“No somos fantasmas”, “Me auditaron y no dan nada”, “Cocinamos para 250 todos los días, y el gobierno nos persigue”. Centenares de carteles como éstos, que mostraban la realidad de los barrios populares, se multiplicaban en la “Fila de los comedores” que se plantó el jueves 23 de mayo frente al Ministerio de Capital Humano en la Ciudad de Buenos Aires.
Miles de compañeras y compañeros que sostienen los comedores populares de la CCC y las organizaciones de la UTEP, desafiaron las persecuciones y el despliegue represivo, para instalarse a lo largo de varias cuadras, para denunciar que el gobierno nacional no entrega alimentos desde que asumió, el 10 de diciembre pasado. Muchos de los responsables de comedores denunciaron la situación ante un escribano público allí presente.
Esa misma mañana se conocía que el gobierno tiene 5 millones de kilos de alimentos almacenados en galpones del ex Ministerio de Desarrollo Social, y se niega a entregar. El odio al pueblo que tienen Milei, Pettovello y compañía hace que prefieran que se venzan los alimentos, antes que repartirlos.
“Que pateen los barrios y vean la necesidad que hay”
Conversamos con compañeras que sostienen comedores en las barriadas de CABA y el Gran Buenos Aires, y todas coincidían en que el gobierno no tiene idea de cómo el hambre está creciendo, y se desentiende. Cuentan de los esfuerzos que hacen entre todos y con la solidaridad de vecinos y comerciantes para sostener los comedores y merenderos, y que por la política del gobierno nacional, ya no pueden cocinar todos los días.
Las compañeras Elizabeth y Rosi, de Abasto, en La Plata, nos contaban que cocinan para 250 familias, y que “no podemos sustentar eso, y duele porque la familia necesita un plato de comida caliente, y para algunas familias la única comida que tienen es la que se hace en el comedor. Lo sostenemos tres veces a la semana, y los otros días hacemos merendero. Es mentira lo que dice el gobierno, que no existimos. Ponemos todos los días las fotos de lo que hacemos en Internet, y las trajimos para que ellos vean. Nos sentimos abandonados”. Y que “esos alimentos que tienen en los galpones es lo que nosotros necesitamos”.
En CABA, pese a que aún mantienen la entrega de alimentos del gobierno de la ciudad, la situación también es mala, como decía Marisol, del comedor “La casita de Los Pinos”, de este barrio de la zona sudoeste de CABA, donde preparan comida para más de 300 personas. “Nos turnamos para la cocina, y merienda a la tarde, de lunes a viernes. Si bien tenemos alimentos, no asisten con el alquiler del comedor, ni con el gas, las ollas y todo lo que se necesita. Todo lo conseguimos con actividades. Encima viene más gente, y entregan menos que antes. Hay mucha gente que viene al comedor que tiene trabajo, pero no le alcanza”.
Por su parte, Nancy, de Pilar, en la Zona Norte del Gran Buenos Aires, cuenta que tienen comedor y merendero, que funciona de lunes a viernes. “Estamos acá porque no somos fantasmas. Le damos de comer a 120 personas aproximadamente, y también tenemos apoyo escolar. Por la tarde, pasamos de hacer 8 kilos de tortas fritas a 14 kilos, porque aumentó muchísimo la cantidad de gente. Y están preocupados los que vienen de antes, porque dependen de eso para la comida. Está todo carísimo. No se puede hacer ni un guiso. El gobierno tendría que venir a ver los comedores que estamos funcionando. No soy muy de la política, pero este gobierno es un desastre, de los peores que tuvimos”.
