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04 de febrero de 2015

La batalla de Stalingrado se desarrolló durante la invasión alemana de la Unión Soviética en la Segunda Guerra Mundial. El Ejército Rojo y el pueblo defendieron Stalingrado entre el 23 de agosto de 1942 y el 2 de febrero de 1943. El triunfo soviético cambió el curso de la guerra. Reproducimos extractos del libro de Carlos Echagüe Revolución, restauración y crisis en la Unión Soviética, Tomo 1 (subtítulos de hoy).

La batalla de Stalingrado

A 72 años del comienzo de la derrota de los nazis

La Segunda Guerra Mundial
La segunda Guerra Mundial fue una prueba de fuego para veinte años de revolución proletaria y construcción socialista. Y fue un desafío sin precedentes a la política, a la aptitud dirigente y a la capacidad organizativa y movilizadora del PC, en primer término de su conducción.

La Segunda Guerra Mundial
La segunda Guerra Mundial fue una prueba de fuego para veinte años de revolución proletaria y construcción socialista. Y fue un desafío sin precedentes a la política, a la aptitud dirigente y a la capacidad organizativa y movilizadora del PC, en primer término de su conducción.
Hitler valoró erróneamente las contradicciones existentes en la URSS. Especuló con un alzamiento o con la indiferencia de la masa campesina. Tejió planes en torno a las tensiones que se advertían entre los rusos y las otras nacionalidades. Sobreestimó las posibilidades de su red de saboteadores y espías, construida con apoyo o intervención directa de los ex guardias blancos y de elementos hostiles al socialismo. Se sintió envalentonado, sobre todo, por la superioridad –que Hitler creyó insuperable- del armamento, la preparación profesional de los mandos y el entrenamiento de la tropa. Una potencia como Francia había capitulado en días. Casi toda Europa estaba ocupada por los nazis. Su industria y agricultura abastecían la maquinaria bélica germana. Los Estados burgueses se habían derrumbado como castillos de naipes bajo los golpes fulminantes de la Reichswher. El Führer envió a su lugarteniente Rudolf Hess a Inglaterra para concertar un acuerdo de paz y una “santa alianza” anticomunista, tratando de aislar a la URSS. ¿Cómo podría resistir el Estado soviético su ofensiva demoledora en el momento de apogeo del poderío militar y de la capacidad de combate probada en dos años de victorias de las fuerzas hitlerianas?
Hitler se lanzó ensoberbecido contra la Unión Soviética no porque estuviese loco, sino basándose en esos múltiples factores.
Por su parte, el imperialismo británico y el yanqui, si bien enfrentaban al imperialismo nazi alemán por el antagonismo de intereses que los oponía en la disputa por el dominio mundial, estimaban que la URSS no podría resistir. A lo sumo, creían que la contienda podría quedar sin definición. Su mayor interés era que los soviéticos se desangraran al máximo y que, a la vez, los nazis sufriesen pérdidas irreparables. Truman, por ejemplo, declaró sin pelos en la lengua, al día siguiente de la invasión germana a la Unión Soviética, que si se veía que avanzaba había que ayudar a los rusos, y si éstos pasaban a la contraofensiva, había que ayudar a los alemanes. Churchill estaba creído de que la URSS no duraría mucho. Lo mismo sostenía el agregado militar en la embajada norteamericana en Moscú, Iván Yeaton….
Los resultados fueron radicalmente distintos a los perseguidos por unos y otros imperialistas. El nazismo fue derrotado esencialmente por el país de la dictadura del proletariado. En su marcha hacia Berlín, el Ejército soviético fue decisivo en la liberación de una serie de países ocupados por los hitlerianos.
 
