Compartimos la versión corregida de las palabras de Luis Molinas.
-¿Cuándo conoció Ud. a Orlando Navarro?
Entre el 1958 y 1969. Yo era directivo del Centro de Estudiantes de Ingeniería Química que junto con el Centro del Profesorado Básico eran los centros donde más influencia tenía el Faudi.
Alguien que no recuerdo me lo presentó. Estudiaba derecho, donde éramos muy pocos. Rápidamente se destacó por su inteligencia y decisión. Petiso, morocho, peleador. Venía con algunas ideas de izquierda o progresistas (¿influencia del distribuidor de diarios y revistas de Sunchales o del director del Colegio Nacional de Sunchales donde hizo el secundario?
-¿Como era su relación? ¿Frecuente?
Se incorporó al Faudi y luego al Partido Comunista Revolucionario del que yo era dirigente, por lo tanto era muy frecuente. Era una época de gran agitación, asambleas, reuniones. Era la época de los levantamientos populares. La ola empezó en la provincia de Santa Fe, con el levantamiento de la población en Villa Ocampo, en repudio al cierre de los ingenios azucareros decretada por Onganía. La marcha del norte santafesino.
En la ciudad de Santa Fe, el “manzanazo”. Tucumanazo. Rosariazo. Cordobazo. Che. Vietnam. Panteras Negras. Mayo francés. Curas del Tercer Mundo.
Se unió primero a la lucha estudiantil. Luego fue a ayudar en la organización de los obreros algodoneros de San Javier, una de las zonas de mayor pobreza y desocupación de la Provincia. Igual que hoy.
-¿Qué nos puede decir del contexto de la época. Y el papel de Navarro en la denuncia del golpe de estado? Declaraciones al diario El Litoral del 3 de Mayo de 1975.
Quiero explicar la situación previa al golpe de estado del 76, porque creo que es una de las claves para explicar la concentración del ataque a Navarro, único asesinado del PCR en la ciudad de Santa Fe.
Hacia fines de 1974 resultaba claro que a la muerte de Perón las distintas fuerzas reaccionarias desplazadas en 1973 iban a intentar sepultar todo lo que había avanzado el pueblo. Nosotros pasamos a desarrollar una campaña política denunciando el golpe que se venía.
Es muy significativo el artículo del diario El Litoral del 3 de Mayo de 1975 que entiendo está incorporado al expediente pero por las dudas hago entrega de una copia. En la foto aparecen Miguel Rubinich (secretario provincial del PCR), Navarrito y yo.
Navarrito como “apoderado del PCR”. Estábamos discutiendo nuestra inscripción como partido político en la justicia electoral, aprovechando que la ley de partidos políticos aprobada en el gobierno de Illia tenía muy pocas exigencias programáticas y no pedía el padrón de afiliados. Bastaba con un pequeño numero de afiliados, no como las sucesivas leyes y decretos que tienen exigencias programáticas y el padrón lo maneja completamente el estado.
Por eso nombramos apoderado y Navarro era avanzado estudiante de Derecho.
Eran días de un terror desatado a propósito para justificar la necesidad de un golpe de estado para volver al “orden”. Golpe que ya estaba decidido en lo fundamental.
Solo quiero nombrar como ejemplo de esos tiempos, el descubrimiento en la costa del arroyo Cululú, de los cadáveres torturados de dos jóvenes abogadas de apellidos Zamaro y Urquía. A solo 200 metros de este juzgado y frente mismo a la jefatura de Policía dinamitaron la casa de Pichón Nogueras, democristiano y defensor de presos políticos, y en poco tiempo tres atentados con explosivos en la casa de mis padres.
Ese era el clima en el que hicimos un acto por el 1º de Mayo en la sede de la Vecinal República del Oeste, allí recuerdo a Navarro, en un clima de gran tensión. Denunciamos la preparación del golpe de estado, manifestamos que iba a ser fascista, aunque nunca nos imaginábamos totalmente lo que paso después.
Y nos comprometimos a seguir la lucha en el país, acompañando al pueblo con el que estábamos luchando, cualesquiera fueran las condiciones, y además nos comprometimos en caso de ser detenidos a disposición del P.E.N. (como era la moda), no íbamos a usar la opción de salir del país que contempla la Constitución Nacional.
En una provincia donde el propio gobernador estaba a la cabeza de un movimiento para exigir la renuncia de Isabel, empujaban un golpe institucional con Luder y un gabinete cívico militar.
Perdonen que me extienda en estas consideraciones porque creo que son definitorias para la suerte de Navarro, que firmaba como apoderado todas las denuncias que hacíamos.
Era necesario un castigo, que se resolvía desde un escritorio en la sede del comando del II Cuerpo en Rosario.
Se produce el golpe. Entre los diez primeros decretos de la Junta Militar se establece la disolución del PCR y VC, los demás partidos son suspendidos en la actividad. El mismo 24 de Marzo el Gobernador entrega civilizadamente el gobierno, pero el intendente peronista Campagnolo es detenido, empalado y torturado con daños que le produjeron la muerte anticipada.
