellos en lugares claves para nuestra estrategia.

Es una experiencia nueva para nosotros, nunca habíamos estado en el Congreso Nacional, estamos aprendiendo a movernos. Son cargos que conquistamos en el terreno del Parlamento de este Estado de las clases dominantes. Entendemos que la lucha parlamentaria no es la forma principal de lucha, pero sí es importante. En la Argentina ya hemos visto sectores de izquierda que usan el Parlamento como tribuna, pero para avanzar en su pelea por ser la izquierda del sistema.

Nosotros no llamamos a las masas a confiar en un camino parlamentario. Pelearemos que estas bancas sean un instrumento para potenciar las luchas y una tribuna para llegar a millones con nuestra línea revolucionaria en la disputa por la dirección política de las masas.

Aprendiendo de las enseñanzas de Lenin decimos que nuestra participación en las elecciones, los espacios que conquistamos en el Congreso, las concejalías, las intendencias, los sindicatos, los dirigentes de los movimientos sociales, son el resultado de la lucha del conjunto de las compañeras y compañeros que tomaron nuestra línea, se la apropiaron y se convirtieron en protagonistas. Debemos pelear en forma permanente para que esas posiciones conquistadas estén al servicio de nuestro objetivo histórico con una política que nos permita acumular fuerzas para avanzar en un camino revolucionario.

También se conformó la UTEP (Unión de Trabajadores de la Economía Popular) donde participan los Cayetanos.  En la CCC hubo mucha discusión. En el Partido también. Nosotros resistimos la concreción del sindicato, discutimos mucho, pero decidimos apoyar la participación entendiendo que contribuye en el camino de unidad para desde las calles luchar por resolver las emergencias.

Desde el Partido llevamos a la CCC la opinión sobre que no debía entrar el grueso de los desocupados y precarizados, sino aquellos compañeros que por su trabajo estén encuadrados en los alcances de este nuevo sindicato. En la CCC se acordó con esta propuesta.

En sus primeras medidas este gobierno envió al congreso la ley de “solidaridad social” donde buscaba juntar fondos para las emergencias. Rápidamente La Nación y Clarín salieron a jugar planteando “impuestazo”.

El macrismo, desentendiéndose del desastre que dejó, planteó que era un “ajuste encubierto” y votó en contra, acompañados por los diputados del trotskismo.

Nosotros, no compartimos algunos puntos de la ley, decidimos votarla en general y plantear cuestionamientos en particular como, por ejemplo, la segmentación de las retenciones.

Mientras tanto, el gobierno  que había prometido dinero para los sectores más perjudicados dio dos bonos de 5.000 pesos a los jubilados que cobran hasta 19 mil pesos, un bono de 2.000 pesos a los beneficiarios de la Asignación Universal por Hijo, un bono de 8.500 pesos para los que cobran el salario social complementario y el plan “Hacemos futuro”, decretó la doble indemnización a los despidos, inició la distribución de la tarjeta alimentaria que ya comenzó en algunas provincias, congeló aumentos de los servicios.

Dio un aumento salarial a cuenta de paritarias de 4 mil pesos (3 mil en enero y mil pesos más en febrero) a los trabajadores privados y en el caso de los empleados públicos a aquellos que cobran menos de 60 mil pesos.

También suspendió la aplicación del pacto fiscal antifederal que suscribió Macri con las provincias en el 2017. Tomó medidas de alivio para las Pymes endeudadas y anunció que enviará al Congreso un proyecto de ley por la legalización del aborto.

Su política por ahora parece ser tratar de resolver las emergencias sin romper con el FMI.

Estamos en un momento donde las masas no abandonan las calles, como lo demuestra la lucha del pueblo mendocino. Las movilizaciones en Mendoza contra la Ley de Minería que habilitaba el uso de cianuro, fueron multitudinarias; con gran protagonismo de los jóvenes.  El papel que jugó el pueblo en las calles, obligó que el Gobernador Suárez, que venía de ganar la elección por más del 50% de los votos, tuviera que dar marcha atrás.

También la provincia de Chubut está recorrida por movilizaciones contra la megaminería, por las emergencias y el pago del aguinaldo a los trabajadores estatales.

Nosotros, sin perder la iniciativa, escuchando mucho a las masas, iremos viendo y seguiremos buscando la más amplia unidad para que la crisis la paguen los que se enriquecieron estos años. Pero la situación es difícil, sectores importantes de las masas siguen viviendo una situación desesperante en medio de una crisis social y económica; y tenemos una sociedad dividida en lo social, en lo político y en lo cultural como lo demostraron los resultados de las elecciones generales.

No podemos afirmar cómo va a seguir esta situación en el mundo, en América Latina y en Argentina. Pero sí decimos que todo hace prever que vienen tiempos tormentosos.

La profundidad de las puebladas en los países hermanos repercute en el pueblo argentino.  Por eso Rosendo Fraga, connotado periodista del sistema, ha señalado: “Ojo, que lo que está pasando en los países vecinos ¡No está dicho que no va a pasar en Argentina!” ya que la profundidad de la crisis social y económica es muy grande.

Las experiencias con la política del “socialismo del siglo XXI” u otras variantes que expresaron Lula, Correa, Kirchner y Chávez mostraron su fracaso. El golpe fascista y racista en Bolivia demuestra que no habrá liberación nacional y social sin destruir el Estado oligárquico imperialista, es decir las palancas de este Estado que son las Fuerzas Armadas, la policía, el aparato represivo, la justicia, las palancas económicas, etc. Cuando Evo Morales quiso apelar a las fuerzas armadas y a la policía, no le respondieron.