La batalla de Stalingrado
A mediados de 1942 la situación era aún más difícil que a fines de 1941. El curso de la guerra recién cambió con la histórica batalla de Stalingrado, iniciada en agosto. Se combatió casa por casa. Incluso al verse cercados los soldados continuaban combatiendo y gritaban ¡Por Stalin y por la patria, nunca nos rendiremos! El 14 de octubre estuvo a punto de caer la ciudad. Fue el momento más crítico de la guerra, más grave aún que un año atrás cuando los nazis estaban a las puertas de Moscú. La resistencia a muerte no era en vano. Se preparaban en el máximo secreto, bajo la dirección personal de Stalin, un plan de cerco y contraofensiva, asegurándolo mediante una minuciosa organización que permitió concentrar una absoluta superioridad de fuerzas en efectivos -3 a 1- y en armamento -4 a 1- fabricado este último en su totalidad por la industria soviética a mediados de 1942. Los alemanes tuvieron 200.000 muertos y unos 100.000 prisioneros, entre los cuales había un mariscal de campo, 24 generales, 2.500 oficiales.
El movimiento guerrillero comenzó desde los primeros meses de la guerra. Se desarrolló en las regiones ocupadas por los nazis, especialmente en Bielorrusia, y se fue desplegando durante todo 1942. Con la victoria de Stalingrado recibió un enorme estímulo y experimentó un extraordinario auge durante todo 1943, En su apogeo llegó a tener 500.000 guerrilleros armados. Fue destacada la labor del Partido Comunista en su organización y su impulso. Antes de evacuar el Ejército Rojo las zonas que caían en manos de los agresores, se decidía qué organismos y dirigentes debían actuar en la clandestinidad permaneciendo en la región ocupada. Los primeros tiempos, la carencia de armas limitaba el desarrollo. Ya en la batalla de Moscú los guerrilleros, unos 10.000, que atacaban en la retaguardia alemana, contribuyeron a derrotar su ofensiva. En la batalla de Stalingrado, los guerrilleros jugaron un papel de primer orden en la destrucción de las largas líneas alemanas de comunicación y abastecimiento. Desde los primeros meses de 1942 se estableció la coordinación entre las guerrillas y el alto mando central soviético. Pese a la salvaje represión nazi, no hubo prácticamente ciudad ocupada que no contase con una organización de resistencia que golpeaba a los nazis convergiendo con la actividad guerrillera cuyas bases estaban en los bosques.
A partir de Stalingrado comenzó a cambiar la correlación general de fuerzas y los soviéticos pasaron a la ofensiva.
Veinte millones de muertos, es decir uno de cada diez soviéticos. Un millón de inválidos. Varios millones de personas con sus capacidades físicas y mentales disminuidas. Millares de ciudades y de poblados completamente destruidos. La producción agrícola quebrantada. La industria de la parte europea desmantelada…
La industrialización, la colectivización y la revolución cultural fueron de fundamental importancia para la victoria sobre el nazismo y para frustrar los planes de los otros imperialismos.
El factor decisivo fue el heroísmo, la iniciativa y la energía inagotable de las grandes masas. Por encima de los interrogantes y las incertidumbres generados por los serios errores previos e iniciales –que posibilitaron el rápido avance alemán en 1941-42-, la clase obrera, el campesinado trabajador, la gran mayoría del pueblo, adultos y jóvenes, hombres y mujeres, cerraron filas alrededor del Partido Comunista y de su dirección liderada por Stalin.
Quizás nada simbolice mejor lo dicho que una nota dejada por un soldado en el sitio de Sebastopol. El hecho se refiere a uno de los tantos episodios de coraje y espíritu que jalonaron toda la guerra. En un pueblito llamado Kamishi –situado en las cercanías de Sebastopol- en el fortín N°11, la unidad que lo defendía combatió hasta el fin: ningún soldado quedó con vida. Al recuperar la posición, se encontró en uno de los cadáveres la siguiente nota: “¡Rusia país natal, mi patria! ¡Querido camarada Stalin! Soy un marinero del Mar Negro, hijo del Komsomol [la organización juvenil del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS)] de Lenin, y he combatido como el corazón me dictó que lo hiciera… Ahora me estoy muriendo, pero sé que venceremos ¡Marinos de la armada del Mar Negro!¡Luchad todavía con más ferocidad, matad a los perros fascistas enloquecidos! He sido fiel a mi juramento de soldado – Kalyuzhny”…
 
Actitudes nacionalistas 
de gran potencia
En la línea justa de unir lo socialista con lo nacional ruso para movilizar lo más profundamente posible a las masas campesinas y trabajadoras en general, se hicieron concesiones al nacionalismo ruso y al a Iglesia ortodoxa. Una parte de estas concesiones era necesaria para fortalecer un vasto frente único patriótico dirigido por el proletariado revolucionario. La lucha de líneas en la cuestión nacional, en las nuevas condiciones de guerra a muerte contra el invasor nazi, se complicó y agudizó. Y a medida que se revirtió la situación y el Ejército Rojo pasó a la contraofensiva, fueron cobrando creciente fuerza las tendencias nacionalistas gran rusas…
En vida de Stalin, la URSS se opuso a la división de Alemania. A principios de 1952, el gobierno soviético volvió a insistir en poner fin a la división –consumada por las tres potencias occidentales- y propuso celebrar elecciones libres en toda Alemania apara su unificación, sobre la base de no integrar ningún bloque militar. El ignominioso Muro de Berlín se erigió en 1961, por instigación del desestalinizador Jsruschov, quien unos meses antes había llevado a su punto más alto su vil ataque en bloque contra Stalin, y hasta había retirado sus restos del mausoleo.
Por otro lado, Stalin y los dirigentes soviéticos tuvieron en 1943-45 actitudes nacionalistas de gran potencia al negociar y acordar –de hecho- determinadas esferas de influencia con los imperialistas yanquis e ingleses. Desde el punto de vista internacionalista proletario no puede aceptarse que los llamados tres grandes –Stalin, Roosevelt y Churchill- decidiesen “los destinos de la humanidad”. Aunque en ese entonces la URSS era socialista y aportaba enormemente a la causa de la revolución y la liberación nacional, no puede aceptarse que se discutan en una mesa entre tres potencias los problemas y el futuro de otros pueblos y naciones.