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13 de marzo de 2019

De una charla de Otto Vargas, secretario general del PCR. Parte 2 de 3

La alianza con el campesinado pobre y medio

Continuamos reproduciendo la charla realizada por Otto Vargas en 2014: Las enseñanzas de Mao Tsetung y su vigencia actual, en el siglo XXI, para la Argentina.

La revolución en China fue desde el campo a la ciudad. La práctica de la revolución china antes de la derrota de 1927 enseñó a Mao ese camino. Stalin no vio esto. Pero sí vio la enorme importancia que tenía para el triunfo del proletariado chino la entrada del campesinado en la revolución. Stalin escribió, en ese entonces: “El frente antiimperialista en China será tanto más fuerte y poderoso mientras más rápida y completamente se haga entrar a la gente del campo chino a la revolución”. Por el contrario, Trotski escribió: “La revolución agraria en China tiene un carácter tan antifeudal como antiburgués, porque el explotador más odiado en el campo es el campesino rico usurero”. ¿Qué tal? El explotador “más odiado en el campo es el campesino rico usurero”. Como escribimos en el homenaje a cien años del nacimiento de Mao Tsetung, si los comunistas chinos le hubiesen hecho caso a Trotski hubiesen terminado colgados por los propios campesinos y no hubiesen triunfado jamás.

Aquí, en América Latina, es posible que en determinado momento, en el siglo 20, la revolución también hubiera debido seguir, en la mayoría de los países, ese camino, del campo a la ciudad. La Internacional Comunista, por el contrario, marcó el camino de la ciudad al campo.

Es necesario estudiar tanto la experiencia de la Revolución Mexicana, como la de la Columna de Prestes, en 1924, que terminó en Bolivia en febrero de 1927, después de atravesar todo Brasil combatiendo. Cuando se realiza el levantamiento en 1935, en Brasil, transformado en un putch militar, porque se decía que era más fácil reclutar oficiales para el alzamiento en los cuarteles, que obreros en las fábricas, se dice que Arthur Ewer, el revolucionario alemán enviado por la Internacional Comunista a Brasil, que enloqueció en la prisión por las horrendas torturas que sufrió, tuvo la idea de que en Brasil la revolución también iba del campo a la ciudad.

Con otras perspectivas y en otro momento histórico, esto fue visto por Fidel y los dirigentes de la Revolución Cubana. Porque, en definitiva, ¿qué fueron el foco de Sierra Maestra, ampliado luego por el segundo frente en Oriente y los centros que instalaron Camilo Cienfuegos en Camagüey y el Che en Las Villas, sino bases guerrilleras de composición fundamentalmente campesina? ¿No dijo el Che que ellos aprendieron allí de la combatividad y las posibilidades revolucionarias del campesinado?

Dejemos de lado las especulaciones teóricas de los que transformaron esa experiencia en un modelo a seguir, “incluso en Berlín Occidental”, como dijo Fidel Castro.

El “foco agreste”, como se lo llegó a llamar, sin apoyo de masas campesinas, un grupo de 30 o 300 hombres armados, que algunos grupos han propiciado, ¿podría sostenerse en la época de los satélites, que llegaron a fotografiar el “horno vietnamita” que construyó el Che Guevara en Bolivia, y cuando con rayos láser se detecta la temperatura de un cuerpo escondido en el bosque, y diferencia a un animal de un ser humano? La lucha de Sierra Maestra, vuelvo a repetir, fue una lucha de guerrilleros con una base agraria.

¿Y la llamada guerrilla urbana, que a tantos sedujo en épocas de los Tupamaros, en los setenta, a tantos compañeros en la Argentina? En ese esquema es posible que un grupo de cinco personas pueda desde ejecutar al presidente de la República o realizar cualquier atentado. Pero luego está obligado a dispersarse, y vivir temeroso de los sonidos de cada coche que estaciona frente a su casa o de cada vecino que lo mira serio en la cuadra. La llamada guerrilla urbana, que fracasó en Uruguay y fracasó acá requeriría más análisis, y en qué condiciones podría desplegarse. A lo mejor en condiciones de una invasión extranjera, habría que ver…

No es el objeto de esta charla estudiar a fondo la experiencia de la guerrilla cubana pero sí preguntarnos ¿Qué hubiese sucedido si en la época del 30 y el 40, época de las grandes experiencias de los Frentes Populares antifascistas, se hubiese realizado lo que planteó después Fidel Castro, que creo que era correcto, de unir a las luchas proletarias de San Pablo, Montevideo, Buenos Aires, Rosario, Córdoba, los grandes centros proletarios de Chile; con la lucha armada en la Cordillera de los Andes, región de grandes concentraciones campesinas de originarios y criollos?

Enseñanzas de la rebelión agraria del 2008
La cuestión del papel del campesinado en la revolución argentina ha ganado actualidad luego de la rebelión agraria del 2008.

No es raro que los trotskistas la califiquen de una lucha de “los patrones del campo”, como ha hecho Néstor Pitrola, diputado nacional del PO, hace pocos días en la TV. Jamás los trotskistas podrán entender una lucha como la lucha agraria del 2008. Uno llega a sospechar –disculpen la grosería– que la mayoría de ellos “nunca vio cagar una vaca”, al igual que la señora presidenta Cristina, que habló en su momento “del yuyito” refiriéndose a la soja.
Sucede ahora, que los fraccionistas (los que llamamos “cri-cri”) dada su innegable adhesión a gran parte de las opiniones trotskistas (como ya lo hicieron en su momento durante la lucha agraria, estando en el Partido) adhieren a esa interpretación de la más grande movilización agraria en muchos años.