La compañera Patricia, del comedor y merendero del barrio La Matera, en Quilmes, decía: “Repartimos comida a más de 80 personas por día. Todo a pulmón. Fuimos auditados por Capital Humano, vieron la situación en el barrio, y hasta hoy no tenemos respuesta. Y cada vez aumentan más los tapers. Algunos vecinos te dicen que les da vergüenza venir a pedir ‘porque yo tengo un laburo, pero no llego a fin de mes’, y te dicen, cuando sacamos fotos para subir a las redes ‘no me saques, por favor’. Esa realidad duele. La solidaridad se ve en que los vecinos que pueden te donan un arroz, o algo. La situación en nuestros barrios es desesperante y angustiante. Y es una vergüenza que el gobierno tenga en los galpones toda esa comida que es la que necesitamos nosotros en los comedores, y se dan el tupé de decir que hay comedores fantasmas. Que pateen los barrios y vean la necesidad que hay”.
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Ramiro “Vasco” Berdesegar
“Nos vamos uniendo más”
Durante la jornada en CABA, hablamos con el compañero Ramiro “Vasco” Berdesegar, coordinador de la CCC platense, secretario de Organización de la UTEP y miembro del Comité Central del PCR. El Vasco, en primer lugar, planteó la solidaridad “de la CCC y nuestro Partido con el heroico pueblo misionero”, que con su lucha muestra las dos caras, “lo que implica para las provincias ser gerenciadoras del ajuste brutal que lleva adelante el gobierno, y nuestro pueblo luchando con el movimiento obrero a la cabeza. Nuestra pelea es parte de eso contra esta política de ajuste brutal, de odio a los sectores más postergados. Esto lo demuestra la noticia que el gobierno tiene, desde diciembre del año pasado, acumulados cinco millones de kilos de alimentos en sus galpones, que vienen de la gestión anterior. Alimentos que se están echando a perder cuando hay miles y miles que no tienen para comer todos los días. Miles que salen a juntar cartones, cientos que quedan en situación de calle porque no pueden pagar un alquiler.
Es una política bestial contra nuestro pueblo, contra nuestros jubilados, cuyos ingresos están cada vez más lejos de la canasta de indigencia, que hoy es de $380 mil. No pueden comprar remedios, y se aceleran las muertes por esta política.
Esta política de ajuste no pasa sin represión y sin tratar de sacar de la calle a los que enfrentamos a este gobierno desde el primer día que asumió, y que venimos siendo parte de todas las luchas unitarias, además de ganar las calles con nuestros reclamos.
Nos golpean porque quieren que nos quedemos en nuestras casas lamentándonos de lo que no podemos darles a nuestros hijos. Quieren que no sigamos luchando, y nos quieren dividir de los otros sectores populares.
Y lo que viene pasando, como muestra esta fila de los comedores, es lo contrario. Nos vamos uniendo más con organizaciones sindicales, de derechos humanos, estudiantiles, con las pymes. En la marcha del 7 de mayo, además de la masividad, se dio un hecho que no pasaba desde hace mucho tiempo, que fue la solidaridad de sectores de capas medias que aplaudían la movilización. El gobierno tiene terror a que todo eso se vuelva a unir para poder construir otra política.
Ese es el camino del pueblo misionero. Ese es el camino que tenemos que transitar en todos lados. Contra esto trabajan desde los medios con esa prensa canalla que todos los días escribe porquerías contra las organizaciones sociales, para dividir. No le van a preguntar a la UIA cómo es la cuota social que le cobran a las cámaras empresariales. Investigan a los pobres que toman la decisión política de auto sostener voluntariamente a sus organizaciones.
Esta jornada es parte de ese pueblo que viene luchando. Son miles de compañeras y compañeros que, en todo el país, a pesar del miedo, la extorsión, la estigmatización y toda la porquería que someten a las organizaciones sociales, vienen a mostrar cómo enfrentan esta política de hambre y revuelven las ollas en el territorio.
El gobierno viene mostrando sus debilidades. No le salió el Pacto de Mayo, ni han podido aprobar hasta ahora la Ley Bases, por eso nos preparamos con todo para movilizar cuando se trate en el Senado.
Comedor Luis Cubilla, Zona Norte del Gran Buenos Aires
Marcha en Rosario
hoy N° 2012 29/05/2024