Reiterando el consabido sonsonete kirchnerista de atribuir a la oposición pronósticos agoreros que no se cumplen, para que su política aparezca como exitosa, en declaraciones televisivas, el ministro Kicillof afirmó: “Ellos [por los opositores] decían el año pasado que la economía estallaría, que iba a haber desempleo, caída de las reservas, problemas de devaluación… pero eso no pasó. Y ahora dicen que el estallido vendrá en 2016. A mi me parece medio infantil. Pero a la bomba la tienen ellos” (La Nación.com, 30/7/2015).
Parece que al ministro lo traicionó el subconsciente, ya que su política es la que sigue agrandando las “bombas de tiempo” para 2016, y que en “ellos” queda también incluido el propio Scioli. Para que no queden dudas, sólo para la “bomba de tiempo” en el sector financiero, esta semana incrementó a $50.000 millones la emisión de títulos Boden 2016 (que como su nombre lo indica vencen todos en 2016), a una tasa del 30% anual (lo que suma otros $15.000 millones de intereses a pagar). Y además volvió a aumentar las tasas para los depósitos a plazo fijo para seguir engordando la bicicleta financiera (como costo para mantener planchado al dólar), que sólo por las emisiones de títulos Lebac y Nobac por el Banco Central, ya acumula deudas, también de corto plazo, por más de $300.000 millones que, a una tasa del 30% anual, agregan otros $90.000 en intereses a pagar en el año.
Todo esto como consecuencia de que el gobierno sigue incrementando el déficit fiscal corrupto, con un lastre que este año significaría más del 7% del PBI, otra de las “bombas de tiempo” que, a su vez, aumenta la “bomba” de la presión inflacionaria sobre el dólar, con lo que eso implica para las actividades productivas y el consumo. Lo que resulta agravado por la política de subir las tasas de interés mencionada arriba, que ha llevado a los bancos a cobrar una tasa efectiva anual (TEA) del 68% por los descubiertos y el costo de la financiación de las tarjetas de crédito a un 88,3% de interés efectivo anual.
Lo anterior se refiere sólo a algunas de las “bombas” montadas con la política de endeudamiento interno del kirchnerismo (a las que habría que agregar por lo menos las acrecentadas deudas por los juicios previsionales, a las obras sociales sindicales, etc.).
Tanto o más gravosas aún son las “bombas” del endeudamiento externo, porque profundizan el “amarre” de la dependencia a los imperialismos. Desde los swaps con China (cuyo primer tramo vence en enero de 2016), los Bancos de Francia y de Basilea, que sirven para maquillar las ya exhaustas reservas internacionales, hasta los bonos externos emitidos por Kicillof con intereses usurarios de pago semestral (como los entregados a Repsol, al Club de París, al Ciadi, los nuevos Bonar 2024 y los de YPF, bonos de las provincias, etc.). Y, en lo más inmediato, la crecientemente abultada “deuda oculta”: holdouts, importadores, utilidades, dividendos y regalías, etc. (ver “Temblores por el dólar”, hoy N° 1574, 1/7/2015).