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02 de octubre de 2010

Jorge veía con gran optimismo este momento político

Hoy 1233 / Amancay "Chiquito" Ardura, Coordinador de la CCC

Querida familia, estimados amigos de Jorge, amigos del Partido Comunista Revolucionario, camaradas del PCR, compañeros de la CCC, compañeros de lucha política como Vilma y otros presentes.
El PCR ha perdido a uno de sus grandes líderes históricos. La clase obrera argentina, y por qué no decir la del mundo, ha perdido también mucho, muchísimo, con la muerte de Jorge Rocha; un trabajador incansable en la construcción del Partido. Ha dicho Vilma Ripoll “no es fácil tener organizadores”, muchos partidos se quejan de esto. Rocha, durante 40 años juntó –con Otto Vargas y demás compañeros– a cuatro generaciones para hacer grande el PCR, para que se enraizara para defender a muerte el marxismo-leninismo-maoísmo y su integración con la lucha de la clase obrera y el pueblo argentino para la revolución, para el socialismo, para el comunismo. Era, yo diría, un rabioso antirrevisionista y antioportunista político.
Admiraba profundamente a los hombres y, sobre todo, a las mujeres sencillas. En la lucha previa y posterior al Argentinazo, esas mujeres con sus sacrificios, muchas veces con sus golpes encima, llenas de hijos, hambreadas, tomaron en sus manos la lucha, llenaron las calles de Argentina. Pero no sólo hicieron eso, y es lo que más él admiraba, sino que entraron al Partido Comunista Revolucionario, organizaron sus organismos de base, repartían su periódico, cobraban sus cotizaciones. Esto lo deslumbraba a Rocha, lo conmovía profundamente. Y así, ese gran maestro se transformaba en un alumno. Lo pueden decir los compañeros y compañeras de la Zona Norte, de La Matanza…
Preocupado él no sólo porque la línea del Partido sea aprehendida por esas camaradas y compañeros que con tanta fuerza venían y querían saber, se dedicaba pacientemente a enseñar; pero sobre todo a aprender aquello por lo que tenía una admiración muy profunda. Lo mismo con las células obreras, el construir en las grandes fábricas, tenía admiración. Empujaba eso y quería generalizarlo, porque era su área. Quería demostrar que era posible que la gente sencilla, la gente de abajo, el proletariado construya su Partido.
Es un hombre que nos ha dejado muchos legados. Otto puede decirnos cuántas veces, él compartió toda la información que tenía. Y en cada tarea que le encomendaba el Partido o en su propia tarea, consultaba a todo el mundo. Cuántas veces nos habrá dicho “bueno, muchachos consulten para hacer las cosas”. Así se veía que la unidad del Partido en cada acto, en cada cosa que hacía, la tenía en la cabeza, porque la unidad del Partido de la clase obrera era la garantía de la lucha para la revolución.
No puedo dejar de recordar cómo trataba a los cuadros; él quería mucho a los cuadros. Con algunos podía tener diferencias, pero a todos los quería. Y tenía una política: quería conocer su historia previa, su vida cotidiana, su salud, sus problemas, les daba confianza. Tampoco se callaba la boca con las críticas; se lo dice alguien a quien se las ha hecho y con mucha firmeza. No se callaba la boca, pero tenía esa cualidad, cuidaba a todos los cuadros.
Aquí se han dicho cosas que son todas así. Lo dijo Sergio, lo dijo Guille. ¿Qué pensaba del momento? Qué decir que como siempre hizo en su vida, todo el Partido, se rompió el alma por el acto del 40 aniversario. Hay que decir que él trabajó como burro. Pero lo que él pensaba, lo dejó dicho en ese discurso: la unidad del Partido y cómo estaban las cosas para avanzar, el tema que más lo desvelaba, porque él tenía un gran optimismo por este momento político. Sergio dijo que no era un optimismo idealista. Pero decía “podemos, estamos en condiciones de hacerlo porque tenemos la teoría, tenemos la política, y tenemos un Partido que lo puede hacer”. “Ganar los centros decisivos de la clase obrera en las ciudades y en el campo”. “Podemos ganar el campesinado pobre”. Y cómo no vamos a poder hacer esto si tenemos hoy afiliados al PCR a camaradas originarios de distintas naciones y etnias que son quienes tienen los problemas más difíciles que tiene la revolución argentina. Entonces estamos en condiciones si ponemos la audacia, si ponemos nuestro centro. Y él estaba muy preocupado porque decía “para lograr construir en los centros no es de parola, no es sencillo, hay que hacer cambios en lo orgánico, en lo político, discusiones profundas en los distintos lugares”. Eso fue lo que dijo en ese acto.
Rocha era un hombre que sabía mucho por su larga experiencia histórica, por todo lo que ha compartido junto a los demás camaradas fundadores y a Otto. Pero no era un sabelotodo, era un hombre que se ponía de alumno y muchas veces le gustaba escuchar y aprender. Todos los días aprendía. Un día me dijo “a mí me conmueven los  originarios” y dijo “Otto sabe un montón, yo no sé casi nada, tengo que aprender”. Le había tocado en los últimos tiempos, por desgracia, al morir “el Flaco” Gigli, ir al Noreste y allí tocó directo el tema de los originarios y se puso a estudiar. Y decía “Sé poco. Rodolfo sabe mucho, Otto también, pero yo sé poco, entonces tengo que aprender porque no es un problema más”.
Camaradas, compañeros y amigos, para el PCR es una pérdida que nos angustia, que nos causa mucho dolor; es una gran pérdida. Muchos se preguntan “y cómo hacemos para poder seguir adelante, para poder tratar de reemplazar su trabajo práctico, sus aportes, esa calidad de uno de los grandes líderes del Partido”. Tengamos mucha confianza camaradas, porque tenemos un secretario general con mucha sabiduría que compartió junto a él la integración de cuatro generaciones de camaradas en la historia de la lucha de los últimos cuarenta años. Allí las masas nos han dado lo que necesitamos para resolver lo que nos falta. Pero además, como él pensaba, no dejemos entrar en la base ideológica de nuestro Partido en momentos tan dolorosos como éste, ni una gota de mezquindad, ni una gota de ambición individual, ni una gota de internismo pequeño burgués, que es la garantía con la sabiduría de este colectivo que es el Comité Central y nuestro secretario general al frente y un Partido que tiene una larga experiencia y que se rompe el alma en todos lados para hacer lo que tenemos que hacer. Hagamos esto camaradas y entonces quizás cubramos en parte con mucho sentido común el vacío que nos deja Jorge.
Creo camaradas que él deseaba esto: ir a fondo con lo que necesitamos para garantizar la hegemonía obrera en esa revolución agraria, antiimperialista y popular que es absolutamente necesaria en la Argentina y que en este momento político, en esta situación, en esta profundización del auge de luchas, es posible. Salgamos con el convencimiento de que ese vacío que nos deja lo vamos a llenar con comisiones internas, con campesinos pobres, con mucho pueblo y con mucha lucha. Creo camaradas, que aún con el dolor que nos deja tenemos que seguir con todo porque entre todos lo podemos hacer. Gracias a los amigos, gracias a todos los que lloran con nosotros. ¡Hasta la victoria siempre, Jorge Rocha!