Los problemas de fondo que padecemos los países de América Latina son la estructura latifundista y la dependencia al imperialismo. Son los que generan el endeudamiento interno y externo, y no podrán ser barridos sin una revolución.

Quedó demostrado una vez más que manteniendo este Estado oligárquico imperialista en un momento se puede conseguir el gobierno y conquistar reformas a favor del pueblo, pero no derrotar al enemigo que, más temprano que tarde, vuelve a sangre y fuego, como lo está haciendo en Bolivia y como lo hizo en Argentina en 1955 cuando derrocó al General Perón, en 1966 cuando derrocó a Illia y en 1976 cuando derrocó a Isabel Perón.

Por otro lado, vuelve a quedar en evidencia que para derrotar a un enemigo armado y preparado no se lo puede enfrentar a mano limpia, y algún día habrá que tomar las armas, prepararse y organizarse para enfrentar.

En la gran lucha de Chile y en la heroica resistencia al golpe en Bolivia, son las masas rebeladas, con su protagonismo, las que han creado una crisis política que está en curso. La dificultad para avanzar en un desenlace a favor de los pueblos es que no aparece allí hasta ahora una vanguardia capaz de conducir a esas masas a la lucha por el poder.

Si la situación se precipita, el desafío que tenemos es que el Partido Comunista Revolucionario pueda cumplir el papel de vanguardia necesario para avanzar en un camino liberador.

 

SEGUIMOS A LA CABEZA DE LA LUCHA PARA QUE EL PUEBLO AVANCE

Hemos tenido aciertos políticos que nos han permitido acumular fuerzas y crecer. Hemos avanzado en el frente único y en el reconocimiento de las otras fuerzas políticas por nuestra historia y por el papel que hemos jugado.

Han crecido el PCR y su JCR. Hemos duplicado las fuerzas del Partido, hasta donde conocemos. También se ha duplicado la capacidad de movilización de los desocupados y precarizados de la CCC. El avance de la Federación Nacional Campesina en su desarrollo territorial y numérico nos ha permitido crecer en el campesinado pobre. En el movimiento de los originarios pasamos a ser una fuerza importante y reconocida. Avanzamos en el proletariado industrial, aunque aún estamos retrasados.

Hemos avanzado en otros sectores asalariados como docentes, docentes universitarios, estatales.  También entre los estudiantes secundarios, en el movimiento de mujeres, etc. Tenemos aún dificultades en el Movimiento Estudiantil Universitario donde hemos recibido golpes que estamos analizando. Las experiencias más avanzadas demuestran que hay buenas condiciones para acumular fuerzas en todos los movimientos en que participamos.

Decimos orgullosos que somos comunistas revolucionarios, y que defendemos el camino de la revolución. La experiencia hecha demuestra que cuando planteamos la afiliación al PCR no espanta. Lejos de eso, miles se han incorporado al Partido y tenemos el desafío de asimilarlos y organizarlos. En la afiliación al PCR y en la pelea por la asimilación jerarquizamos los círculos de lectores del hoy. Hay experiencias muy importantes que es necesario resumir y tenemos que trabajar en todo el país para generalizarlas. Para avanzar en ese camino hay que tomar la decisión política de abordarlo, tomando múltiples medidas y planificando. Este es uno de los principales problemas políticos a resolver.

En la historia de la lucha de la clase obrera y los pueblos, hay momentos favorables y otros que no. Este es un momento favorable para que el Partido pegue un gran salto numérico y organizativo que nos permita cumplir nuestro rol histórico, no va a ser fácil ni sencillo, pero si este momento no lo aprovechamos y las condiciones cambian cometeremos un gran error que pagaremos.

Las experiencias hechas muestran que cuando se crean las condiciones para la discusión colectiva, el Partido y su Juventud se hacen habitables para todas y todos los que quieren incorporarse a la lucha por una nueva Argentina.

Los maoístas aprendimos que para avanzar en ser reconocidos como vanguardia real es necesario encabezar el combate por los problemas económicos, sociales y principalmente políticos de las masas.

Los ejemplos de la lucha de los países vecinos nos exigen poner a foco la urgencia de tomar las medidas necesarias para la preparación del Partido y las masas para ser vanguardia también en la lucha de calles contra la represión.

Nosotros seguimos a la cabeza de la lucha para que el pueblo avance en resolver en primer lugar las emergencias, peleando la unidad de los sectores populares, patrióticos y democráticos para que las masas desde la lucha avancen en su protagonismo y en el reconocimiento de sus verdaderos enemigos.

Desde ahí iremos teniendo en cuenta las medidas del nuevo gobierno y el proceso que van haciendo las masas, escuchando mucho, discutiendo colectivamente, impulsando iniciativas amplias.

Y nos preparamos para en el mes de febrero hacer un gran homenaje al cumplirse un año de la muerte de nuestro Secretario General Camarada Otto Vargas.

Un Partido y una Juventud que se vayan arraigando entre las masas obreras campesinas, estudiantiles y populares, capaz de avanzar en convertirse en vanguardia reconocida de esas masas en las tormentas sociales que se avecinan, será el mejor homenaje que podremos ofrecerle a nuestro querido Otto Vargas.

 

Comité Central del Partido Comunista Revoluconario. 4 y 5 de enero de 2020