Se mantiene la ofensiva contrarrevolucionaria del imperialismo, a escala mundial, para barrer conquistas históricas de la clase obrera y los pueblos; aunque el imperialismo enfrenta mundialmente la creciente resistencia de la clase obrera y la lucha liberadora de los pueblos y naciones oprimidas. El capital monopolista ha aprovechado las nuevas relaciones de fuerza creadas por la restauración capitalista en los ex-países socialistas (en la URSS en 1957 y en China en 1978) y, posteriormente, el “sinceramiento” de esa restauración con el derrumbe de la Unión Soviética en 1991 y la abierta imposición de medidas de estímulo a la “economía de mercado” en China, para mantener esa ofensiva. La cubre con el manto ideológico de la llamada “globalización” que, supuestamente, borraría las diferencias entre las clases, las naciones y los pueblos. Entre el Octavo y el Noveno Congresos de nuestro Partido, en varios países, grandes puebladas lograron voltear a gobiernos odiados por las masas. Han crecido rasgos independentistas frente al imperialismo en países del Tercer Mundo. La crisis económica que estalló inicialmente en el Sudeste Asiático, en 1997, la crisis de Japón, el derrumbe del supuesto modelo de desarrollo económico de los llamados “tigres asiáticos”, el crac ruso de agosto de 1998 y el de Brasil de enero de 1999, con la posterior generalización de la crisis económica a toda América del Sur, le dieron un duro golpe ideológico a la ofensiva mundial del imperialismo. Las recientes manifestaciones obreras y populares contra la Organización Mundial de Comercio en Seatle y contra el Foro de Davos, en Suiza, ejemplicaron a nivel mundial los cambios que, en esta polaridad, se preanuncian para el 2000. La concentración del 31/5 contra el FMI, en la Argentina, aportó en esa dirección. Simultáneamente se agravan las “guerras comerciales” y las contradicciones interimperialistas.
