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01 de febrero de 2017

Juana Azurduy

 

 
Junto con su esposo, Manuel Asencio Padilla tomó partido por la causa de la libertad americana en 1809, cuando la sublevación en el Alto Perú. Participó activamente en la lucha, y tuvo que llevar consigo a sus cuatro pequeños, que perdieron la vida en la dureza de la causa guerrillera. Juana recorría las comarcas vecinas reclutando mujeres y hombres para la guerra, y organizó un batallón que bautizó con el nombre de “Leales”, integrado también por amazonas guerrilleras. Escribió Bartolomé Mitre: La lucha de los caudillos altoperuanos (Juana lo era)” duró quince años sin que durante un solo día se dejase de pelear”. A instancias de Manuel Belgrano, el heroísmo de Juana fue premiado con el grado de teniente coronela, único caso en nuestro ejército. Su esposo dio su vida en un entrevero con las fuerzas realistas para salvar la de Juana. Recientemente la presidenta Fernández de Kirchner la ascendió a teniente generala. Murió muy anciana, pobrísima y olvidada, un 25 de mayo, en Chuquisaca.