Situación internacional
Situación internacional
En cuanto a la situación internacional queremos simplemente señalar algunos de los rasgos más generales de la misma. El hecho más importante producido en el último período ha sido el triunfo de la lucha liberadora en Camboya, Vietnam y Laos, triunfo que ha de introducir cambios profundos, no sólo en el Sudeste Asiático sino también, con seguridad a escala mundial. Cuando Kissinger señaló la preocupación de los dirigentes del imperialismo norteamericano por la influencia mundial de esos cambios, y la necesidad de prepararse para enfrentarlos, estaba refiriéndose a hechos, que ya han comenzado a producirse y que se multiplicarán, con seguridad, en el futuro. Ese triunfo de la lucha liberadora de los pueblos indochinos ha vuelto a poner de relieve la profunda justeza de la opinión del camarada Mao Tsetung cuando señaló como gran enseñanza de los mismos que: “Un país débil puede derrotar a un país poderoso, un país pequeño puede derrotar a un país grande. Siempre que el pueblo del pequeño país ose levantarse en lucha, se atreva a empuñar las armas y tome en sus manos el destino de su propio país, podrá indefectiblemente derrotar la agresión de un país grande”.
Este gran triunfo de la lucha liberadora de los pueblos del Tercer Mundo, abrirá, con seguridad, una nueva oleada de luchas revolucionarias a escala mundial. Se produce en momentos en que el mundo capitalista es sacudido por una grave crisis económica; la grave crisis económica posterior a la Segunda Guerra Mundial; y cuando se notan no solamente en Asia, África y América Latina sino también en EE.UU. y en Europa los síntomas de una reactivación del movimiento revolucionario, en especial modo del movimiento obrero.
También habría que señalar como uno de los rasgos más importantes de la situación internacional actual, en lo que se refiere a las luchas interimperialistas a escala mundial, que los yanquis se encuentran en general a la defensiva y los soviéticos se encuentran, en general, a la ofensiva. Los yanquis obligados a retirarse del Sudeste Asiático, preparan empero su contraofensiva procurando aprovechar las dificultades económicas y de otro tipo que tienen los soviéticos. La lucha interimperialista se agudizará, pues, en el próximo período.
En América Latina, al período de grandes luchas abierto en 1968, y al período de las derrotas que nuevamente produjo el predominio de una línea reformista en Bolivia, Chile y Uruguay, ha seguido un período de reflexión de las masas populares latinoamericanas. Simultáneamente, aprovechando el debilitamiento relativo del imperialismo yanqui se va afirmando una corriente de burguesía nacional que procura reformas y cambios a través de forcejeos con el imperialismo yanqui, y que va consiguiendo algunos éxitos importantes en este camino, como se evidencia, principalmente, en los casos de Venezuela, Perú, México, Panamá y Argentina. El avance de esta corriente de burguesía nacional también es perceptible en los casos de Honduras, Ecuador, en la Federación de las Antillas, Guyana, y en cambios que con seguridad preanuncian otros de magnitud y han de abrir otra reactivación del movimiento popular en Uruguay y en Brasil. Los últimos sucesos ocurridos en Uruguay son demostrativos de que la corriente representativa de la burguesía nacional existente en el seno de las FF.AA. uruguayas (corriente que aparece fuertemente infiltrada por los sectores prosoviéticos) no ha desaparecido y que está preparándose para nuevos enfrentamientos con el sector proyanqui.
El afianzamiento de esta corriente de burguesía nacional en América Latina tiene una gran importancia. Los soviéticos intentan montarse en ella por todos los medios, pero no les va a resultar fácil; porque su verdadera faz de potencia imperialista va quedando cada día más clara ante los países del Tercer Mundo, y además porque es muy poco lo que pueden dar en apoyo de este movimiento de burguesía nacional. En primer lugar porque son imperialistas, y pretenden utilizar este movimiento para imponer su dominio, reemplazando a los yanquis, y, en segundo lugar, por las propias y graves dificultades económicas del socialimperialismo.
Estos países van empezando a comprender que tras la llamada “ayuda” soviética, hay mucha propaganda, mucho palabrerío y ninguna ayuda. Uno de los casos más claros es lo que ha sucedido con las ilusiones de la burguesía y los terratenientes argentinos con las exportaciones de carne a la Unión Soviética. Las ventas de carne han sido mínimas. En lo que va de l975 se han vendido 20.000 toneladas, mientras que la Unión Soviética ha adquirido 120.000 toneladas de carne de los stocks acumulados por el Mercado Común Europeo, y ha adquirido en Australia una cantidad mayor de carnes (40.000 Tn) que en la Argentina. Además esta carne que los terratenientes y burgueses argentinos pensaban vender a la Unión Soviética a precios cercanos a los 1.500 dólares la tonelada, han tenido que resignarse (como se lamentó amargamente Gómez Morales hace poco en un programa de televisión) a vendérsela a un precio de 1.000 dólares. Y ahora los soviéticos para hacer nuevas compras en 1975 ofrecen pagar 750 dólares la tonelada. Todo esto lleva a que si bien los soviéticos intentan -por todos los medios- aprovechar en su favor estas corrientes antiyanquis, no les resulte, ni les vaya a resultar fácil hacerlo.
Situación Política Nacional
En cuanto a la situación política nacional, el rasgo más general y más importante está dado por la paulatina conformación de las fuerzas que se preparan para el desenlace inevitable del proceso abierto con las grandes luchas obreras y populares de mayo de 1969.
Un cuanto a las fuerzas que hegemonizan los sectores proyanquis, o que responden directamente a los yanquis, se puede decir que se han reagrupado y reorganizado. Duramente golpeados a partir de los años 69, 70, 71, 72 y 73, por los grandes combates obreros y populares, han podido recuperarse, aprovechando el aventurerismo de los soviéticos y la línea de conciliación de la burguesía nacional, y utilizando sus aún importantes posiciones económicas y sus viejos vínculos políticos, principalmente con los terratenientes.
En cuanto a los sectores que hegemonizan los agentes, los testaferros y la burguesía intermediaria asociada a los soviéticos, es decir, en cuanto a los sectores prosoviéticos, enfrentados primero por Perón, y luego por Isabel Perón, aún más duramente, se han visto obligados a montarse en una corriente antiyanqui pero gorila, burguesa y pequeñoburguesa, en la que existen incluso importantes sectores terratenientes. Esta es actualmente la más activa corriente golpista. Pero cada día más es una corriente de composición social burguesa y pequeñoburguesa. Por otro lado, desde comienzos de abril, el sector liderado por la Sra. de Perón, sector nacionalista y tercermundista, comenzó su contraofensiva política. En ese momento su situación era muy difícil. Eran los días en los que se conoció el documento del MID, claramente golpista, que implicaba el alzamiento de uno de los principales aliados del FREJULI, con la finalidad, no sólo de romper la alianza que mantenía con el Partido Justicialista (para cuestionar la “legitimidad” del gobierno que, según la lógica burguesa, había sido votado por una coalición que ya no existía), sino también para producir esa ruptura en una forma estruendosa y favorable a los planes golpistas. Días en los que se constituye el Partido Auténtico, tratando de demostrar que la ruptura no solamente se producía en la alianza gobernante del FREJULI, sino que también se producía en el propio Partido Peronista. El documento del MID y la constitución del Partido Auténtico, que como actos políticos habían sido decididos con bastante anticipación al momento en que se hicieron públicos, coincidieron con la publicación de un documento crítico para el gobierno del Episcopado, y con una serie de declaraciones y documentos de sectores de terratenientes y de gran burguesía agraria, liderados la mayoría de ellos por sectores proyanquis, pero algunos también por los sectores prosoviéticos. Es entonces que la dirección de la CGT y la dirección de las 62, publican un documento y elaboran otro secreto para entregar al gobierno. Los golpistas comentaron que estos documentos eran apoyados por los Comandantes en Jefe, y el grupo de los llamados “Diez Gobernadores”, entre los que se incluía Sylvestre Begnis y Calabró.
Al publicarse el documento de la CGT y de las 62, pareció haber llegado la “hora cero” que esperaban los golpistas para imponer sus condiciones o derribar al gobierno de Isabel de Perón.
Entonces comienza la contraofensiva de este sector.
En la contraofensiva de las fuerzas antigolpistas jugó un papel muy importante la labor de nuestro Partido; dada la debilidad relativa en que se encontraban las fuerzas nacionalistas y tercermundistas, fue importante el apoyo dado por nosotros. Nuestro Partido había previsto a partir del CC de noviembre la inevitabilidad de una situación semejante a la que estábamos viviendo en esas últimas semanas de marzo. Y jugó también un papel clave el surgimiento de una corriente antigolpista en el radicalismo, corriente encabezada por el sector balbinista.
Las elecciones de Misiones significaron una grave derrota para los planes de los golpistas. Esas elecciones demostraron que era posible vencer a los golpistas que, en definitiva, son instrumentados por las dos grandes superpotencias que se disputan el control del mundo: los EE.UU. y la URSS. Las elecciones de Misiones permitieron fortalecer la hegemonía del sector nacionalista-tercermundista de Isabel en el peronismo, y permitieron fortalecer las posiciones de Balbín en el radicalismo, posiciones que eran y aún son minoría en el mismo. Implicaron una grave derrota para el Partido Auténtico, y, con ella una grave derrota para el proyecto de los prosoviéticos que pensaban construir una “tercera fuerza” en Argentina, sobre la base de la confluencia de ese Par-tido Auténtico (al que en sus planes asignaban aproximadamente 1.500.000 votos a escala nacional ) con sectores nucleados en la CGE; con los partidos nucleados en lo que se llamó la Alianza Popular Revolucionaria; con fuerzas que esperaban desprender del radicalismo y otras. Al mismo tiempo, las elecciones de Misiones demostraron el avance de las posiciones del Partido Comunista Revolucionario que jugó un rol importante en las elecciones misioneras y se proyectó con fuerza, al calor de las mismas, en el panorama político nacional. Las elecciones de Misiones, la posición que tuvieron frente a ella los distintos sectores, y particularmente la posición que tuvo el sector del peronismo encabezado por Isabel de Perón, sector absolutamente mayoritario en el peronismo, dieron respuesta a una pregunta que se hacían muchas fuerzas antigolpistas en la Argentina. Era la pregunta de si Isabel iba a resistir a los golpistas. A partir de ese hecho, lo que era convicción de algunos como resultado del análisis de la situación política nacional, pasó a ser convicción de muchos.
También las elecciones misioneras demostraron que las fuerzas antigolpistas pueden golpear juntas al enemigo común; pueden golpear juntas a las fuerzas golpistas, e incluso, en determinadas condiciones, en determinadas circunstancias, y con determinadas formas, esas fuerzas antigolpistas pueden unirse.
