Compañeras y compañeros, amigas y amigos: Cuando fundamos el Partido en el ‘68 muchos nos vaticinaron una pronta desaparición. Otros directamente nos amenazaron con hacernos desaparecer de la política argentina. La dirección del Partido Comunista desató en aquel entonces, una gran campaña de desprestigio sobre nosotros. Se nos acusaba, como se decía entonces, de haber caído en la charca del enemigo, en la charca de la burguesía. Nos acusaban de ser jóvenes divisionistas que no sabíamos lo que era construir un Partido. Y efectivamente éramos jóvenes y no sabíamos lo que era construir un Partido. Siempre pensamos que lo nuestro era, como fue, una rebelión de soldados y sargentos, una rebelión juvenil en defensa del marxismo leninismo. Una rebelión protagonizada por miles de compañeros esperanzados en construir un partido político revolucionario de la clase obrera, un partido para luchar por la revolución de liberación nacional y social y por el socialismo en nuestro país.
Recientemente hemos publicado varios tomos con los documentos de nuestros congresos y con los documentos del período de nuestra fundación. En ellos pueden verse con claridad los temas en los que teníamos errores y confusiones. Pero también pueden verse allí los temas en los que no teníamos confusión alguna. Las conclusiones a las que trabajosamente habíamos arribado a partir de nuestra militancia. Los temas en los que ya no teníamos la más mínima duda. Teníamos muy claro que la dirección del PC argentino había traicionado la causa revolucionaria de los trabajadores y al marxismo-leninismo. Y teníamos muy claro que ante esa realidad, era una necesidad de la clase obrera construir un nuevo partido. Un partido que mantuviera en alto las banderas del marxismo-leninismo y que las integrara a la realidad concreta de nuestra revolución. Un partido que se fundiera con las masas obreras y populares y que se esforzara por dirigirlas en la lucha por la revolución. En un momento además, en que en el plano internacional se producían grandes acontecimientos y en el que en el país crecía el odio contra la dictadura de Onganía.
Y teníamos muy claro también que ese objetivo, como siempre lo indicó el Che con su palabra y con su ejemplo, no sería conquistado por los trabajadores y el pueblo sobre un lecho de rosas. Porque sabíamos muy bien que la historia de la lucha de clases había enseñado por demás, que las clases dominantes nunca abandonan por las buenas sus privilegios, nunca abandonan por las buenas la opresión y explotación a la que someten a los obreros y al pueblo. Y que esta verdad histórica era la razón por la cual Marx había señalado hace ya muchos años, que la violencia es la partera de la historia. Lo cierto fue que por defender estas verdades nos llamaron fraccionistas y divisionistas. ¡Vaya unidad la que nos quería imponer la dirección del PC!
Fue así entonces compañeros, que con Otto a la cabeza nos lanzamos a construir este Partido que hoy conmemora sus 40 años de existencia. Que los conmemora con orgullo. Con el orgullo de no haber arriado jamás las grandes banderas que fundamentaron su existencia. Las banderas de servir al pueblo, las banderas de la revolución democrática, popular, agraria, antiimperialista en marcha ininterrumpida al socialismo. Las gloriosas banderas del marxismo leninismo.
Al maoísmo llegamos después
Es sabido que cuando fundamos nuestro Partido no éramos maoístas. Al maoísmo llegamos varios años después. Y fue con sus aportes que recién pudimos realizar un análisis marxista del proceso que llevó a la derrota del socialismo en la Unión Soviética en 1957. Acontecimiento que iba a marcar en profundidad el período histórico que nos ha tocado vivir. Así también con el maoísmo pudimos comprender la trascendencia de la teoría de la continuación de la revolución en las condiciones del socialismo. Teoría que dio claridad y nuevas perspectivas a millones de comunistas que habían quedado sumidos en las tinieblas luego de la derrota del ‘57.