Empezó el periodo de terror abierto, en tres oleadas sucesivas detienen a más de treinta afiliados y amigos del PCR y del Faudi, muchos de ellos son brutalmente torturados. Supimos de un Comunicado del centro fijo de comunicaciones, que decía que “se había desbaratado totalmente al PCR de la ciudad de Santa Fe”. Al final de esas oleadas es detenido ilegalmente Navarro.
Con muchos compañeros que debieron salir de la provincia, y un funcionamiento sumamente peligroso se entiende que pasaron unos pocos días después de su asesinato para comenzar a recibir informaciones de la muerte y las torturas de Navarro. El padre de un compañero ferroviario de apellido Mascali nos avisa que vio en la morgue del Cementerio el cuerpo torturado de Orlando.
Desconectados de la familia, quedaremos siempre agradecidos al Dr. Avalos (socio de Orlando) y su esposa que pudieron estar cerca de Navarro en su detención y ayudaron a sus familiares, sin temor a las consecuencias.
Con cero posibilidad de acudir a la Justicia, ya que era como pedir ayuda al demonio, debíamos acudir al secretario Brusa, que integraba la máquina de reprimir y cubrir los crímenes, y que se mantuvo como Juez muchos años después y hoy está condenado a prisión perpetua.
De todos modos, dos compañeros decidieron realizar un volante y distribuirlo en el mismo palacio de Tribunales, rodeado de policías y del ejército por la proximidad a la Casa de Gobierno. No podíamos dejar pasar este crimen. Desde el último piso volaron los volantes al patio principal. Resguardados por un secretario de juzgado radical y un juez que llego a posiciones importantes, pudieron esperar hasta que se terminara el operativo represivo y salvar la vida.
Apenas llegado a condiciones más propicias desarrollamos una campaña de denuncia pública de su asesinato y reivindicación de su ejemplo, con actos, charlas y homenajes. Hoy el nombre de Navarro está en una placa en el aula Alberdi de su Facultad de Derecho, en Sunchales una baldosa en la entrada de su Colegio Nacional lo recuerda y otra en la Plaza del Soldado (muy cerca de donde fue secuestrado).
Más tarde de lo que hubiéramos querido, localizamos a sus padres en Sunchales para realizar un homenaje en su tumba. No se me olvidará jamás el dolor profundo de esa familia que había depositado en Orlando una gran parte de sus expectativas. Con el pudor de una madre hablando del cadáver de su hijo nos confirmó que había podido observar cuando se lo entregaron, las señales de golpes y numerosas quemaduras.
Al padre que nos recibió más fríamente que la madre le pedimos fotos de la infancia y la juventud para publicarlos y permiso para hacer un homenaje en su tumba.
Después de un rato que nos parecía largo, se levantó y nos trajo las fotos que llevamos a todos los lugares que podemos y nos mostró una poesía que había compuesto para su hijo.
Hace pocos días pudimos restablecer el contacto perdido con una sobrina de Orlando, Sabrina Blanco, que me entregó esa poesía, manuscrita . Donde el papá habla de los tormentos sufridos por Navarro.
Pero además Sabrina nos confirmó que toda la familia conocía por boca de la madre, los golpes y quemaduras del cuerpo de Navarro, así como la convicción de que “el negrito nunca pudo haberse suicidado”.
Ella me autorizó a decir esto en el juicio porque no podía venir personalmente hoy, pero va a estar el 3 de Mayo dispuesta a dar su testimonio. Pongo a disposición del juzgado el poema escrito de puño y letra y solicito autorización para leer los dos últimos párrafos.
“Que nuestro perdón purifique la mano del tormento
Que nuestro amor la detenga en su brutal intento…”
Daniela, otra de sus sobrinas, también me alcanzó un audio que también pongo a disposición del Tribunal, ratificando las expresiones de la mamá de Orlando.
Les pido perdón por haber ocupado tanto tiempo, pero permítanme hacer unas breves consideraciones finales.
El encarnizamiento con Orlando Navarro fue un ataque a una de las caras más visibles de la denuncia al golpe de estado fascista de 1976.
Es altamente significativo que finalmente estemos buscando justicia con sus torturadores y asesinos a 48 años de distancia, en el mismo momento en que vuelven a levantarse voces tratando de negar los crímenes y reivindicando a esa dictadura asesina.
Porque ustedes señores jueces están juzgando hechos del pasado, pero su significación esta sobre todo en el presente y en el futuro.
La memoria, la verdad y la justicia, son las herramientas para que esa expresión tan linda, el Nunca Más, deje de ser una frase.
Orlando Navarro, Navarrito, Calachita o Gabriel, dio su vida por un país sin pobreza ni explotación y una Nación soberana, independiente de todas las potencias imperialistas.
Mientras los representantes de los imperialismos, los grandes dueños de la tierra, y las finanzas controlen el estado nacional, siempre estará presente la posibilidad de otro golpe reaccionario, un golpe de ese estado, para garantizar la sumisión del pueblo y la entrega de nuestras riquezas y la soberanía nacional.
Pero al mismo tiempo mientras exista una joven o un joven y un pueblo dispuestos a rebelarse , la detención ilegal, los tormentos y la muerte de Orlando Navarro, que ustedes están a punto de juzgar, y la de 30.000 más, estarán llenas de sentido y de esperanza.
Muchas gracias.