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27 de febrero de 2013

Victoria tenía 21 años, una hija de 4 y toda una vida por delante cuando su ex pareja, Leonardo Flores, la asesinó en mayo de 2011.

¡Justicia por Victoria Bertora!

La Plata, Buenos Aires

En diciembre de 2010 él le había prendido fuego el auto y ella consiguió la restricción perimetral. Por miedo durante un tiempo volvió con él, hasta que en febrero de 2011 se separó definitivamente, cansada de que la celara, la controlara, la amenazara, la siguiera. Cansada del miedo, con ganas de otra cosa para su vida.

En diciembre de 2010 él le había prendido fuego el auto y ella consiguió la restricción perimetral. Por miedo durante un tiempo volvió con él, hasta que en febrero de 2011 se separó definitivamente, cansada de que la celara, la controlara, la amenazara, la siguiera. Cansada del miedo, con ganas de otra cosa para su vida.
El 14 de mayo de 2011 Victoria iba a ir a estudiar a lo de una amiga, pero Leonardo la llamó, le dijo de encontrarse en su trabajo, una cochera en pleno centro. Le dijo que le iba a dar plata para la hija de ambos, algo extraño, nunca le había dado un peso. Victoria fue. Y una vez que ya no había ningún auto en la cochera, en el cuartito que Leonardo usaba como pieza, la mató. Le propició todo tipo de golpes, en todo el cuerpo, para terminar estrangulándola con el cable del cargador de un celular. Llamó al primo confesando el asesinato, pero cuando este vino, no dejó que salga a pedir ayuda. Hasta que se dio a la fuga. Tuvo la sangre fría para ir a armarse un bolsito, cambiarse la ropa, esconder la evidencia y huir.
La causa fue caratulada como homicidio simple, y este 21 de febrero, a casi 2 años del femicidio, comenzó el juicio. La fiscalía pidió el agravante por alevosía y prisión perpetua. Y el 28 de febrero a las 11 hs se da a conocer la sentencia y el veredicto.
El asesinato de Victoria se podría haber evitado, como el asesinato de las cientos de mujeres que cada año son víctimas de femicidio. Se podría haber evitado si la justicia tuviera perspectiva de género y los jueces entendieran de una vez que son muchas las mujeres víctimas de violencia de género que son asesinadas. Si desde el gobierno nacional se garantizara el presupuesto para la efectiva implementación de la Ley 26485, si se impulsaran políticas públicas concretas. Si en las comisarías nos creyeran más a las mujeres, en vez de juzgarnos o insinuarnos que “algo debemos haber hecho”. Si en los medios de comunicación, en la sociedad, si culturalmente, dejáramos de ser tratadas como objetos de uso de otros. Y surge la pregunta, ¿cuántas mujeres más tienen que morir para que nuestros gobernantes hagan algo concreto al respecto?
Sabemos que el hecho de que Leonardo Flores reciba perpetua no va a terminar con la violencia hacia las mujeres, ni se va a “reeducar” en la cárcel. Ni va a devolvernos a Victoria. Pero para muchos va a quedar claro que la “emoción violenta” por la cual nos matan con alevosía y ensañamiento ya no tiene más cabida, que ya no pueden hacer con nosotras los que les plazca: que no somos de su propiedad.
Si algo tenemos las mujeres es valentía, fuerza, y a pesar de esta opresión que vivimos, no nos callamos, nos solidarizamos entre nosotras, nos organizamos y salimos a la lucha. Porque sabemos que es la única manera de conseguir las cosas, si la justicia no actúa, actuaremos nosotras organizadas en cada barrio, en cada lugar, para decirle basta a los violentos, exigir justicia y reclamarle al gobierno políticas públicas que tiendan a prevenir y erradicar la violencia de género. No hablamos de un problema ni individual, ni privado, ni sólo de las mujeres. Todos tenemos que dar la pelea para que esto cambie.