Pero lejos de hacer de estos desarrollos del marxismo leninismo una defensa doctrinaria, nuestro Partido se esforzó por integrarlas a nuestra realidad. Fue así que a partir de comprender el cambio de color que se había operado en la Unión Soviética y en China, pudimos desentrañar primero la penetración económica y política en nuestro país del imperialismo ruso, y la del imperialismo chino después. Y así como pudimos afirmar, que no era posible comprender la política argentina desde fines de la década del ‘50 sin tener en cuenta la creciente penetración del imperialismo ruso, podemos afirmar hoy, que no es posible entender la política argentina en la actualidad, sino se tiene en cuenta la creciente penetración del imperialismo chino, sus alianzas y sus ambiciones de dominación. Si no se tiene en cuenta la penetración silenciosa de este nuevo actor de nuestra dependencia y de la disputa interimperialista por el control de nuestro país.
Como es sabido, por esta lucha sufrimos todo tipo de calumnias y ataques. Y esos ataques no solo provinieron por parte de la reacción sino también por algunas fuerzas de izquierda. Fuerzas que así como antes consideraron erróneamente a la Unión Soviética como amiga de los pueblos, vuelven ahora a cometer el mismo error al considerar en la actualidad como amigo de los pueblos, al imperialismo chino. Y decimos esto concientes de que una política revolucionaria exige utilizar a su favor las contradicciones interimperialistas. Pero una cosa es utilizar las contradicciones del enemigo y otra cosa es negarlas o desconocer su carácter, porque si se las niega o se desconoce su carácter se termina siempre, más allá de las palabras, siendo esclavo de las mismas. Siendo miserablemente usado por las mismas.
Nos hemos mantenido unidos
Desde nuestra fundación ha pasado ya mucho tiempo. Nuestro Partido ha crecido y se ha desarrollado. Es un hecho que desde entonces nuestro Partido se ha mantenido unido, superando los golpes, las intrigas y maquinaciones de los enemigos de todo color y pelaje. Y nos hemos mantenido unidos porque nos hemos esforzado por practicar el marxismo y no el revisionismo. Porque nos hemos esforzado por practicar un estilo democrático como garantía de una verdadera centralización consciente. Porque sabemos que en el Partido se expresan contradicciones que son un reflejo de las que existen en la sociedad, y conscientes de ello nos hemos esforzado por abordarlas siempre luchando por la unidad.
Señalar este logro frente a enemigos poderosos, frente a los revisionistas, tiene un enorme valor, pero lo tiene aun más si tenemos en cuenta que enfrentamos en la actualidad al gobierno kirchnerista. Por cuanto no ha habido gobierno en los últimos tiempos que haya mostrado tanto empeño, tanta persistencia y tantos métodos corruptos para dividir al pueblo, para intrigar y comprar dirigentes como este gobierno. Por eso es un orgullo poder comprobar que sus planes divisionistas contra el PCR y la CCC han fracasado. Y afirmar que lucharemos con todas nuestras fuerzas para que siga siendo así. Porque seguiremos haciendo de la lucha por la unidad de nuestras filas un objetivo prioritario, conscientes de que las tormentas que se avecinan requieren de esa unidad como una de las condiciones de triunfo para la causa obrera y popular.
El desafío: cambiar la correlación de fuerzas en el movimiento obrero
Finalmente compañeros, quisiera decir algunas palabras sobre el desafío que tenemos planteado. Porque una conmemoración como la que estamos realizando, es también un momento propicio para revistar nuestras fuerzas. Para analizar nuestros lados fuertes y débiles en la lucha en la que estamos empeñados. Para hacerlo abierta y francamente.
Y debemos decir en primer lugar que tenemos planteado ese desafío como un requerimiento esencial de la actual situación política y de nuestra lucha contra el gobierno kirchnerista. Y ese desafío es el de cambiar la correlación de fuerzas en el movimiento obrero a favor de las fuerzas clasistas y combativas. Y más precisamente en los cuerpos de delegados de las grandes concentraciones del proletariado industrial. En aquellas concentraciones que cuando se movilizan, por su peso sindical y político, por su historia, son decisivas para avanzar en la unidad popular y para fijar el rumbo del conjunto del movimiento social y político de la región y del país. Por eso es que avanzar en el cambio de la correlación de fuerzas en el movimiento obrero, será decisivo para avanzar en la unidad popular, para atraer hacia el lado del pueblo a una parte de las fuerzas armadas del enemigo y para avanzar en las posibilidades de triunfo de la lucha por dar vuelta la tortilla en la política argentina. Y es para este gran objetivo que necesitamos también, miles de nuevos afiliados a nuestro Partido y a nuestra Juventud. Miles de nuevos lectores para nuestro semanario y un espíritu financiero como el que hemos tenido para este acto, porque juntando pesito tras pesito es como lo hemos podido realizar.
