Es conocido que Franco Macri (“papá” de Mauricio) reflexionó sobre una mala experiencia con Menem. Con el intendente Groso (empleado suyo), se cebaron en los negocios y dejaron afuera a “la corona”. Menem los castigó dejándolos sin “la caja” de la Capital.
Franco Macri aprendió y ahora es cuidadoso. Sus sobrinos, los Calcaterra, primos de Mauricio, fueron importantes aportistas de la campaña electoral de Cristina Fernández. Son los sobrinos a los que “el tío” Franco le traspasó Socma y otras empresas para disimular los futuros contratos con el municipio capitalino.
Pero esto no es todo. El negocio del juego deja mucho dinero y sirve para muchas cosas. En la Capital, Kirchner le prorrogó la concesión a Cristóbal López (¡va, a Kirchner!), un “regalito” de 6.283 millones de dólares. Por lógica, Mauricio Macri debería haber reclamado que el juego es área del municipio capitalino. Pero no lo hizo, sabe que los negocios K no se tocan.
02 de octubre de 2010