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22 de febrero de 2012

El sábado 11/2, en Bolívar (Prov. de Buenos Aires), fue salvajemente asesinada Emilia Paiz. Le decían “La Tita”. 

Justicia por Tita

Hoy 1407 / Bolívar, provincia de Buenos Aires

Madre de 8 hijos y con sus 76 años a cuesta, estaba llena de vida. Su asesino, Antonio Héctor Pereyra de 84 años, no tuvo un milímetro de compasión. Le asestó 7 disparos (5 de ellos en el rostro).
Mantenían una relación desde hace más de 40 años y una hija en común. A su vez, durante todo ese tiempo, Pereyra seguía conviviendo con su esposa.

Madre de 8 hijos y con sus 76 años a cuesta, estaba llena de vida. Su asesino, Antonio Héctor Pereyra de 84 años, no tuvo un milímetro de compasión. Le asestó 7 disparos (5 de ellos en el rostro).
Mantenían una relación desde hace más de 40 años y una hija en común. A su vez, durante todo ese tiempo, Pereyra seguía conviviendo con su esposa.
Durante todos estos años, “La Tita”, recibió el maltrato y los golpes del asesino; la amenazaba con matar a sus hijos y/o nietos si se atrevía a “dejarlo”. Así lo certifican los múltiples testimonios de vecinos al relatar los dichos del asesino. “Si me quiere matar, que me mate ese viejo podrido”, le había dicho Tita a una de sus hijas unos días antes del crimen. Ella estaba decidida a decir basta a tanta violencia.
No está en la agenda que se incorpore la figura de “Femicidio” en el Código Penal. ¿Cómo es posible que un asesino no reciba una pena mayor porque no está legalmente casado? ¿Acaso los golpes que recibió Tita eran menos dolorosos porque Pereyra no era legalmente su pareja?
¿Será que tienen miedo en reconocer la figura legal de femicidio porque eso implica reconocer que la doble opresión hacia las mujeres es una realidad y no un “relato”?
El asesinato de Tita no puede quedar impune. Para esa idea se fueron ganando sus hijos y nietos. Las tristes lágrimas del repentino adiós –que sin dudas seguirán surcando mejillas–, se van entremezclando con lágrimas de bronca y odio al enterarse que el asesino puede gozar del privilegio del “arresto domiciliario” al tener más de 70 años. Entonces la bronca se canaliza en lucha y empujados por la solidaridad del pueblo, han decidido hacer todo lo necesario para que pague su condena hasta el fin de sus días donde debe pagarla: en la cárcel.