Como parte de la contraofensiva antigolpista iniciada a comienzos de abril, que fue desnudando los planes golpistas y les fue asestando golpes importantes y revirtiendo una situación muy difícil, podemos dar los siguientes hechos: la denuncia hecha pública por el Jornal do Brasil de una serie de reuniones conspirativas en las que habrían participado sectores claves del golpe prosoviético, como Lanusse, y algunos militares y políticos claramente vinculados a sus proyectos golpistas, entre otros, López Aufranc, Cáceres Monié; empresarios como Madanes; políticos como Arturo Frondizi; y en algunos también habría participado, en una posición no clara., de acuerdo con esos documentos, Lorenzo Miguel. El hecho de que las figuras comprometidas por esa denuncia no hayan desmentido en forma clara y tajante su participación en esas reuniones, como en el caso, por ejemplo, de Lorenzo Miguel, o de López Aufranc, permitió que sectores importantes de las masas, tuvieran idea aproximada de cuál era la red conspirativa.
Nosotros no sabemos si esos documentos son verídicos; inclusive los hechos que denuncian, no sabemos si existieron o no; pero se puede decir de ellos que si toda “semejanza con la realidad es pura casualidad”, en verdad, la semejanza de los hechos que denuncian con la realidad es muy grande.
Después se producen otros hechos importantes como la investigación del caso Aluar. Esa investigación deja totalmente sucia la figura de Lanusse, al que muestra enteramente comprometido, no sólo con los planes políticos de Gelbard (es decir, no sólo se ratifica que hubo una vinculación política durante la dictadura de Lanusse, una vinculación íntima entre el equipo de Lanusse, es decir, el Cholo Peco, Sajón, Panullo, Cornicelli, con Gelbard) sino que aparece claro que han existido negociados turbios, negociados semejantes a los que significaron grandes escándalos políticos, como los negociados de la Chade en la década de 1930, los del petróleo en la época de Frondizi, etc. Esta investigación se produjo en momentos en que en los círculos políticos se comentaba (y en los círculos prosoviéticos se comentaba con particular simpatía) que el general Lanusse iba a realizar una visita a algunos países latinoamericanos y europeos, entre los que se encontraban Cuba y la Unión Soviética.
Con posterioridad se produjo el desplazamiento de José Antonio Allende como Presidente del Senado. Este hecho tiene una gran importancia. Cierra, prácticamente, las posibilidades de golpe indoloro con el que soñaban los “institucionalistas”1.Y va a ser seguido, posteriormente, con el defenestramiento de Anaya, que era la cabeza de ese golpe en las FF.AA. (la cabeza oculta, por cuanto la cabeza pública, según los golpistas, eran los militares del Estado Mayor, en vinculación fundamentalmente con algunos sectores de la Marina).
Luego se produjo la expulsión de Cámpora del peronismo.
En esta situación se marchó a la conmemoración del 1° de Mayo. Hay que decir que en torno a la conmemoración del 1° de Mayo se tensaron todas las fuerzas en el movimiento obrero y popular, entre los golpistas y antigolpistas. Se tensaron en un grado y una magnitud tal que de nuevo volvieron a quedar claramente delimitadas las trincheras entre los golpistas prorrusos y proyanquis y los antigolpistas. Por ejemplo, en el caso de la provincia de Santa Fe, mientras la CGT de la ciudad de Santa Fe llamaba abiertamente a no movilizarse para el 1º de Mayo, amparándose en la resolución de la CGT central, según la cual los obreros que residían a más de 100 kilómetros de la Capital no concurrirían al acto del 1° de Mayo, la CGT de Rosario llamaba públicamente, y como decía en una solicitada “pese a quien le pese” a movilizarse para el acto del 1° de Mayo. Esta lucha por la movilización del 1° de Mayo abarcó ciudad por ciudad, localidad por localidad, gremio por gremio, empresa por empresa y cada sección de fábrica del Gran Buenos Aires. Y se hizo en medio del boicot abierto de la cúpula de la CGT a un acto que debía demostrar el carácter masivo o no del apoyo al gobierno peronista de Isabel.
No sólo tuvo importancia la movilización popular al acto del 1° de Mayo, sino que también la tuvo el discurso de Isabel a la mañana en la inauguración de las sesiones parlamentarias, y el discurso de Isabel a la tarde en la Plaza de Mayo. Ambos discursos tuvieron como eje la defensa de la Patria.
Y es precisamente la defensa de la Patria frente a los enemigos imperialistas que la acechan y la que puede permitir la más amplia coalición antigolpista en los actuales momentos. Por otro lado, también, en ese acto, Isabel reafirmó su decisión de resistir.
Hay que destacar la importancia que tiene la participación en el acto del 1° de Mayo de los estudiantes nucleados en la Federación Universitaria Argentina, (después de muchos años de división o separación del movimiento estudiantil organizado con el movimiento obrero y popular de carácter peronista) cuando existe una gran ofensiva de las fuerzas golpistas entre el estudiantado. La participación de la FUA en el acto del 1° de Mayo es el resultado de la confluencia de posiciones antigolpistas de los compañeros del Partido Socialista Popular que dirige Estevez Boero, de los compañeros de la Juventud Radical, que han ido tomando posiciones antigolpistas en la FUA, y de las posiciones del PCR.
Otro hecho importante en la resistencia antigolpista está dado por el acercamiento, en distintos niveles, de nuestro Partido con las organizaciones del peronismo. Esta es una de las condiciones para la derrota de los golpistas.
Se ha dado desde este punto de vista un resultado totalmente contrario al que imaginó la camarilla dirigente del falso Partido Comunista, que, en determinado momento, antes de las elecciones de Misiones, transformando sus sueños en realidad, afirmó que el peronismo se disgregaba y que el PCR se aliaba con la “fracción” minoritaria y “fascista” del peronismo. Las elecciones de Misiones demostraron lo contrario; lo que crece es la tendencia a la unidad entre el Partido Comunista Revolucionario y la tendencia mayoritaria del peronismo, y esta tendencia tiende a cohesionarse en torno a posiciones nacionalistas y tercermundistas y lo que se disgrega, en general con posiciones, prosoviéticas, es minoritaria.
1 ”Institucionalistas”: partidarios de dejar a Isabel como titular de un gobierno cívico-militar dirigido por los golpistas como el de Guido el 1963, o de desplazarla reemplazándola con el “sucesor constitucional” es decir: el Presidente del Senado.
El estado de ánimo de las masas populares
El factor más importante en estos cambios en la correlación de fuerzas ha estado y está, en la actitud política de las grandes masas populares. Principalmente, de la clase obrera, y en especial modo la clase obrera de aquellos lugares en que el Partido, aplicando a fondo la línea del Tercer Congreso y las resoluciones del Comité Central del mes de noviembre del 74, ha jugado verdaderamente su rol de vanguardia.
Durante meses las grandes masas obreras se tomaron tiempo para reflexionar sobre muchos aspectos de la situación política argentina que aparecían sumamente confusos, complejos, difíciles de entender por sus apariencias, y que arrancaban, principalmente, de los sucesos ocurridos desde el 20 de junio de 1973 en Ezeiza. Esta actitud de las grandes masas populares comenzó a evidenciarse luego de la muerte de Perón, y se tornó claramente evidente, en particular para nosotros los comunistas revolucionarios, a partir de la asamblea de la planta Santa Isabel, de Ika Renault que decidió levantar las medidas de lucha en el SMATA Córdoba con posterioridad al triunfo de la lucha por el aumento salarial.
El Partido supo extraer las conclusiones correctas de la situación política general, y principalmente del estado de ánimo de las masas. A partir del Comité Central de noviembre, iniciamos una intensa labor de masas, destinada a que éstas pasaran a una activa labor antigolpista, en el camino de la lucha liberadora y democrática
Las grandes masas fueron paulatinamente demostrando su voluntad antigolpista. Entendida ésta no como una aspiración de retroceder hacia un pasado añorado, sino como una condición para avanzar en la liberación nacional y social de nuestra patria y de nuestro pueblo. Las elecciones de Misiones y el acto del 1° de Mayo son los mejores ejemplos de esa actitud, pero también lo son los pronunciamientos de asambleas obreras y cuerpos de delegados, entre otros, los de Perdriel, y distintas asambleas del SMATA Córdoba; los de Gas del Estado; Fate; Melchor Romero en La Plata; las elecciones de la carne en Berisso; los pronunciamientos de diferentes sindicatos de obreros rurales; y, muy especialmente las últimas asambleas de Rigolleau. Pronunciamientos como los de algunas organizaciones agrarias y como los de la FUA, entre otros, son pruebas palmarias de que esa voluntad no se reduce solamente al ámbito de la clase obrera.
En el movimiento estudiantil, se notan síntomas de reactivación del mismo con una línea correcta. Las masas estudiantiles, que fueron instrumentadas y dopadas, durante un prolongado período, con la utopía de la “universidad socialista”, y a las que se les hizo creer, bajo la dirección de Puigróss y la JUP, que dirigían el país y serían la “vanguardia” del proceso liberador, despiertan a la realidad. Al igual que luego del primer gran impulso del movimiento de la Reforma Universitaria en la década del veinte, luego de 1945 (donde fueron punta de lanza de la Unión Democrática) y luego de 1958, han iniciado una profunda reflexión sobre el período recientemente vivido. Las conclusiones del mismo dependerán en gran medida del papel del Partido en la Universidad. Las experiencias anteriores demuestran que no siempre las conclusiones que se sacaron de esos grandes estallidos de masa y de las ilusiones pequeñoburguesas que los acompañaron fueron correctas. Esto depende en mucho de los estudiantes pero depende aún más del movimiento obrero y del Partido que debe preocuparse, como vanguardia de la revolución argentina, de ayudar al movimiento estudiantil a extraer conclusiones y una línea justa de la experiencia realizada.
En cuanto al movimiento juvenil se asiste al fin de la euforia del movimiento que fue encabezado por la, pequeña burguesía revolucionaria e instrumentado, al servicio de la burguesía prosoviética, por los Montoneros y la llamada Coordinadora de Juventudes Políticas que dirigieron ellos y la FJC. La elevada participación juvenil en el acto del 1° de Mayo es indicativa de un nuevo momento. Surgen nuevas organizaciones juveniles en el peronismo y se fortalecen tendencias antiimperialistas en la juventud radical. Crece la JCR.
La juventud obrera debe ser la columna vertebral de un gran movimiento patriótico, antigolpista, de la juventud. Existen para ello todas las condiciones. Las masas juveniles son antigolpistas y bulle en ellas un hondo descontento porque quieren transformaciones revolucionarias que van más allá de los proyectos de la burguesía. De allí la importancia de la organización masiva del movimiento juvenil.
En las villas de emergencia y en las barriadas obreras crecen en forma arrolladora las posiciones de las fuerzas antigolpistas y son reducidas a mínima expresión las fuerzas golpistas, como aquellas prosoviéticas que en su momento fueron hegemónicas en esos lugares.
Las últimas asambleas de Rigolleau y Fate en el Gran Buenos Aires, donde algunas fuerzas querían hacer, como llegaron a decir “una nueva Villa Constitución”, demuestra que la dirección, que la orientación que el Comité de Lucha de Villa Constitución hegemonizado por el PC, el PST, el PRT, imprimió a esa heroica lucha proletaria (una orientación de fracaso, una orientación de alianza con todo el gorilaje golpista, y de alianza y/o esperanzas en la dirección de la UOM, atacando a Isabel como enemigo principal) no es la orientación, no es el camino, hacia el que se orientan las grandes masas del país después de este período de reflexión al que hemos hecho mención.
