La lucha por conquistar la soberanía nacional y decidir nuestro destino incluye varios aspectos. Uno de ellos, es la lucha por ser una Nación económicamente libre e independiente de toda dominación extranjera. Esta es la base material, objetiva, para alcanzar la soberanía nacional.
Las minorías oligárquicas han conformado, a lo largo del tiempo, un sistema económico y social cuyos dos pilares son la dependencia global respecto al imperialismo y el predominio del latifundio en el campo, utilizando, como instrumento a su servicio, al estado oligárquico e imperialista para sostener el hambre, la entrega y la represión; en medio de una situación internacional signada por una guerra a escala mundial donde las principales potencias se enfrentan entre sí para dominar al mundo y, desde luego, esta disputa también se expresa, de distintas formas, en nuestro país.
Por todo ello, si queremos tomar las riendas de nuestro propio destino, debemos decidir sobre tres cuestiones fundamentales.
Primera decisión: ¿Que se produce en nuestro país? Nos han impuesto una matriz productiva primarizante, antiindustrialista y rentística; atada a la exportación y de espaldas al mercado interno, con poco empleo y de baja calidad, para, a lo sumo, un tercio de nuestra población. Con una lógica perversa diseñada para exportar más a costa de achicar el consumo popular.
Segunda decisión: ¿Cómo se produce? ¿Bajo qué formas de relaciones sociales de producción y de propiedad se desenvuelve el conjunto del proceso productivo?
¿Se seguirá rindiendo tributo al club de los parásitos económicos? Parásitos que son calificados por Milei como “héroes” o “benefactores sociales” pero que, sin aportar nada de nada al proceso productivo, se llevan el esfuerzo productivo que genera la clase obrera y el pueblo: esta es la única fuente de toda la riqueza material.
Tercera decisión: ¿Cómo se distribuye lo producido? Para algunos, es únicamente “la distribución del ingreso” el único problema cuando, en los hechos, son las tres decisiones y formas apuntadas las que definen la apropiación del trabajo no retribuido que se embolsan para sí las clases dominantes.
¿Hay plata o no hay plata, hay o no hay dólares?
¿En qué manos de quienes están esos recursos generados por el pueblo?
Detallaremos cuanto y en qué forma se llevan nuestras riquezas: ¿El capital financiero, primer y principal cabeza del club de los parásitos, seguirá enriqueciéndose con una deuda fraudulenta y odiosa que nos oprime usando organismos multilaterales, como el FMI, que quieren validar y seguir acrecentando esta estafa y cuyo destino final es apropiarse, con la capitalización de la deuda, del patrimonio nacional?
Esto representa, solo en cuanto a los vencimientos para el año 2025, 51.000 millones de dólares anuales,18.000 en dólares duros y el equivalente a 33.000 millones de dólares en deuda doméstica o interna.
¿Los monopolios imperialistas, verdaderos formadores de precios, seguirán enriqueciéndose y sumergiendo al pueblo en la miseria planificada?
Esto representa 20.000 millones de dólares anuales de ganancias extraordinarias
Por otro lado, por las barrancas del Río Paraná, usando la red fluvial troncal, los monopolios imperialistas se llevan, como mínimo, otros 20.000 millones de dólares anuales.
¿La producción agropecuaria, seguirá bajo el reinado del latifundio y de las relaciones sociales que ellos imponen al conjunto de la economía?
Estos parásitos son responsables del enorme nivel de arrendamiento rural y, a la vez, esta es la causa del encarecimiento de los alimentos básicos de la canasta familiar que representa un costo promedio, no menor, al 30%.
Es una cifra entre 10.000 a 15.000 millones de dólares anuales, dependiendo del rendimiento de la producción agropecuaria y del nivel de los precios internacionales en cuestión.
En síntesis: hablamos de un total de más de 100.000 millones de dólares anuales. Equivalente a la quinta parte de todo lo producido en un año, conocido como PBI.
Solo nos referimos a lo que roban con un barniz “legal” y no al robo ilegal, como la sobrefacturación de importaciones, la subfacturación de las exportaciones o el contrabando.
Por todo ello hay que tomar el toro por las astas. Como en 1806 y 1807, ante las invasiones inglesas, en la revolución de mayo de 1810, durante los 14 años de la guerra de emancipación nacional o en Malvinas.
Los patriotas de mayo, luego de abolir al gobierno colonial, con la creación de la Junta Patria, les permitió avanzar en sus objetivos revolucionarios.
Rescatando esa actitud, con multisectoriales y cuerpos de delegados, se irá perfilando, como fue en el Cordobazo, el Argentinazo y en la rebelión agraria, un camino de aproximación hacia un poder popular revolucionario.
Hoy, en concreto, luchamos por torcerle el brazo a la política de Milei y, a la vez, por acumular fuerzas para avanzar en la creación de ese poder popular que, desde abajo, se plantee y resuelva la crisis a favor del pueblo y de la Patria.
Escribe Antonio Romano
hoy N° 2042 15/01/2025