Esa ha sido la enseñanza del desenlace de la lucha contra la dictadura de Onganía, del desenlace de la lucha antigolpista y de la lucha antidictatorial. Y sobre todo compañeros, esta ha sido la gran enseñanza del Argentinazo. Tuvimos fuerzas para tumbar a un gobierno pero no pudimos imponer un gobierno patriótico y popular. Y así entonces es que se sucedieron luego los cambios de personajes, los cambios de beneficiarios en las disputas de los de arriba. Pero es un hecho que lo que no ha cambiado y sigue imperando es el sistema con que los monopolios, los terratenientes y los imperialistas oprimen y explotan al pueblo argentino.
Cambiar esta situación es un requerimiento de la actual situación política argentina porque siguen prendidas las brasas del Argentinazo. Porque el período de auge de las luchas obreras y populares no sólo no se ha cerrado, sino que se ha profundizado. Porque el gobierno kirchnerista se ha debilitado enormemente y comienza a hacer agua su modelo económico. Porque la creciente inflación empuja a las masas a la lucha y porque el kirchnerismo ha hecho trizas el federalismo en el país. Porque, como lo está demostrando la extraordinaria lucha agraria, el país se está convirtiendo en un escenario muy poco propenso para la paz social que pretenden el gobierno y todos los enemigos del pueblo.
Y también, compañeros, porque el proceso abierto afrontará, tarde o temprano, su desenlace. Y es también esta perspectiva la que nos impone afrontar dicho desenlace sin las debilidades con que afrontamos los anteriores. Porque la fortaleza de las clases dominantes estuvo entre otras razones, en esta debilidad de las fuerzas populares. Y esa debilidad fue que la clase obrera no jugó su papel dirigente al frente de todos los sectores populares, en la necesaria alianza obrera-campesina. Y eso fue por la acción de sus dirigentes traidores y conciliadores. Dirigentes traidores y corrompidos que debemos barrer si es que queremos avanzar en la lucha por la liberación de nuestro país.
Y esto es posible. Es posible por la situación nacional e internacional. Porque existe una corriente muy grande de jóvenes obreros que lo exigen y porque tenemos de donde aprender. Nos lo enseñan desde la historia Salamanca y Antonio. Nos lo enseña la experiencia desarrollada en desocupados y jubilados, que ha transformado a la CCC en una verdadera organización de masas. Nos lo enseñan las crecientes experiencias de los originarios y entre los campesinos pobres y medios. Nos lo enseñan las mejores experiencias desarrolladas en el movimiento obrero por numerosas organizaciones partidarias y de la juventud, experiencias que nos están señalando el camino. Y será posible si nos apoyamos en la inagotable capacidad combativa de nuestra clase obrera y en el temple de nuestro Partido, de la Juventud y de la CCC.
Por todo ello este 40 Aniversario será seguramente un punto de referencia en la lucha por lograr este gran objetivo. No coincidimos con los que dicen que a este gobierno no lo para nadie, y si no que miren lo que está pasando con las luchas campesinas. No coincidimos con quienes dicen que los jerarcas son un mal eterno en el sindicalismo argentino ni con los escépticos que creen que la revolución es una utopía. Los nuevos vientos que soplan en América Latina y en nuestro país demuestran lo contrario.
Por todo esto compañeros, marchemos con decisión a cumplir este gran objetivo del período actual. ¡Vivan las luchas de la clase obrera y el pueblo! ¡Viva la Corriente Clasista y Combativa en el movimiento obrero! ¡Viva el camino del Argentinazo! ¡Viva la revolución de liberación nacional y social en marcha al socialismo! ¡Viva el PCR!