La línea justa que comienza a abrirse camino en las grandes empresas del proletariado industrial es una línea que une al combate por sus reivindicaciones y al combate por la recuperación de sus organizaciones de clase en manos de los jerarcas sindicales (instrumento, la mayoría de estos, de las fuerzas golpistas), la lucha contra el golpe de Estado. Y esta línea es producto de las mejores experiencias del proletariado a partir de 1955 y, especialmente, a partir del Cordobazo y las grandes luchas posteriores a 1969. Porque indica que el proletariado no sólo no acepta ser furgón de cola de las fuerzas burguesas y terratenientes golpistas, sino que crece su voluntad de ser protagonista consciente e independiente en los grandes combates nacionales y de clase que se avecinan en la Argentina. Que el proletariado juegue este papel protagónico, antigolpista y de vanguardia de las masas populares argentinas, es tarea principal de su partido marxista-leninista, es decir, del PCR.
El avance de las posiciones antigolpistas en las grandes masas estimuló la contraofensiva del sector nacionalista y tercermundista del peronismo encabezado por Isabel y López Rega. Y la resistencia de éstos (que en enero-febrero habían llegado a estar casi cercados) a los conspiradores proyanquis y prorrusos estimuló, a su vez, a la resistencia de las masas.
Todo esto influyó también sobre el radicalismo. Porque el triunfo del golpe de Estado replantea en estas condiciones la división popular que, luego de 1955, permitió al imperialismo, principalmente yanqui, y a los terratenientes, causar duras derrotas a nuestro pueblo. Derrotas que también fueron tales para el radicalismo, aunque éste hubiese pensado en ocasiones que podía aprovechar la proscripción del peronismo. Observando el actual proceso portugués, en importantes sectores de la dirección del radicalismo duraron poco las ilusiones en el golpe “institucional” que promovía el P“C” y los prosoviéticos.
Todo esto no apacigua a los golpistas. Por el contrario, exacerba a las tendencias golpistas. Un ejemplo de ello lo da un manifiesto liberal que circula profusamente en las FF.AA. Un manifiesto de contenido gorila proyanqui. Este manifiesto polemiza con aquellos que pretenden introducir modificaciones parciales en el gobierno a través de la presión a los militares y de diferentes “planteamientos”, con la finalidad de “llegar” a 1977, manteniendo la fachada institucional, y producir entonces cambios a más largo plazo. Y dice este sector gorila proyanqui que esto es una ilusión, porque es una ilusión, dice, pensar que los peronistas llegarán a perder las elecciones. Señala que debe darse un golpe abierto ahora porque como ya se demostró en el anterior gobierno peronista, y se demuestra actualmente, los peronistas “seguirán ganando las elecciones” y ganarán las elecciones del 77. Como se ve los triunfos electorales del peronismo, como en Misiones, no hacen decaer la intensidad de los preparativos golpistas; sino que operan como estimulantes de los mismos.
El otro sector golpista, el más activo, el sector golpista prosoviético, que busca el control del gobierno por FF.AA. amigas y un proceso que vuelva a permitirles retomar el control de la situación como llegaron a tener en ciertos momentos, en los años 72 y 73 con Lanusse y Cámpora, plantea, como ha hecho el periodista Neustadt recientemente que “el gobierno gana las elecciones, pero no puede gobernar”.
Las revelaciones de la entrevista del 25 de abril entre Anaya e Isabel, demuestran que a 10 días de las elecciones misioneras, el primero hizo al gobierno un nuevo “planteamiento”, apoyado por lo fundamental de la dirección del Ejército. Ese “planteamiento” apuntaba a exigir la salida de López Rega y la creación de la Secretaría de Seguridad o el otorgamiento de funciones similares al Estado Mayor Conjunto. Y so pretexto de la relativa “ineficiencia” de las medidas gubernamentales de la represión a la guerrilla en Tucumán, exigía medidas de carácter político y social, que demuestran una creciente injerencia de los militares en el gobierno y por detrás del gobierno tal cual exigen los golpistas.
Como se ve, los golpistas estimulan el desabastecimiento a través del contrabando y la especulación; estimulan la represión a través del terrorismo; traban por todos los medios al gobierno; rompen el frente único del pueblo y luego acusan al gobierno de “ineficaz” y con ese pretexto conspiran.
Tanto las posiciones que analizábamos antes, de los sectores proyanquiscomo las de los sectores prosoviéticos, demuestran que la contraofensiva de los sectores antigolpistas no hacen decrecer la agresividad de los sectores golpistas.
Isabel desplazó a José Antonio Allende de la presidencia del Senado y decidió hacer el acto del 1° de Mayo sin conceder a la dirección de la CGT, que quería hacerlo el 30 de abril y hegemonizarlo con sus consignas y con su línea. El discurso de Isabel en Tucumán y una serie de otros hechos se inscriben en esa misma dirección, culminando con el desplazamiento de Anaya y otros miembros de la cúspide del Ejército.
En cuanto al golpe prosoviético, conviene señalar que actualmente corren rumores sobre una gran “variedad” de golpes. En esencia, todos estos golpes, unos de contenido “peruanista,” otros de contenido “profesionalista”, otros de contenido “nacionalista” más de derecha; son distintas formas de ir agrupando a las diferentes corrientes del Ejército para darles una orientación de lucha contra el enemigo principal, es decir contra López Rega, con la finalidad de aislar, someter o voltear al gobierno de Isabel. Esta orientación, según comentan los sectores golpistas, llegó a ser predominante en la dirección del Ejército, apoyándose fundamentalmente en el Estado Mayor del mismo, y trabajaba en coordinación con algunos sectores de la Marina.
Paralelamente se van organizando los sectores proyanquis, que promueven un “pinochetazo”; un golpe militar fascista semejante al de Chile, claramente proyanqui y proterrateniente. Este sector ha hecho circular un proyecto de “Constitución” que instaura la pena de muerte por una serie de delitos con carácter retroactivo e imprescriptible, y de otras medidas de clara orientación “pinochetista”, para usar una palabra que está “a la moda”. Otro sector que trabaja en esa dirección es el socialcristiano, en el que participan una parte de la Iglesia y Onganía.
Sería un error creer que estas distintas corrientes golpistas no pueden, en determinado momento, confluir y unirse tras el sector que hegemonice a los grupos golpistas. Es por eso que los contactos, de los que se ha hablado bastante últimamente, que existirían entre un sector prosoviético y el golpe de Onganía, no son descartables. Por cuanto todos estos grupos coinciden en la necesidad de apartar del gobierno al peronismo encabezado por Isabel de Perón, e impedir su consolidación porque ésta podría cerrar el paso a los intentos golpistas. Por eso no hay que descartar, entonces, la posibilidad de una confluencia táctica detrás del sector que sea hegemónico, como sucedió en el año 1966, cuando distintas corrientes del Ejército: liberales, nacionalistas, de contenido más o menos progresista, y los sectores prosoviéticos, se emboscaron tras el grupo hegemónico (que en ese entonces era el grupo proyanqui de Onganía) en espera de una “segunda vuelta”. Ahora son los yanquis los que estimulan a los soviéticos a dar el golpe para evitarse el trabajo de acabar con un gobierno peronista.
A partir del desplazamiento de Anaya y de José Antonio Allende de la presidencia del Senado, se ha hecho muy difícil la posibilidad de un golpe institucionalista tal cual lo concibieron en su momento el P“C” y otros sectores prosoviéticos. Sin embargo, no está descartada esta posibilidad. En definitiva, el golpe prosoviético apunta, por distintos caminos, pero siempre por caminos que le posibiliten la más amplia confluencia de fuerzas bajo su hegemonía, orientarse hacia una salida semejante a la de Portugal. Por eso que el P“C” ha señalado últimamente, por boca de Arnedo Alvarez, en su informe, que son incorrectas las posiciones izquierdistas que “no comprenden” que tras una amplia alianza pueden operar mejor los sectores “progresistas y avanzados”. Es decir: que tras un Spinola pueden enmascararse mejor los agentes y amigos de Brezhnev.
El discurso de Numa Laplane el 29 de Mayo, tiene el mérito de sacar a la luz el debate que se realiza actualmente en los cuarteles confirmando lo que venimos diciendo desde hace meses sobre las corrientes que actúan en ellos. La clase obrera y el pueblo deben hacer escuchar allí su voluntad antigolpista.
Es posible derrotar a los golpistas
El enfrentamiento golpe-antigolpe es la forma que va tomando la acumulación de fuerzas para el desenlace inevitable de la situación abierta con las grandes luchas posteriores al año 69 que previó nuestro Tercer Congreso. Señalamos entonces, y es necesario volver a repetirlo, que ese desenlace inevitable no implica un plazo breve; pero sí implica el desemboque de la situación política argentina en un carril que permitirá dirimir la contienda entre distintas fuerzas, que aún no han llegado a un choque definitorio, y que vienen preparándose desde hace tiempo para ese choque. Cuando decimos que el enfrentamiento golpe-antigolpe es la forma que va tomando la acumulación de fuerzas para ese desenlace, para esa situación estamos refiriéndonos a un hecho evidente, aunque muchos quieran cerrar los ojos ante él: todas las fuerzas políticas en pugna se preparan para ese momento. Y se habla de reformas constitucionales, de elecciones, de pacificación, pero todos cuentan los fusiles que tienen, o pueden tener en el momento del choque.
Por todo lo antedicho, es muy importante estudiar experiencias similares del movimiento obrero y popular internacional, como por ejemplo la situación española en todo el período que va desde el año 32 al año 36. Y, particularmente, estudiar las experiencias argentinas, en especial la situación del año 55. El análisis de la situación del año 1955 es muy importante porque hay que impedir que, como entonces, el proletariado quede aislado; hay que impedir que el proletariado quede aislado y desarmado, como sucedió en 1955, y los sectores golpistas puedan triunfar.
Frente a un golpe de Estado existen dos posibilidades, no una sola. Existe una posibilidad de triunfo y existe una posibilidad de derrota; eso depende del camino, de la línea que llegue a predominar. Si frente al golpe llega a predominar una línea de conciliación, la derrota será inevitable. Si frente al golpe llega a predominar la línea del proletariado y su Partido, que es la línea de la lucha, una línea liberadora y de perspectivas revolucionarias, el golpe será derrotado.
El Partido debe comprender que en esas condiciones la derrota de los golpistas puede abrir un cauce original para el desarrollo de la revolución en nuestro país. La derrota de los golpistas, sobre la base de la movilización obrera y popular, en una conjunción de fuerzas antiimperialistas como la que será necesaria para poder derrotar a los golpistas, creará una situación sumamente favorable para avanzar en el camino que señaló nuestro Tercer Congreso. Al mismo tiempo está claro que el triunfo de los golpistas prorrusos o proyanquis creará una situación particularmente dura y difícil para las masas populares, para la liberación de la patria, y para el movimiento revolucionario argentino.
