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11 de septiembre de 2019

Otto Vargas

La bandera de la reforma agraria

Otto Vargas fue secretario del Partido Comunista Revolucionario desde su fundación en 1968 hasta su fallecimiento el 14 de febrero de este año.

Por qué el PCR es el único partido de izquierda que continúa levantando la consigna de una profunda reforma agraria?

—Porque el revisionismo ha tirado por la borda la bandera de la reforma agraria. Y porque el camino tradicional del movimiento obrero que dirige el proceso revolucionario en países como el nuestro es resolver el hambre de tierra de los campesinos sobre la base de entregarles las tierras de los terratenientes en propiedad a las masas campesinas, como se hizo en China o en los países del Este europeo durante la Reforma Agraria; o en el caso de nacionalizarlas, entregárselas a los campesinos, como hizo Lenin con su consigna de “Tomad y repartíos la tierra”. Esto obliga a un auténtico camino revolucionario posterior que transforme a ese pequeño propietario en un cooperativista y un comunero.

En cambio el socialimperialismo y los ex Estados socialistas en los que se ha restaurado el capitalismo, impulsan formas sedicentemente cooperativas, en las que el campesinado queda sometido al control de los burócratas designados desde arriba por el Estado. Esto fue lo que hicieron en Chile con Salvador Allende, donde se expropiaron latifundios y se agrupó a los campesinos, pero no se les terminó de otorgar la propiedad de la tierra. También se hizo así en Perú, en la época de Velasco Alvarado con el Sinamos, en el que había una gran influencia de los prosoviéticos. Saltan el tránsito de la reforma agraria para ir directamente a una supuesta cooperativización que esconde una nueva causa de claudicación del campesinado sometido a ese grupo de burócratas, para poder dominar ese país.

Es decir que estamos ante un problema clave de la revolución y un debate fundamental entre los revisionistas y los marxistas. Es el camino que están siguiendo ahora en Nicaragua, donde por un lado dejan algunas grandes explotaciones de burgueses agrarios y terratenientes amigos, o con los que llegan a acuerdos, y por otro lado impulsan estas formas que ya empujaron en Chile anteriormente. Este tema se vincula con el de la burguesía nacional, y en torno a ésta está el de la hegemonía proletaria. Porque una cuestión decisiva es quién va a dirigir al campesinado y a la pequeña burguesía. Sobre todo en el caso de la Argentina, donde la burguesía nacional tiene gran influencia sobre el movimiento obrero. De modo que éste es un problema fundamental a resolver porque la hegemonía en la revolución está en disputa con esa burguesía nacional.

Extractos de “¿Ha muerto el comunismo? El maoísmo en la Argentina”. Conversaciones con Otto Vargas, de Jorge Brega, tercera edición, Editorial Ágora, 2008, VI Relaciones con China, págs. 152/153.

Hoy N° 1782 11/09/2019