Junto con su esposo, Manuel Ascencio Padilla, tomó partido por la liberación americana, en 1809, cuando la sublevación del Alto Perú. Participó activamente en la lucha, y tuvo que llevar consigo a sus cuatro pequeños, que perdieron la vida en la dureza de la causa guerrillera. Organizó un batallón al que bautizó con el nombre de “Leales”, integrado también por amazonas guerrilleras que participaron en numerosas batallas. Durante quince años, en el Alto Perú, no se dejó un día sin pelear, de morir o de matar, según escribió B. Mitre. A instancias de Manuel Belgrano, Pueyrredón premió con el grado de teniente coronela a Juana, único caso en nuestro ejército. Su esposo, Manuel Ascencio, dio su vida para salvar la de Juana. Murió muy anciana, pobrísima y olvidada, un 25 de mayo, en Chuquisaca.
10 de septiembre de 2014