La línea antigolpista del Partido comprende esas dos posibilidades. Procura ante ellas un camino de avance para el proletariado y el pueblo. Levanta la defensa de los intereses patrióticos. Y, al mismo tiempo, transita por un rumbo que seguiremos largo rato los revolucionarios argentinos: el rumbo de la unidad de los comunistas revolucionarios, con los peronistas nacionalistas y tercermundistas, y con las grandes masas peronistas. No se trata, en nuestra posición, de una actitud declamatoria. Se trata de una posición política activa, y así lo venimos demostrando. Y se trata de una posición coyuntural que se inscriben una línea para la revolución argentina, y no un desvío, un atajo o un descanso, en esa lucha por la revolución.
Hemos dicho que para derrotar a los golpistas es necesario que se resuelvan cuatro problemas fundamentales. El primero: ganar a las masas para la lucha antigolpista. El segundo: la coordinación de todas las fuerzas antigolpistas. El tercero: es el armamento del pueblo. El cuarto: la hegemonía del proletariado.
En cuanto a la necesidad de ganar a las masas para la lucha contra el golpe, se ha avanzado mucho desde noviembre a aquí. Entonces nuestro Partido planteó como tarea fundamental del momento político la unificación de las fuerzas antigolpistas, la denuncia de las fuerzas golpistas y la movilización popular contra el golpe de Estado. Fuimos acusados por muchos de “delirantes''. Ya en septiembre del 73, cuando el Gral. Perón ganó las elecciones con el apoyo de 7.300.000 votos, muchos consideraron “delirante” nuestra advertencia sobre el carácter inestable de esa situación, y que en el país se estaban agudizando las condiciones que preparaban un choque violento de las fuerzas que habían venido enfrentándose en el período anterior. Desde noviembre hasta aquí se ha avanzado mucho. Sectores importantes de la clase obrera y del pueblo han comenzado a comprender que existe un peligro real de golpe de Estado y que es necesario prepararse para enfrentar y derrotar a ese golpe de Estado. Nosotros creemos que la consigna del Partido no debe ser ya la de ¡¡¡No a otro 55!!! la consigna del Partido debe ser ¡¡¡Otro 55 No Pasará!!. Se ha planteado también, y trae a la conciencia popular recuerdos relativamente frescos, la consigna ¡¡¡Otro 55 y Otro 66 No Pasarán!!! En ocasiones puede usarse esta consigna, pero en general creemos justo levantar como consigna. ¡¡¡Otro 55 No Pasará!!! En cuanto a la actitud de las masas frente al golpe de Estado, el problema fundamental a resolver es que ellas tengan un papel activo, consciente, constante, de movilización antigolpista.
La lucha antigolpista es una lucha democrática y antiimperialista. Es una lucha democrática porque no existe nada más antidemocrático que un golpe de Estado, aunque éste se disfrace de “democrático” y “progresista” como pasó en el 55, o en otras ocasiones. Y es una lucha antiimperialista porque son las grandes potencias imperialistas las que están promoviendo y organizando el golpe de Estado. Por eso la lucha democrática y antiimperialista fortalece las posiciones antigolpistas y no lo contrario, como creen distintos sectores burgueses Lo mismo sucede con la lucha por las reivindicaciones populares porque la lucha por las reivindicaciones populares y la satisfacción de las necesidades de las grandes masas populares, crea las condiciones para que quienes verdaderamente pueden aplastar a los golpistas, es decir, las grandes masas populares, puedan movilizarse enérgicamente en defensa de las posiciones antigolpistas. Es en relación con esto que nosotros tenemos que ver todas las cuestiones de la lucha reivindicativa, de la lucha democrática, de la lucha antiimperialista, de la lucha por las paritarias, los problemas de las masas campesinas, la lucha por la libertad de los presos. En relación con la lucha de paritarias, por aumento de salarios, el Partido debe colocarse a la vanguardia, como ha sucedido en el SMATA Córdoba., como ha sucedido en Rigolleau y en algunas otras empresas. Pero la lucha de paritarias, como toda lucha reivindicativa, demuestra que no puede ser resuelta exitosamente si no se la coloca sobre el eje antigolpista. En caso contrario las luchas obreras no solamente son utilizadas por las fuerzas golpistas, sino que van a la derrota, como ha pasado en Villa Constitución. La lucha de los obreros de Santa Rosa, en el verano último, ya mostró cuál es el camino correcto de unidad entre la lucha reivindicativa y la lucha antigolpista.
Durante todo el período de trabajo de las comisionas paritarias ha estado planteado contra quién se dirige el golpe. Porque los jerarcas sindicales han realizado una serie de maniobras a espaldas de las masas, y en la enorme mayoría de los casos éstas ni siquiera conocen cuál es el monto de aumentos que se piden y cuál es el estado de las tratativas en las paritarias. Por lo tanto, se trata, en primer lugar, de luchar por los aumentos de salarios necesarios y por mejores condiciones de trabajo, y dirigir este golpe contra las patronales, por un lado, y contra los jerarcas sindicales propatronales por otro. Los jerarcas sindicales han conducido las tratativas en las paritarias en forma tal que, en definitiva, vencidos los plazos, el gobierno tuviese que laudar, y por lo tanto el gobierno volviese a quedar en una pinza entre el movimiento obrero, dirigido por jerarcas golpistas, y el movimiento empresarial, también dirigido por empresarios golpistas de las trenzas de Gelbard-Broner, o de la trenza proyanqui de ACIEL.
La lucha por aumentos de salarios y mejores condiciones de trabajo, es una lucha que plantea una contradicción con los sectores de la burguesía nacional con los que nos tenemos que aliar contra el golpe de Estado promperia1ista. Pero no se trata de negar contradicciones, que son objetivas; se trata sí de resolverlas en la mejor forma posible para la lucha antiimperialista y de liberación.
Particular preocupación debe merecernos el movimiento campesino. Las posiciones de las fuerzas golpistas son muy fuertes allí. En primer lugar, se han reorganizado las fuerzas terratenientes tradicionalmente proyanquis. Pasado el momento de ilusión de algunos sectores terratenientes por el camino que le invitaban a transitar los sectores prosoviéticos, han vuelto a reunirse junto a los sectores reaccionarios proyanquis.
Si las masas campesinas no son ganadas para posiciones antigolpistas, más tarde o más temprano, el golpe de Estado va a triunfar.
Últimamente los sectores prosoviéticos, que son fuertes en el campo a través de alianzas y acuerdos con diversos sectores de burguesía agraria, fundamentalmente los ligados a la conducción gelbardiana de la CGE han logrado atraer a un sector de los terratenientes a un frente único, y han pasado a organizar las últimas medidas de lucha en el campo. En realidad esta lucha, políticamente, se ha hecho bajo la hegemonía de los terratenientes, que han logrado imponer como línea del movimiento la línea de la Sociedad Rural, expresada en una solicitada de amplia difusión con motivo del reciente paro agrario.
Tenemos que impulsar la lucha de los campesinos pobres y medios. Pero tenemos que hacerlo dividiendo aguas con los sectores golpistas proterratenientes. Y en esto, al igual que en otros sectores obreros y populares, la posición del Partido debe ser clara y tajante, aunque en un primer momento lleguemos a quedar aislados y solos. Pero esa es la condición necesaria para que el movimiento campesino no sea la principal pieza de maniobra de los golpistas, y las masas campesinas se transformen en instrumento de sus enemigos: los terratenientes. Para derrotar a los golpistas en el campo, la condición fundamental es el desarrollo de un poderoso movimiento del proletariado rural. El Partido, que ha crecido últimamente entre los obreros rurales, debe realizar un gran esfuerzo para organizar y movilizar a los obreros rurales con una línea antigolpista correcta.
Pero esto tiene que complementarse con una política de alianza con el campesinado pobre y el campesinado medio, una alianza a partir de que nosotros nos apoyamos en los campesinos pobres, tratamos de aliarnos con los campesinos medios y neutralizar a los campesinos ricos. Hay ejemplos, pocos, pero existen, de cómo las posiciones antigolpistas pueden ser compartidas también por sectores importantes del movimiento campesino, como sucede con una importante organización campesina de la Pampa Húmeda, en donde el Partido ha conquistado posiciones importantes en el último período; y donde se ha desarrollado una corriente de carácter antigolpista. Pero en los hechos, al ser muy débiles estas posiciones, el movimiento campesino va todavía como furgón de cola de los terratenientes y de la gran burguesía agraria golpista.
En cuanto a la lucha por las libertades democráticas, nuestra línea parte de ser abanderados de lo patriótico, de lo antigolpista, y desde allí tomamos la lucha democrática. La lucha democrática tiene que ser un instrumento para resolver las tareas de la lucha patriótica, antiimperialista y antigolpista. En relación con esto es que el Partido ha encarado la tarea de la lucha por la libertad de los presos en el último período. Tarea muy importante y aún subestimada por el conjunto del Partido, desde la dirección hasta las organizaciones básicas.
La subestimación de la lucha por las libertades democráticas, con un contenido antigolpista, indica que existen en el Partido ilusiones en la burguesía nacional que imaginan que los presos van a salir gracias a las gestiones que se realizan con el gobierno y no gracias a la lucha y la movilización de las masas. Esas ilusiones son sólo eso, porque los hechos están demostrando que si no hay denuncia y lucha de masas, los presos políticos no salen. En cuanto a esto, se ha evidenciado tanto en los asesinatos de los camaradas del Partido en la Capital, como en La Plata, tanto en el caso de Winer como en el de Rusconi y en el de los cinco compañeros asesinados en los últimos días en la ciudad de La Plata, que los golpistas son los provocadores que meten en prisión y que asesinan a los camaradas del PCR a partir de nuestras posiciones antigolpistas. Y que están tratando de montar un gran complot contra el Partido a través de una labor de provocación que ha llevado a la cárcel a compañeros en San Juan, Bahía Blanca, La Plata, y otros lugares del país.
Pero así como sabemos que son esas fuerzas golpistas las que, por lo general, detienen a nuestros camaradas, asesinan, o montan esas provocaciones, también sabemos que el gobierno tiene los medios necesarios para disponer la libertad de esos camaradas, y para contribuir a deshacer esos complots que en definitiva son complots que van creando el clima para el golpe, por cuanto el golpe de Estado no puede triunfar sin aplastar o neutralizar a los combatientes antigolpistas, de los cuales nosotros somos la vanguardia. Por lo tanto, es necesario que el Partido libre una gran lucha para lograr la liberación de los compañeros detenidos, presos, la denuncia de las distintas provocaciones que se han montado contra el Partido, y que se organice en todos los niveles el frente de libertades y la solidaridad con los compañeros detenidos.
Por todo ello, la lucha por la libertad de nuestros camaradas detenidos y por la libertad de los presos antigolpistas y de los luchadores obreros y populares, es una de las tareas importantes para ganar a las masas para la lucha efectiva contra el golpe de Estado.
