En nuestra patria, el Día de la Bandera se conmemora el 20 de junio, día del fallecimiento de Manuel Belgrano, su creador, quien la mandó enarbolar por primera vez, con los colores blanco y azul-celeste, el 27 de febrero de 1812, ante las tropas en las baterías Libertad e Independencia dispuestas a orillas del Río Paraná, en Rosario de Santa Fe, para la defensa frente a las incursiones de los realistas españoles. Nuestra bandera surgió como una necesidad de identificación de los ejércitos patrios, en la larga guerra de independencia.
Belgrano, un desobediente frente al poder
Manuel Belgrano había hecho sus primeras armas en la heroica lucha del pueblo de Buenos Aires contra las invasiones inglesas de 1806 y 1807. Devenido en general por las necesidades de la guerra liberadora iniciada en 1810, había conducido las fuerzas patrias que abrieron el camino a la libertad de los pueblos de la Mesopotamia y las Misiones guaraníticas llegando a Paraguay, donde sufrió una derrota militar pues su accionar fue una invasión extranjera para el pueblo paraguayo, el que luego se declararía independiente por sus propios medios el 15 de mayo de 1811.
De regreso a Buenos Aires, a comienzos de 1812 fue enviado por el Triunvirato a hacerse cargo del Ejército del Norte derrotado por los españoles en el Alto Perú (hoy Bolivia). Fue así que, a su paso por Rosario, Belgrano hizo que las tropas patrias se identifiquen con la escarapela azul-celeste y blanca, y encargó por propia iniciativa una bandera con los mismos colores, llamando a las baterías que custodiaban el Paraná, Libertad e Independencia, en una clara manifestación de lo que eran las aspiraciones de los revolucionarios de Mayo.
Meses después, ya en Jujuy, Belgrano, el 25 de mayo de 1812, a dos años de la Revolución, hizo bendecir a la bandera y que las tropas le juraran fidelidad a las Provincias Unidas del Río de la Plata para “vencer a los enemigos interiores y exteriores, y la América del Sur será el Templo de la Independencia”.
La creación de la bandera nacional fue la primera “desobediencia” de Belgrano, frente a los reaccionarios que ya entonces trataban de hegemonizar la lucha por la independencia, como Rivadavia, en ese entonces secretario de Guerra del Primer Triunvirato, que le ordenaron retirarla, para reparar “tamaño desorden”.
Belgrano no sólo estuvo al frente de las tropas en el primer tramo de la guerra de la independencia, sino que plasmó algunos documentos fundacionales de la patria, que luego serían ocultados por la oligarquía argentina que consolidó el Estado oligárquico. Colaboró con Mariano Moreno en la redacción del Plan de Operaciones presentado a la Primera Junta en agosto de 1810, y a fines de ese mismo año, escribió el Reglamento dictado para el régimen político y administrativo de los pueblos de Misiones.
Nuevamente desobedeciendo a los sectores porteños que retaceaban apoyo a las tropas en el norte, Belgrano presentó batalla a los realistas en Tucumán, y los venció enarbolando la bandera argentina el 24 de diciembre de 1812, pese a que los españoles lo doblaban en número.
El mismo Belgrano encabezó el “éxodo” al que respondió valientemente el pueblo jujeño frente al avance de los españoles desde el Alto Perú, y así pudo recomponer las tropas patrias. Como recordó en un artículo nuestro compañero Eugenio Gastiazoro, director del hoy durante 40 años y miembro del Comité Central del PCR hasta su fallecimiento en el 2022: “La desobediencia de Belgrano no fue un mero acto de voluntarismo: utilizó todos los medios para despertar el entusiasmo patriótico de los pueblos y confió en ellos para unirlos y organizarlos en la lucha contra los colonialistas españoles”.
Años después, luego de la declaración de independencia del 9 de julio de 1816, cuando el llamado Congreso de Tucumán declarara a las Provincias Unidas en Sud América “una nación libre e independiente del rey Fernando 7°, sus sucesores y metrópoli”, con el posterior agregado al juramento solemne del 21 de julio “y de toda otra dominación extranjera”, en rompimiento con las presiones de los sectores oligárquicos que querían colocar el país bajo algún protectorado europeo, este Congreso adoptó como enseña nacional la bandera creada por Manuel Belgrano.
El general San Martín, en 1818, planteó la incorporación del sol incaico a nuestra bandera, también llamado “sol de Mayo”, por su sentido de reivindicación de la revolución de 1810.
Belgrano, además de su tarea al frente de las tropas patrias, desplegó desde muy temprano sus ideas de un desarrollo de las industrias primarias, con una postura que hoy estaría en la vereda de enfrente del gobierno entreguista de Milei. Escribió el creador de la bandera, el 8 de septiembre de 1810 en el Correo de Comercio: “La importación de mercaderías que impiden el consumo de las del país, o que perjudiquen el progreso de sus manufacturas y de su cultivo, lleva tras de sí, necesariamente, la ruina de una nación”.
También expresó tempranamente su convicción en una absoluta independencia, cuando frente a las invasiones inglesas lanzó la frase “queremos al amo viejo o a ninguno”, advirtiendo “No se escuche jamás el eco de sus falsas promesas lisonjeras…”. Útil consejo que retomamos hoy todas y todos los que luchamos contra el amo viejo y también contra los amos nuevos que nos someten a la dependencia imperialista.
La bandera en disputa, ayer y hoy
Así como los ejércitos patrios llevaron la bandera argentina al frente como estandarte de la unidad de nuestros pueblos en la lucha por la libertad y la independencia del colonialismo español, sabemos y denunciamos que la oligarquía de grandes terratenientes y mercaderes y luego los opresores imperialistas la usaron y ensuciaron, hasta el día de hoy.
Usaron nuestra bandera para llevar a nuestro país a la guerra fratricida contra Paraguay en 1865, para masacrar a los pueblos originarios de las regiones pampeana, patagónica y chaqueña, apropiarse de la tierra, y para someter a los trabajadores criollos e inmigrantes y avasallar nuestro país a su asociación con el imperialismo, reprimiendo en su nombre a quienes se rebelan.
En 1910, la oligarquía dominante, con hegemonía de los bonaerenses, ya había impuesto su visión de “patria” al conjunto de la sociedad. Una “patria” donde se glorificaba al gaucho que antes se había combatido, y la bandera se usaba para reprimir a los originarios y al movimiento obrero. Esto ocasionó, tempranamente, en nuestra clase obrera, que hubiera sectores que repudiaran a la bandera argentina en nombre de un falso internacionalismo, viendo un solo aspecto de la realidad.
También usaron la bandera todos los reaccionarios para encubrir crueles represiones en el siglo 20 y hoy, así como en los golpes militares. Y la usan hoy vendepatrias como Milei y todo su corrupto gobierno.
Pero los comunistas revolucionarios de la Argentina reivindicamos la bandera creada por Belgrano, porque ha estado y está presente en todos los combates obreros y populares, en la reivindicación de nuestra soberanía, y en la rebeldía con la que seguimos la pelea por un camino revolucionario que nos libere definitivamente de la opresión imperialista y de las cadenas del latifundio terrateniente.
Con nuestra bandera seguiremos encabezando la lucha por las emergencias populares y contra la entrega, y por la defensa de las libertades democráticas conquistadas por el pueblo y hoy amenazadas por este gobierno. Y con la bandera estaremos el 20 de junio repudiando la presencia de Milei en Rosario, y el 21 en Paraná en el Tercer Encuentro Federal por la Soberanía.
Hoy N° 2064 18/06/2025