Hacia el 10 Congreso, y luego de él, se avanzó en designar, aunque sea en los papeles, la célula en que milita cada afiliado. En ese período, con nuevas incorporaciones y bajas, y la dificultad por asimilar una parte, se avanzó en el funcionamiento real de las células. La nueva contradicción que trajo el desarrollo es cómo pasamos de puntas a células en muchas fábricas a las que logramos entrar.
A partir de los objetivos políticos discutidos por el comité zonal, los subcomités ayudaron a avanzar desde células que eran un dibujo en los papeles a su funcionamiento real. Permitió resolver problemas prácticos y cotidianos para asegurar el funcionamiento celular: la distribución regular del hoy, la llegada de los informes del Comité Central y la discusión política. Cada célula se organiza alrededor de objetivos políticos de acumulación de fuerzas, que tienen que articularse con el proyecto estratégico de la zona, muchas veces estos avances se dan por aproximaciones.
Un tema fundamental es definir el centro de concentración. Los camaradas de un zonal describen que al definir ellos el centro de concentración provincial, les permitió luego definir en relación a ese centro, tres grandes zonas en la provincia con sus centros productivos y de concentración correspondientes; y cómo luego de estas definiciones, que se correspondían con la realidad, les permitió tener una orientación para organizar y superar un funcionamiento de malón. Esto lo pudieron hacer en un período de acierto político y de jugar un gran papel en la rebelión agraria, justamente con programas específicos en cada región.
Detrás de la subestimación por ir a ver un camarada que no se integra, muchas veces está el no tener esta visión global de la construcción.
Por ello han sido tan valiosas las escuelitas celulares y otras iniciativas del frente de educación en base al programa del Partido, porque ayudan a los compañeros a ubicar el rol de su célula en un plan más general de la revolución, dar sostén a la división de tareas, usar al hoy como el gran integrador y la cotización como instrumento de sostén y pertenencia.
En la JCR, las campañas de afiliación fueron grandes, y es donde el tema de la asimilación adquirió proporciones mayores, hay dos sectores donde la asimilación fue más difícil: los jóvenes desocupados y los últimos años de la universidad, fenómeno que analizará la juventud. Pero no podemos dejar de relacionar estas dificultades, con la debilidad de nuestra política cultural y deportiva en los barrios, o con nuestra política hacia los profesionales en general y los jóvenes profesionales en particular.
Las campañas de afiliación sistemáticas, el reempadronamiento y el control, son medidas que sacan a luz el problema de la asimilación, pero no lo agotan. Hay experiencias positivas que nos muestran que definir los centros y un proyecto zonal ayudar a abrir la cabeza y valorar a cada afiliado, así como la ausencia de una construcción en lo cultural, científico o deportivo son trabas objetivas no solo para la juventud barrial o de profesionales jóvenes, sino que necesariamente va a dificultar nuestro desarrollo en los propios centros de concentración urbanos y rurales.
Hoy N° 1801 5/02/2020