En relación con la necesidad de ganar a las masas para la lucha contra el golpe de Estado, adquiere una gran importancia la lucha ideológica contra los golpistas. La lucha ideológica contra los golpistas se desarrolla, o se debe desarrollar en todos los niveles, porque la batalla entre las fuerzas golpistas y antigolpistas se desarrolla en todos los niveles. A nivel de sección de fábrica, del cuerpo de delegados, de fábrica, de gremio, a nivel de ciudad o provincia. Esta lucha ideológica es parte fundamental del trabajo para ganar a las masas y tiene que tener en cuenta los recuerdos y las opiniones de la memoria social de las masas explotadas y populares; todo lo que pueda ayudar a que comprendan y puedan desenmascarar por sí mismas las maniobras de los sectores golpistas. Por otro lado, esta lucha, y por lo tanto la propaganda del Partido, debe tener permanentemente en cuenta cuáles son las ideas que están en las cabezas de las masas. Los argumentos, las ideas reales, no las que nos imaginamos nosotros que están en la cabeza de las masas. No las ideas que están en el activo solamente, sino las ideas que están en las masas respecto del golpe de Estado, o respecto de los argumentos que acostumbran a utilizar los golpistas en su trabajo. Muchas veces el Partido se hace eco de las opiniones de activistas influenciados, en una u otra forma, por los golpistas, y no de las opiniones de las masas. Para que esto sea posible es necesario que el Partido pueda escuchar a las masas. Y para esto es preciso hablar con las masas y escucharlas, lo que exige, ahuyentar el enjambre pequeñoburgués que muchas veces llena los oídos de los militantes del Partido con sus zumbidos histéricos, sin permitirnos escuchar las opiniones de las masas. A partir de las opiniones de las masas nosotros podemos rebatir los argumentos cambiantes, que parten de la situación política concreta y del momento concreto, que elaboran las centrales golpistas, y que elaboran con gran rapidez procurando desarrollar una campaña psicológica. Por ejemplo: ya el 1° de Mayo a la noche estaban en todo el país las opiniones de esos sectores sobre dicha jornada, incluida la mentirosa información sobre la “expulsión” del PCR de la Plaza de Mayo.
A través de las fuertes posiciones que aún detentan sobre los órganos de prensa, de televisión y de radio, hacen llegar a las grandes masas su propaganda. Entonces, nosotros tenemos que realizar un trabajo muy intenso en este terreno. La labor ideológica, la labor de propaganda, de agitación, realizada por el Partido desde el mes de noviembre no tiene comparación con ninguna otra desde el origen del Partido. Es una labor de propaganda que nos ha permitido llegar con decenas de miles de declaraciones sobre la situación política al proletariado industrial concentrado en las 20 grandes empresas claves del país. Y aparte nos ha permitido llegar a través de solicitadas, televisión, radio, y por distintos medios a millones de personas. Sin embargo, esa labor agitativa y propagandística es sólo el comienzo de lo que debemos realizar en la lucha por agrupar a las fuerzas antigolpistas en el país, y por triunfar sobre los golpistas proimperialistas. Esa lucha, como decimos, requiere permanencia, renovación y ajuste a las cambiantes necesidades del momento político.
La batalla por ganar a las masas para la lucha activa contra el golpe de Estado exige que dediquemos una atención particular hacia esa otra gran fuerza política que es el radicalismo. Una gran fuerza política popular hegemonizada, fundamentalmente, por sectores de burguesía agraria, de terratenientes modernos y algunos sectores de burguesía industrial.
Como en el peronismo, también en el radicalismo se comprueba que existen diversas tendencias que acuerdan y se unen, en relación con la situación política concreta. En el peronismo los golpistas han tenido una política sumamente cuidadosa; han tenido en cuenta todas las diferencias posibles de explotar para aislar al sector político que ellos querían aislar es decir al sector tercermundista nacionalista de Isabel-López Pega, al que en su momento pensaron dejar totalmente aislado y cercado, utilizando todas las contradicciones del peronismo, para ganar a un sector o, en caso de ser esto imposible, enfrentarlo con los otros, dividirlo, etc.
Así también actúan en el radicalismo, no sólo a escala nacional, sino también a nivel provincial, porque desde el punto de vista nacional, las posiciones antigolpistas de Balbín aún son minoritarias, aunque se van afirmando progresivamente y van ganando el apoyo de la UCR. Hay que tener en cuenta que lo que comúnmente se llama, “balbinismo” comprende varias tendencias dentro del radicalismo, en la que existen desde los balbinistas llamados “ortodoxos”, con posiciones antigolpistas semejantes a las de Balbín, hasta sectores que bajo el común nombre de balbinistas, en realidad tienen discrepancias con la actual posición táctica del balbinismo. Incluso dentro de esta misma corriente hay sectores que son afines a las corrientes golpistas prosoviéticas, como hay también corrientes afines a los sectores golpistas proyanquis.
Lo mismo sucede con el Movimiento de Renovación y Cambio que lidera Alfonsín; en el último Congreso realizado por dicho movimiento, la Juventud Radical manifestó su oposición a la caracterización que hace el “alfonsinismo” del gobierno nacional, al que caracteriza como “fascista”. Toda esta batalla en el radicalismo ha pasado a ser de una gran importancia para la lucha contra el golpe proimperialista.
Si la batalla para unir contra el golpe proimperialista al comunismo revolucionario con el peronismo tiene una gran importancia, también es decisivo ganar para posiciones antigolpistas al radicalismo. A partir de las elecciones de Misiones, sufrió un duro golpe el proyecto de construir una tercera gran fuerza política, que los revisionistas llegaron a soñar que podía contar con 3.500.000 de votos nacionalmente. Por eso, últimamente, han pasado a centrar su trabajo en la perspectiva de transformar al radicalismo en la base de confluencia de las fuerzas golpistas. Para lo cual susurran al oído de los radicales la perspectiva de que éstos se transformen en un “gran frente electoral” que gane las elecciones al peronismo. En realidad a los golpistas no les interesa tanto la posibilidad de un frente electoral, como la posibilidad concreta de que el radicalismo sea la gran fuerza de confluencia golpista que sirva de sustento político al golpe de Estado que están planeando.
Con esto también tienen vinculación los intentos de que “vuelvan al redil las ovejas descarriadas del radicalismo”, es decir, las que emigraron hacia el Partido Intransigente, hacia el MID, o hacia otras fuerzas políticas, en el pasado.
En la lucha por ganar a las masas incluimos la lucha patriótica por aislar en las FF.AA. y en la Policía, a los sectores claramente golpistas. Y lograr que una parte importante de las FF.AA. apoyen a las fuerzas antigolpistas por un lado, o neutralizar la mayor cantidad de fuerzas posibles, para el caso de un enfrentamiento entre golpistas y antigolpistas.
La otra tarea que plantea la lucha contra el golpe de Estado es la coordinación de las fuerzas antigolpistas. Es una tarea decisiva, sin la cual será imposible derrotar a los golpistas. Se ha avanzado en este camino en el último período. Se ha logrado coordinar el trabajo, fundamentalmente con los sectores del peronismo, sectores de las 62 Organizaciones y sectores peronistas del movimiento obrero y popular- en una serie de lugares. Esta coordinación fue amplia en las elecciones de Misiones. Pero se han logrado avances importantes también en villas de emergencia, ocupaciones, empresas, en ciudades y en distintas provincias.
La clave de la coordinación de las fuerzas antigolpistas está en que la misma tenga su columna vertebral en las grandes empresas de concentración del proletariado urbano y rural, donde las grandes masas obreras son peronistas, y donde la unidad con los comunistas revolucionarios con los peronistas puede garantizar que el proletariado tenga una posición de vanguardia en caso de golpe.
La coordinación antigolpista plantea el problema del gobierno de frente único, es decir, está planteada la posibilidad de que en determinado momento la construcción de un gobierno de frente único en la lucha contra, sectores golpistas, sea, no solamente posible sino también necesario. Que sea imposible enfrentar y derrotar a los golpistas sin la constitución de un tal tipo de gobierno de características patrióticas y antiimperialista. Esto puede ser una posibilidad a escala nacional, pero es mucho más visualizable aún en el caso de provincias en las cuales, como sucede en la provincia de Santa Fe, las autoridades máximas estén claramente enroladas en una línea golpista.
Esto plantea un problema político y un problema teórico, que como tal fue abordado por el VII Congreso de la Internacional Comunista en el año 1935, en el Informe del camarada Dimitrov. El planteaba en ese Informe que en el caso que un gobierno de frente único sea no sólo posible, sino necesario, es fundamental que el mismo sea producto del frente único y que no limite ni al Partido ni a la clase obrera Y planteaba las siguientes premisas fundamentales para un tal tipo de gobierno: que el aparato estatal de la burguesía esté bastante desorganizado y paralizado y no se pueda impedir la formación del mismo. Que las masas se levanten en lucha (en nuestro caso diríamos contra el golpe) y no estén aún en condiciones de luchar por el gobierno popular revolucionario que planteamos en nuestro Programa. Y que la diferenciación y la radicalización de los partidos integrantes del frente único, haga que la masa de los mismos exija una lucha implacable contra el enemigo (insistimos en nuestro caso contra los golpistas proimperialistas). Dimitrov planteaba que la formación o la postulación de un tal gobierno sin crisis política es una desviación de derecha; y que el planteamiento de que los comunistas sólo participaríamos de un gobierno luego de una insurrección triunfante es una desviación de ultraizquierda. El centro de la labor política de un tal gobierno de frente único estaría en armar al pueblo y tomar medidas revolucionarias que faciliten la lucha contra el enemigo común. Desde ese punto de vista planteaba Dimitrov, y la práctica le dio la razón, un gobierno de frente único podría ser mucho más revolucionario inclusive que gobiernos “obreros”, que los hubo, producto de insurrecciones, y sin embargo fueron gobiernos de conciliación de clases.
Este tema tiene gran importancia en Argentina, donde el revisionismo y los falsos comunistas, han desnaturalizado esta consigna de gobierno de frente único. Hasta tal punto la han desnaturalizado que en la edición que hizo el P“C” del informe de Dimitrov, han salteado este capítulo al igual que el capítulo sobre frente único antiimperialista. Porque una cuestión es la constitución de un gobierno de frente único que sea un tránsito a la revolución, tránsito que facilite la lucha por la revolución, y otra cosa es concebir un gobierno de Frente único como un gobierno de “tránsito al socialismo” como hace el revisionismo (como hace el PC, o lo hicieron los Montoneros con el gobierno de Cámpora) evitando, salteando la revolución. Nosotros, en caso de crisis política, plantearíamos la constitución de un tal gobierno como única forma posible de derrotar a los golpistas proimperialistas y como tránsito a la revolución. Gobierno que tendría que ser antiimperialista y democrático, y que tendría que tener como primera y fundamental tarea, la movilización armada de todas las fuerzas populares contra los golpistas.
La coordinación antigolpista plantea también otro problema: el referente a las formas de organización de masas más aptas para esa coordinación. Han surgido acuerdos en algunos gremios y en algunas empresas, con los peronistas, que plantean en forma aguda esta necesidad. Esto también es válido para la unidad de las masas populares, estudiantiles, campesinas, etc. Y nos obliga a crear agrupaciones de frente único antigolpista o mantener las agrupaciones actuales y llegar a acuerdos de coordinación, etc., según el lugar y las circunstancias.