Una lucha que no lanzaron los terratenientes, sino los chacareros de la FAA, entre ellos muchos de nuestros militantes. En la Comisión Política del Partido discutimos la concentración de Maciel desde donde se lanzó la lucha agraria del 2008, exigiendo la segmentación de las retenciones para favorecer a los pequeños y medianos productores agropecuarios.

¿Qué es lo que no comprenden de esa lucha?: Primero, lo que ya se sabe desde la Grecia Antigua, algo que se mantiene hasta nuestros días: El productor agropecuario tiene tres enemigos eternos: los terratenientes, los usureros y el Estado. Resultó que al intentar aplicar la resolución 125, aprovechando el precio extraordinariamente alto de las commodities, como la soja, presionados por la crisis internacional y los problemas de la balanza de pagos, el gobierno, puso retenciones a la soja (que en ese momento superaban el 40% del valor del producto), afectando por igual a los terratenientes, campesinos ricos, medios y pobres. Incluso golpeaban a una gran parte de los obreros rurales que trabajan en la siembra y la trilla de la soja, la mayoría de los cuales cobra a porcentaje. Fueron los rurales y los campesinos pobres los que alimentaron todas las noches los fogones en los piquetes.

Paralelamente, el gobierno benefició a los grandes acopiadores de granos (como Cargill, Bunge, Noble, etc.) a los que les permitió antedatar la facturación de la soja acumulada en sus silos pagando la vieja retención. Ganaron millones de dólares.

En la lucha contra la 125, efectivamente también se movilizaron los terratenientes de la Sociedad Rural junto a quienes sostuvieron los piquetes: los obreros rurales, campesinos pobres, medios y ricos. “No los unió el amor sino el espanto”, como diría Borges. Se unieron por espanto frente a un golpe que se les daba a todos.
La rebelión agraria fue una lucha que estremeció a la Argentina y dejó invalorables enseñanzas para la revolución, si se sacan de ella conclusiones correctas. En un día se hicieron más de 1.000 cortes de ruta en todo el país. Siempre cuento la anécdota que en mi pueblo –yo soy de un pequeño pueblo de Río Negro, donde no hay soja, sino fruticultura–. En mi pueblo dicen que ese día había 140 coches en caravana de protesta. Los vecinos de Choele Choel, que siempre nos envidian a los de Luis Beltrán, dicen que no es cierto, porque no hay ni 100 coches en Beltrán. Doy ese ejemplo para mostrar la magnitud que tuvo esa lucha que conmovió al país, y que nos enseñó un camino a tener en cuenta en la Argentina el día que querramos que triunfe la revolución. Porque sin el apoyo campesino, la revolución no va a triunfar en nuestro país, por más que se alcen los obreros de las ciudades más grandes, aunque hoy estemos cerca del 80% de población urbana.

Ahora se discute si hay o no campesinos pobres en el campo argentino. Muchos compañeros dicen que ya no hay más campesinos pobres.

La extensión de la producción sojera casi todo el país requiere expulsar del campo a miles de campesinos. Pero basta con mirar al Chaco o a Misiones, para concluir que esto ha generado grandes luchas del campesinado pobre y medio (originarios y criollos). Asistimos a un impresionante proceso de concentración de la propiedad de la tierra. Pero, está claro que aún hay muchos campesinos pobres y medios.

Sobre un total de aproximadamente 84.000 productores de soja y girasol, según datos de la Oncca de 2009, 1.680 cosechaban el 80% del total, y el promedio de extensión de la siembra era 5.4360 has. cada uno. En la otra punta, 67.200 pequeños y medianos productores, según la misma fuente, habían cosechado en promedio 167 toneladas en el 2009, trabajando sobre un promedio de 60 has. cada uno.

Aquí cerca, en La Plata, de 1.200 quintas que había en 1993, quedan solo 500, y existen 7.500 arrendatarios a los que ahora llaman porcentajeros. Este proceso de concentración ha hecho que de 17.000 productores agropecuarios en Misiones queden solo 7.000.

Pero quedan miles, por eso ha sido un gran paso adelante de todo el movimiento popular argentino la creación y fortalecimiento de la Federación Nacional Campesina, que ya ha creado sus filiales en muchas provincias.
Para mejorar nuestro trabajo en el campo, como enseñó Mao, es necesario “acampar entre las flores”, es decir, bajarse del caballo, recorrer las zonas agrarias mezclándose y conviviendo con su gente, e investigar en concreto, en cada lugar, los problemas de la masa campesina. Para eso nos ayudará mucho estudiar los trabajos sobre este tema del camarada Mao Tsetung, comenzando por el primer tomo de sus Obras Escogidas y su trabajo “Investigación del movimiento campesino en Junan”. Donde, dicho sea de paso, hay experiencias muy interesantes de lucha contra la droga, contra el opio, en el campo chino, en 1927. No cuando tomaron el poder, cuando liquidaron por muchos años la droga en China, mientras fue socialista.

(Publicado en Conferencias 2014, Ediciones del Instituto Marxista Leninista Maoísta de la Argentina, Buenos Aires 2014).

Hoy N° 1758 13/03/2019