El otro problema planteado en la lucha contra el golpe, es la necesidad del armamento del pueblo. En caso de golpe de Estado se plantearán en forma aguda dos problemas. E1 problema del gobierno patriótico antigolpista, y el problema del ejército del pueblo capaz de enfrentar a los golpistas.
Esto obliga a que nosotros planteemos a fondo el problema del armamento del pueblo. Y no puede haber en esto ninguna necesidad legalista que nos obligue a ocultar nuestra posición ante el pueblo. Podemos ajustarnos desde ya, en determinadas condiciones de legalidad, formas capaces de explicar nuestra línea a las masas, tratando de utilizar al máximo las posibilidades legales. Pero el Partido tiene que llegar a las grandes masas con toda su línea, e insistir que, como enseñó la experiencia histórica argentina, desde las Invasiones Inglesas y la lucha por la independencia nacional, hasta la experiencia reciente de las masas peronistas en el año 55, la única garantía para poder derrotar a los golpistas, es que el pueblo esté armado y preparado, porque los golpistas están armados y cuando llegue el momento de la acción, “no van a tirar con confites”.
Y la cuarta condición, para triunfar sobre los golpistas proimperialistas es la cuestión de la hegemonía. ¿Armará el gobierno peronista al pueblo en el caso de golpe de Estado? En una situación de grave crisis política, y cuando el proletariado ha comenzado a armarse, no puede descartarse de inicio esa posibilidad. Pero confiar en ella para derrotar a los golpistas es una ilusión que puede costarle caro al proletariado y al pueblo. En general el peronismo, cuando concibe la lucha armada contra el golpe, la concibe, fundamentalmente, a través de la organización y la coordinación de grupos armados, y no a través del armamento de las masas populares. Nosotros tenemos una gran experiencia histórica para estudiar que es la experiencia de la revolución española. Experiencia de cómo fue fundamental la actitud independiente de la clase obrera y el pueblo para que el proletariado se armara y consiguiera más armas, y cómo, sobre esa base, el gobierno republicano concedió armas al pueblo.
La experiencia del pueblo boliviano en 1952 y cuando triunfó y cuando fue derrotado Torres; y la experiencia reciente del pueblo camboyano son también ilustrativas.
El enemigo fundamental
Muchos camaradas plantean con frecuencia, el “viraje de línea” del Partido a partir del CC de noviembre. Esto es equivocado. El Partido no “viró” de línea a partir de noviembre. Sucedió sí que viró la situación política nacional luego de la muerte de Perón. Primero lentamente y luego aceleradamente a partir de octubre-noviembre; el Partido adaptó a las condiciones concretas que se crearon con la agudización de los preparativos golpistas la línea del Tercer Congreso, con la orientación del momento político, que hizo el CC de noviembre y las adaptaciones que se hicieron en Comités Centrales posteriores.
Desde este punto de vista es fundamental recalcar que el enemigo fundamental de nuestro pueblo sigue siendo el imperialismo yanqui, y que el centro de nuestros golpes políticos tiene que estar dirigido a los yanquis y a los grandes terratenientes y grandes capitalistas a ellos asociados, reduciendo al máximo el radio del golpe. Esto tiene importancia para la política concreta del Partido, porque actualmente los sectores prosoviéticos que buscan aprisionar o destituir a Isabel, a través del llamado golpe “institucional”, son los más activos y peligrosos. Pero, pese a eso, los hemos diferenciado siempre políticamente de los yanquis y los hemos llamado permanentemente a la unidad contra el imperialismo yanqui; y cuando nosotros planteamos medidas de tipo económico, diferenciamos a esos sectores. Nosotros, por ejemplo, en el caso de Aluar, exigimos la nacionalización de la empresa, pero creemos conveniente respetar tanto a los capitales realmente invertidos allí por los testaferros soviéticos del grupo Gelbard (después de pagados los desfalcos que han cometido al patrimonio nacional) como respetar también los intereses de los capitalistas nacionales e italianos o europeos invertidos realmente en la empresa. Y planteamos en todos los terrenos la expropiación de los capitalistas imperialistas yanquis y de los terratenientes y grandes capitalistas a ellos asociados. Esto es fundamental. El Tercer Congreso estableció que solamente se debían afectar los intereses de otros terratenientes o grupos de gran capital, sólo cuando éstos impidan el progreso de determinada región o lugar en forma absoluta.
Por eso nosotros criticamos a los sectores antiyanquis, golpistas (no sólo a los golpistas prosoviéticos, sino también a los sectores golpistas antiyanquis que no son prosoviéticos o que no son agentes, ni intermediarios de los soviéticos) por dividir el frente único antiyanqui. En segundo lugar por permitir que se monten en el sentimiento antiyanqui los que quieren cambiar de amo, es decir, los sectores verdaderamente prosoviéticos. Y en tercer lugar criticamos a los sectores prosoviéticos porque proponen un camino de liberación ineficaz. Como ya se demostró en el caso latinoamericano, en Chile y otros lugares, y se está demostrando ahora en el caso portugués. Un camino que es ineficaz y lleva a reemplazar al “amo viejo por el amo nuevo”. En el caso argentino, parcialmente durante el gobierno de Lanusse y plenamente durante el gobierno de Cámpora, y posteriormente bajo el predominio absoluto en la conducción económica del equipo de Gelbard, nosotros hemos conocido la línea que pretende aplicar en el país el sector prosoviético; y esa línea se ha demostrado como ineficaz para avanzar en la lucha liberadora antiyanqui. Ha permitido que éstos se reorganicen y se reagrupen, y que de nuevo volvamos a tener flotando sobre el país la amenaza proyanqui. Por eso es correcto decir: enfrentando firmemente a los sectores proyanquis no vamos a permitir que se pretenda cambiar al amo viejo por amo nuevo.
El trabajo con las masas que influencian los golpistas
Es preciso trabajar con las masas que influencian los sectores golpistas, diferenciando, como hemos dicho, al jinete del caballo, es decir, a los golpistas prorrusos de las masas sobre las que se montan. En este sentido está claro, que la diferencia de jinete y de caballo, no puede llevarnos, como sucede con fuerzas que se autodenominan “marxistas-leninistas”, a no desenmascarar a los golpistas prorrusos so pretexto de “combatir al enemigo fundamental”, y so pretexto de no herir al movimiento sobre el que se han montado estos nuevos aspirantes a dominadores de la patria. Así en realidad se facilita el juego de los imperialistas soviéticos en este momento, los más activos en la faena golpista.
Existen sectores de izquierda que se proclaman enemigos del socialimperialismo soviético pero siempre coinciden, en la práctica, con las fuerzas amigas de ese imperialismo.
Esto se debe a razones políticas y teóricas.
Políticamente estos sectores señalan al imperialismo yanqui como el “enemigo fundamental”. Dicho esto dividen a los que se oponen a los yanquis en “derecha”, en “sectores intermedios”, e “izquierda”. Dado que la “derecha” es calificada de “reaccionaria” se deduce que quienes se le oponen serán más o menos “progresistas”. Para estos sectores la corriente derechista y reaccionaria es la de Isabel de Perón y López Rega. E incluyen -en los hechos- entre los sectores “intermedios” o más o menos “progresistas” al grupo empresario de Gelbard (que sería menos reaccionario o más progresista, como se quiera, que Gómez Morales) y a Anaya (que sería menos reaccionario o más “progresista” que Numa Laplane). Dicho esto aclaran que quienes ellos llaman derecha y reaccionarios (es decir Isabel de Perón) no han capitulado frente a los yanquis pero siguen diciendo, los benefician con ciertas medidas y que abren el camino a la “capitulación” con las medidas que han golpeado a los elementos “menos reaccionarios”, como Gelbard o Anaya.
A partir de estas consideraciones políticas atacan en la práctica al gobierno de Isabel como enemigo fundamental maldiciendo, de vez en cuando, al revisionismo y al PC, se las encuentra siempre en donde éstos están agrupando sus fuerzas para el golpe. Ya sea en el movimiento obrero (caso Villa Constitución o los divisionistas de la dirección del SMATA Córdoba), en el movimiento estudiantil (junto a los engendros inventados por los Montoneros y e1 PC), en las elecciones misioneras. En fin: donde se mire.
Cuando el falso P“C” denuncia “el giro a la derecha que se opera en el seno del gobierno y la urgencia de un cambio de rumbo” y exige la instalación de un “gabinete cívico militar de amplia coalición democrática” con elementos de “dentro y fuera” del gobierno, estos izquierdistas, que se denominan “marxistas-leninistas”, llaman a constituir “un gobierno de unidad de las fuerzas antiyanquis de fuera y dentro del gobierno”.
Como han diferenciado una izquierda, en la que se ubican, dentro del frente antiyanqui, para ser consecuentes impulsan, permanentemente, la línea más radical de enfrentamiento al gobierno; impulsan, como dicen, “las formas más vigorosas y elevadas que utilizó el proletariado de Villa Constitución”. De donde los destacamentos obreros y populares que llegan a ser dirigidos, o influenciados por ellos, se transforman, en la práctica, en fuerzas de choque de los golpistas, en general, y de los golpistas prosoviéticos en particular.
La raíz teórica de estos errores políticos está en que estos compañeros rechazan la teoría leninista del imperialismo moderno y tal como los socialdemócratas consideraron al imperialismo, ellos consideran al imperialismo soviético sólo como imperialismo político y no como imperialismo económico. Sólo como “agresor” externo, y no como fase monopolista del capitalismo, exportador de capitales y partícipe del reparto del mundo con los otros imperialismos. Para ellos capitalistas como Julio Broner o Gelbard (que dirigen sociedades anónimas a través de grupos radicados en Suiza, Uruguay, o de grupos financieros como el famoso PECERRE que esconden inversiones controladas por los soviéticos) son “capitalistas nacionales” y no testaferros de los soviéticos. Las categorías leninistas sobre el imperialismo las consideran válidas sólo para los yanquis o los ingleses, pero no para los soviéticos.
La situción económica
La situación económica del país es muy grave. Al agudizarse la crisis económica del capitalismo se ha originado aquí un agudo estrangulamiento externo derivado de una economía dependiente, basada en las exportaciones de productos agropecuarios, y en la importación de insumos básicos, con un mercado interno relativamente estancado fundamentalmente por la subsistencia del latifundio.
Durante el año 1973, la existencia de una amplia demanda de carnes, con un elevado precio por tonelada, empujó a los productores a aumentar las existencias en 1974. Al cerrarse los mercados de exportación europeos y japoneses, cayeron los precios al tiempo que se había producido un relativo estancamiento del área sembrada, lo que fue agravando también la situación de la agricultura.
Las perspectivas económicas de todo el sector agropecuario son gravísimas, fundamentalmente para los productos tradicionales de exportación. Ha caído por un lado el área sembrada que descendió de 28.705.000 Has. aproximadamente en 1973, a 26.663.000 Has. en el año 74, es decir un 7% menos. Y al no realizarse inversiones importantes en el año 74 se afectaron las cosechas del año 75. Se está asistiendo a una gran liquidación de la existencia de vacunos, y a una grave crisis de “sobreproducción” de la mayoría de los cultivos intensivos, lo que hace que la situación económica sea verdaderamente difícil.
La deuda externa del país ha alcanzado cifras astronómicas. Y gran parte de esa deuda externa, pública y privada, tiene plazos de vencimiento muy cortos. Durante el año 1975 habrá que pagar entre amortización de deudas e intereses, 3.700 millones de dólares.
El déficit del presupuesto nacional es astronómico y se suple a través de la emisión monetaria.
La carestía devora por anticipado todos los aumentos de salarios.
Por lo tanto la situación económica es verdaderamente difícil. Ante esta situación Gómez Morales ha planteado un plan de austeridad, un plan de austeridad “peronista” pero un plan de austeridad como los tradicionales, nada más que con los ingredientes populistas que puede tener un plan de austeridad bajo el peronismo.
Esta situación económica no tiene miras de resolverse a la brevedad. Los cálculos más optimistas esperan que el mercado internacional para las carnes, mejore recién para el año 1977. Se agrava paralelamente el déficit de combustibles. Durante el año 1974 se importaron 492 millones de dólares en combustibles, lo que crea también una situación grave.
Todo esto hace que se mantenga la base sobre la cual los planes golpistas han de poder operar con relativa permanencia en el próximo período. Estamos asistiendo a una verdadera oleada de luchas que basan en reclamaciones reales de regiones enteras del país. Por cuanto es muy grave la situación de los productores de la vitivinicultura, la fruticultura, la horticultura, el algodón, los tabacaleros, tealeros etc. Por lo tanto asistimos a un sinfín de luchas y de reclamos de todos estos sectores tratando de sortear la coyuntura. Y no existe posibilidad de aliviar seriamente esta situación de las masas trabajadoras con simples reformas que dejen intactos, los intereses de los monopolios imperialistas y de los grandes terratenientes.
La burguesía nacional en esta situación, se encuentra imposibilitada, para poder resolver la coyuntura económica con reformas. Uno de los casos típicos es el de la vitivinicultura, en donde el gobierno ha adoptado algunas medidas que parcialmente han tenido en cuenta los intereses de los campesinos pobres y medios, pero no ha habido una solución de fondo a los problemas que ha generado la crisis. Porque no puede ser una solución el aumento de la capacidad de vasija vinaria, por cuanto esto no puede extenderse al infinito. Lo mismo sucede actualmente con el algodón. Se fija un precio que no es compensatorio para el campesino pobre pero que podría permitir, por lo menos, evitarles una situación catastrófica. Pero resulta que el algodón depende de lo que compre Bunge y Born u otros monopolios comercializadores y Bunge y Born no compra el algodón en espera de que los precios caigan. El gobierno espera resolver esto abriendo la exportación de algodón, que es una medida reformista típica. Es decir, evitando el golpe frontal a la intermediación de Bunge y Born y otros monopolios intermediarios.
Existen problemas semejantes en las diferentes regiones económicas del país. Hace muy poco, el gobernador de Río Negro, Franco, opinaba que el problema de esa provincia era un problema demográfico y de falta de industrias; fundamentalmente de falta de industrias, decía. Esta es una idea esencialmente equivocada. Es la misma idea con la que Camus y otros gobernadores enfrentan los problemas de sus provincias. El problema de todo el interior del país es un problema esencialmente agrario, y en segundo lugar industrial; y a partir de allí, demográfico. A partir de resolver el problema agrario se podrá encarar una verdadera industrialización asentada en bases sólidas, y se podrá resolver también el problema demográfico de muchas de esas provincias.
Estamos entonces ante una coyuntura económica verdaderamente difícil. El gobierno vacila entre la aplicación de las medidas propuestas por Gómez Morales, o la atenuación de las mismas junto con otras medidas económicas; todas de carácter reformista. Aunque en algunos sectores del peronismo surgen reclamos de tomar algunas medidas de fondo, sobre todo nacionalizando algunas palancas de la economía nacional en manos del imperialismo, el gobierno se orienta hacia una política de contenido reformista.
En momentos de realizarse este Comité Central se habla del desplazamiento de Gómez Morales pero todo indica que no existen planes para realizar transformaciones estructurales que golpeen las causas de la crisis, y no sus efectos.
Nosotros lucharemos para que los platos rotos sean pagados por quienes los rompieron: los monopolios imperialistas, principalmente yanquis, y los oligarcas terratenientes.
En los años de “vacas gordas” para los capitalistas y terratenientes estos no distribuyeron sus ganancias entre los explotados. Por el contrario. La participación de los asalariados en la renta nacional fue cada vez menor. Miles de campesinos fueron echados a la calle en esos años. No fueron los obreros, los asalariados, los campesinos pobres y medios los que dirigieron el país. ¿Por qué han de pagar ellos la crisis que no causaron? ¿Por qué se quiere hacer creer que el aumento de los salarios debe aparejar el aumento de los precios si sólo debe implicar la disminución de las ganancias de los capitalistas? ¿Por qué los que menos tienen deben ser los que más deben dar, y los que más tienen, como se ha comprobado en el caso de las compañías petroleras o el de ALUAR, eluden impuestos, “blanquean” capitales, reciben jugosos créditos?
La clase obrera y las masas trabajadoras deben luchar vigorosamente para que la crisis la paguen los monopolios y grandes capitalistas, especialmente los yanquis y sus socios nacionales. Esta lucha es fundamental para dar un impulso decisivo al combate revolucionario, antiimperialista y democrático.
Nosotros hemos levantado para esta coyuntura, para esta emergencia, medidas que, inspiradas en el programa de nuestro Partido, permiten verdaderamente resolver la situación. Son medidas de tipo revolucionario. Como la nacionalización del comercio exterior, con estricto control del contrabando; el severo control de divisas y el desconocimiento de la deuda externa de tipo usurario y neocolonialista; la nacionalización de la banca con estricto control del crédito; el impuesto a las grandes fortunas, castigando severamente la evasión fiscal; la expropiación de los monopolios que provocan el desabastecimiento confiscando los productos acaparados o desviados del consumo; la inmediata creación de un organismo nacional de compra y comercialización de productos agropecuarios e industriales vitales para el abastecimiento, expropiando a los monopolios extranjeros, principalmente yanquis, y restringiendo a los monopolios nacionales que actúan en esa esfera; la nacionalización de las destilerías de Esso y Shell y las empresas monopolistas de capital yanquis como Rigolleau, Cargill, Minera Aguilar, Ducilo, General Motors, y otras básicas para asegurar un manejo independiente de la industria; el control obrero de la producción con delegados obreros electos directamente por las bases; la reforma agraria, expropiando sin indemnización los latifundios de propiedad de los grandes terratenientes asociados a los yanquis y de aquellos que traban el progreso del agro y es necesario expropiar para asegurar el acceso a la tierra de los sectores oprimidos del campo; la política activa de unidad antiimperialista, y firmemente tercermundista, tanto en lo interno como en lo internacional. Planteamos que no es el pueblo el que tiene que pagar la crisis que han generado los enemigos de la patria, sino los grandes monopolios, principalmente yanquis, y los terratenientes oligarcas. Esto requiere además la adopción de las medidas anteriores, imprescindibles para sortear la crisis y avanzar en el camino liberador, satisfacer sin demora los siguientes reclamos:
a) Salario Mínimo de 450.000 pesos, 50.000 pesos por hijo y por esposa y 20.000 por escolaridad y aplicación de la Ley de Contrato de Trabajo, para todos los asalariados.
b) Precios diferenciales, compra preferencial, tierra y créditos para los campesinos pobres y medios.
c) Ingreso irrestricto y becas para obreros y campesinos pobres y medios en la escuela secundaria y en la Universidad.
d) Vivienda digna para todos los trabajadores, con un pago no mayor del 10% del sueldo del ocupante; expropiación de las viviendas ocupadas propiedad de las compañías constructoras, que se dedican a la especulación y adjudicación de las mismas a obreros y empleados.
e) Libertad de todos los presos antigolpistas y de los combatientes del movimiento obrero y popular; democracia para el pueblo y cárcel para los conspiradores; movilización para barrer a los jerarcas sindicales y a los gobernadores golpistas, asegurando la democracia sindical y la autonomía federal de las provincias.
Nosotros levantamos estas medidas que entendemos que sólo pueden ser aplicadas por un gobierno revolucionario de frente único con hegemonía obrera. Pero creemos que si el pueblo lucha es posible que el gobierno pueda tomar medidas, realizar reformas relativamente avanzadas que, en esta situación de crisis, permitan ayudar a resolver los problemas más acuciantes de las masas obreras y populares, y acumular fuerzas para la lucha antiimperialista y democrática.
El Partido
El Partido ha realizado avances importantes en el último período. El tema será analizado en el segundo punto del orden del día, al tratar el balance de la campaña de reclutamiento.
Podemos decir que el Partido comienza a introducirse en el mar de las grandes masas obreras y populares. Así lo demuestran, entre otros hechos, las elecciones misioneras; las elecciones del gremio de la carne en Berisso; la combativa y valiente movilización del Partido en La Plata con motivo de los asesinatos de los camaradas Ana María, David, Carlos, Herminia y Guillermo; la participación del Partido en la movilización del 1° de Mayo, y los propios actos que organizamos en varias ciudades con motivo del 1° de Mayo, reivindicando las tradicionales banderas clasistas del proletariado internacional; los avances en el proletariado rural, etc. Estos últimos avances del Partido, son el resultado, allí donde se ha producido, de la aplicación a fondo de la línea del Partido.La línea antigolpista del Partido obliga a trabajar con las grandes masas obreras explotadas del país; con las masas más explotadas: los obreros de las empresas, frigoríficas, de la alimentación, obreros rurales, obreros que viven en las villas de emergencia, etc.
Si el oportunismo se apoya en una capa de obreros aburguesados, al proletariado revolucionario le compete ir hacia la “masa inferior”, como decía Engels, hacia la verdadera mayoría, la que como decía: “no está contaminada de ‘respetabilidad burguesa’”. Comentando esto Lenin decía: “Esta es la esencia de la táctica marxista”. Y agregaba: “si queremos seguir siendo socialistas nuestro deber es ir más abajo y más hondo, a las verdaderas masas: en ello está el sentido de las lucha contra el oportunismo y todo el contenido de nuestra lucha” (V.I. Lenin, O. C. Tomo XXIII, Pág. 118, Ed. Cartago).
El Partido comienza a integrar efectivamente la, teoría marxista-leninista, con la realidad política nacional, provincial y regional. Comienza a trabajar hacia el campo; a trabajar en el movimiento femenino; a darse una política de trabajo hacia la burguesía nacional, etc.
Profundos cambios han comenzado a darse en el Partido a partir del Tercer Congreso y más particularmente a partir del CC de noviembre, cuando el Partido se ubica como vanguardia real de su clase y de las grandes masas obreras y populares ante el peligro de golpe de Estado proimperialista. Si se comprende que no es un problema sólo de fuerzas, sino que es un problema principalmente de línea el papel que puede jugar el Partido en los graves momentos que se avecinan podremos estar a la altura de nuestros deberes. Y a partir de ese problema de línea, el Partido tendrá fuerzas, tendrá organizaciones suficientes; si hacen falta armas con una línea correcta las armas se conquistarán, etc.
Por eso el Partido ha comenzado a pensar, no solamente en la empresa de concentración, en el centro de la actividad del Partido en cada zona, sino que ha comenzado a pensar en las empresas que deciden en el movimiento obrero en cada zona; a pensar en el trabajo en el movimiento femenino, o sea entre la mitad de la población; movimiento decisivo para la lucha revolucionaria; a tener en cuenta que sin ganar al campesinado pobre y medio será imposible, no ya la realización de la revolución agraria, antiimperialista, antimonopolista, en marcha al socialismo, que plantea el Programa del Partido, sino que será imposible derrotar a los golpistas.
Con la política al mando, será posible dar un salto gigantesco. Esto genera una aguda lucha de líneas en el Partido, porque sobre una base teórica común, revisionista, aparecen desviaciones oportunistas de izquierda y desviaciones oportunistas de derecha. La base teórica de esas desviaciones en nuestro Partido es revisionista. El método de análisis que lleva a ellos es subjetivo, ya sea por dogmatismo o por empirismo.
La manifestación política de1 revisionismo y del subjetivismo es oportunista de izquierda o de derecha.
El oportunismo de izquierda recibe estocadas mortales luego del Tercer Congreso y del CC de noviembre. Pero todavía es la principal traba para la aplicación a fondo de la línea política del Partido. Es la desviación dominante.
Al calor de la lucha contra la desviación de izquierda incuba la desviación de derecha.
El oportunismo de izquierda frente al peligro de golpe de Estado y la división de aguas que el mismo genera en la sociedad argentina toma una posición “principista”, doctrinaria, inodora, e insípida, y no se atreve a plantear si frente al golpe de Estado prorruso o proyanqui el Partido defiende o no al gobierno de Isabel y procura o no la unidad con los peronistas que enfrentan el golpe. El oportunismo de izquierda elegiría en tal caso un balcón para fijar una posición doctrinaria y ver cómo se desarrollan las cosas partiendo del hecho que el proletariado no hegemoniza aún ninguno de los dos bandos que se enfrentan.
El oportunismo de derecha, en cambio, transforma la consigna, “frente al golpe de Estado prorruso o proyanqui, junto al pueblo peronista, defender al gobierno de Isabel” en una defensa del gobierno de Isabel en general, no sólo frente al golpe de Estado.
El oportunismo de izquierda sólo ve la lucha, la diferenciación, la crítica y repudia el frente único. El oportunismo de derecha sólo ve la unidad y olvidando la hegemonía abre las compuertas a la disolución del Partido. La desviación de derecha coloca al Partido detrás de las masas peronistas porque si bien éstas están dispuestas a defender al gobierno de Isabel frente a los golpistas al mismo tiempo están descontentas con la situación actual y quieren ir hacia adelante, hacia cambios profundos y no superficiales. En la medida en que crezca la fuerza antigolpista esto será cada vez más evidente.
Por eso creemos conveniente revisar una formulación del editorial de Teoría y Política N° 14. En ese editorial se hacen consideraciones valiosas sobre la situación política actual pero se ha deslizado una apreciación errónea. Se dice que: “el avance de las masas peronistas, el avance hacia posiciones consecuentemente revolucionarias en el combate liberador, antiimperialista y antioligárquico, inclusive su apoyo a la política de los comunistas revolucionarios y su incorporación a las filas del PCR, no constituye una negación de su experiencia anterior sino una elevación a un plano superior”.
Esa apreciación es teóricamente equivocada ya que, desde el punto de vista marxista, es imposible que nada se eleve a un plano superior sin negar parte de lo anterior. Así como los auténticos comunistas tuvimos que negar críticamente una parte de nuestra experiencia anterior para llegar a nuestras posiciones actuales así también los peronistas deberán negar críticamente una parte de su experiencia anterior para avanzar a un nivel superior.
Esto es muy importante en el momento en que han entrado al Partido muchos obreros que provienen del campo peronista, que llevan “a Perón en el corazón”. No es eso lo que está en discusión. No está en discusión el que lleven “a Perón en el corazón”, cuando tratan de transformarse en auténticos comunistas. Lo que sí está en discusión es la presión que existe sobre el Partido argumentando: “por fin ha surgido un comunismo patriótico, un comunismo argentino, auténticos comunistas”. Y nos plantean: ¿por qué no cambian el nombre y dejan de llamarse comunistas?”. En otra situación histórica, cuando se constituyó, con las particularidades que tuvo, el Frente Único en China, también hubo quienes plantearon a los camaradas chinos si no podrían “suprimir esa horrible palabra comunismo al nombre del Partido”. Ante lo cual el Presidente Mao contestó “los comunistas de todos los países, no tienen más que una sola cosa en común, lo que tienen en común es un método de pensamiento político fiel a la línea del marxismo, los comunistas de todas partes tienen que distinguir entre este sistema de pensamiento y otro asunto completamente distinto, el sistema comunista de organización social, que es la definitiva finalidad política de su sistema de pensamiento”.
Los comunistas revolucionarios no proponemos hoy al comunismo para la Argentina. Luchamos por la revolución democrática y nacional y lealmente nos unimos a los peronistas y demás patriotas contra el golpe proimperialista. Pero así como los peronistas son justicialistas, nosotros somos marxistas-leninistas, lo que origina diferencias esenciales de línea entre nosotros y los peronistas.
Toda la actividad del Partido se desarrolla en medio de esa lucha de opiniones en el seno del Partido. Lucha de opiniones que es beneficiosa, útil para el Partido, en la medida en que ella sea franca y abierta y respete la metodología centralista democrática del Partido.
La campaña de reclutamiento, realizada en estas circunstancias políticas, ha puesto todo esto de relieve. Existen en el Partido tendencias “movimientistas”. “sindicalistas”, y mucho más poderosas que ésas, existen tendencias estrechas, sectarias, de un pequeño partido de puertas cerradas aislado de las masas.
Pero no han sido estas tendencias, con toda la gravedad que tienen, el principal obstáculo para resolver los objetivos de reclutamiento, sino que al plantearse la posición del Partido frente al peligro de golpe de Estado se produjo una discusión, un debate, una profunda lucha de ideas con todo el enjambre de pequeñoburgueses que venía rodeando al Partido. Y se abrió una dura lucha interna. El Partido sólo podía reclutar y crecer en la medida en que aplicando a fondo su línea trabajase en esas grandes masas obreras superexplotadas, que son las que pueden tomar y aplicar a fondo la línea del Partido.
Ha habido, en medio de esta campaña de reclutamiento, cambio de aliados. Allí donde el Partido comprendió esto a fondo, se pudo realizar un reclutamiento relativamente importante.
La lucha por la aplicación de la línea del CC de noviembre, se dio en muchas zonas en torno a acontecimientos quo lo conmovieron, como el asesinato de nuestro camarada Rusconi en La Plata; como la carta del compañero Salamanca en el caso de Córdoba y la línea del SMATA de Córdoba. En otras zonas esa lucha se dio en torno a los objetivos de la campaña de reclutamiento.
Nosotros no previmos suficientemente, cuando lanzamos la campaña de reclutamiento, que la misma iba a hacerse en medio de ese gran debate y que, por lo tanto, la lucha por la aplicación de la línea implicaba la revolucionarización a fondo del Partido para poder, simultáneamente, cumplir con los planes de reclutamiento. Desde ese punto de vista el reclutamiento ayudó, no sólo porque una cantidad de centenares de camaradas se ha incorporado al Partido, fundamentalmente obreros, sino también porque fue un instrumento para la aplicación de la línea del Partido. La lucha por la aplicación creadoramente y a fondo de la línea del Partido va a continuar; y debe hacerse para fortalecer la unidad del Partido. La lucha por fortalecer la unidad del Partido es permanente. Y es permanente porque nunca puede existir unanimidad en el Partido. Porque existen ideas diferentes en cada camarada la lucha por la unidad tiene que ser permanente.
La lucha por aplicar la línea del Tercer Congreso y del CC de noviembre, debe hacerse para fortalecer la unidad del Partido, y no para debilitarla, teniendo en cuenta ese gran principio elaborado por el camarada Mao, cuando dice que la lucha interna del Partido se da entre revolución o revisionismo; intriga o franqueza; y fraccionalismo o unidad. La lucha por el revisionismo implica la intriga, y la intriga implica, la fracción; y la lucha por una línea revolucionaria, implica la franqueza y la lucha por la unión del Partido.
El Partido ha sufrido, sufre y sufrirá una persistente labor de infiltración de los servicios del Estado y de los servicios proyanquis y prorrusos. Esto es En la lucha contra esos enemigos vamos adquiriendo cierta experiencia. La más importante es la de no confundir la lucha política con la lucha contra los agentes. Estos para actuar deben operar deformando la línea marxista-leninista; y vulnerando los métodos partidarios. Por eso es tan importante como la defensa de la línea la defensa de los métodos marxista-leninistas de partido. Cuando ellos se vulneran los provocadores hacen su trabajo con comodidad.
Proyanquis y prorrusos, y otros tipos de provocadores, alardean de su poderío, pero no han podido impedir ni el surgimiento ni el crecimiento de nuestro Partido, y en la medida en que integremos bien la verdad universal del marxismo-leninismo con la revolución argentina, aunque suframos derrotas parciales, y tengamos bajas dolorosas, se romperán los dientes nuestros enemigos y el Partido cumplirá sus objetivos históricos.
El Partido va a realizar en este CC un balance de la campaña de reclutamiento y surgirían con seguridad importantes conclusiones para el trabajo posterior del Partido.
La campaña de reclutamiento ha demostrado que el Partido puede, en un plazo relativamente breve, duplicar el número de sus afiliados. Y éste es uno de los objetivos que se nos plantea para el período próximo. La gran lucha por duplicar el número de afiliados del Partido hasta fin de año.
Se ha planteado que las campañas de reclutamiento tienen que ser excepcionales. También criticamos la idea del reclutamiento “permanente”, tan cara a los revisionistas del falso Partido Comunista. Esta es una típica idea evolucionista y reformista. Pero esto no significa que no existan períodos de flujo y de ascenso del movimiento revolucionario en los que el reclutamiento es una tarea permanente y exige que se la planifique como tal y que se luche y se derroten las ideas que lo frenan.
La tarea principal del Partido es la lucha por aplastar a los golpistas, y junto al pueblo peronista, abrir un rumbo liberador para la patria y para el pueblo. Al calor de esa lucha debemos plantearnos como una tarea permanente, en esta coyuntura de ascenso, de avance del Partido, la duplicación de sus afiliados junto con la duplicación de la difusión de Nueva Hora a fin de año como gran pilar organizativo y de crecimiento del Partido; las cotizaciones; las tareas de preparación especial; y también las tareas de educación que faciliten la asimilación de los afiliados que hemos hecho en la reciente campaña de reclutamiento: El eslabón decisivo de todas estas tareas, en el eje de la lucha antigolpista, es el reclutamiento.
Durante el mes de junio debemos planificar la campaña financiera que todo el Partido realizará durante el mes de julio para posibilitar los medios necesarios para la aplicación de la línea política de1 Partido, y la realización de las tareas que están planificadas.