“Un embrión no es lo mismo que un ser humano”: Este es un concepto que podemos tomar para abordar este debate desde una óptica científica. Como bióloga, alegra en gran medida escuchar exposiciones como las del biólogo e investigador del Conicet Alberto Kornblihtt, quien posicionado desde la ciencia expuso de forma muy clara conceptos que aportó como argumentos para la aprobación de la ley, pero que, ante todo, son conceptos científicos que deben ser tenidos en cuenta en todo análisis.
Empiezo por coincidir en que “el término ‘vida humana’ no es un concepto biológico, sino una abstracción que resulta de convenciones sociales, jurídicas y/o religiosas”. En biología no nos enseñan sobre “vida humana”, “persona”, “bebé”; hablamos en términos técnicos y nos referimos a embrión y posteriormente feto, estudiamos el proceso de unión del espermatozoide con el óvulo como el proceso de fecundación, que no es necesariamente el surgimiento de un bebé, ni vida humana.
Los elementos genéticos que aportan padre y madre son necesarios, pero no determinan tampoco “vida humana”. Es importante destacar además el rol preponderante de la mujer en este proceso, debido a que gracias al intercambio placentario, ni el embrión implantado ni el feto podrían progresar porque se intoxicarían, al no poder eliminar los desechos producidos por el embrión. Durante los nueve meses de embarazo, la mujer no sólo aporta, a través del intercambio placentario, el oxígeno y los alimentos necesarios para que el embrión progrese, sino también anticuerpos fabricados por ella que protegen al embrión o feto de posibles infecciones.
Tenemos que insistir en el rol de la mujer en este debate, porque con todos los avances científicos, fecundación in vitro, fertilización asistida, etc., no se ha logrado crear un mamífero, cualquiera sea, completamente fuera del útero; por lo tanto, el desarrollo de un embrión a feto no es posible fuera del útero. Lo que demuestra que, por la dependencia del embrión y posterior feto, no son seres independientes de la mujer gestante.
Según Kornblihtt: “Si por tener un genoma único el embrión y el feto fueran considerados una vida humana o ser humano independiente serían rechazados por el sistema inmunológico de la madre. ¿Por qué? Porque tienen la mitad de sus genes proveniente de ella, pero la otra mitad proveniente del padre. Y todo cuerpo extraño sería rechazado. Por lo tanto, el embrión no es rechazado porque hay un completo sistema de tolerancia inmunológica que lo hace reconocer como si fuera un órgano propio. Y eso es algo terriblemente complejo y único en los mamíferos. La mujer gestante tolera al embrión pese a tener genes de otro individuo que es el hombre”.
En relación a la “vida humana” la biología no define vida humana, sino vida. La vida es una forma particular de organización de la materia que cumple con dos condiciones esenciales: reproducción y metabolismo. La definición de vida en sentido estricto está referida sólo a células. Una célula viva lo está porque puede dividirse y metabolizarse. La definición de vida celular no es resultado de ninguna convención social ni jurídica. Las células de un embrión están vivas, así como las del feto, las del bebé y las de un adulto. Pero también están vivas las de los espermatozoides eyaculados fuera de la vagina, los óvulos que son eliminados en cada menstruación y las células de la placenta que se desecha en cada parto. Estas no son meras comparaciones, hacen al contenido científico que se debe tener en cuenta para abordar el análisis sobre esta ley. Pues se exponen opiniones que tergiversan u omiten estos procesos de desarrollo que no son conocidos por el común de la gente.
El aborto es un tema de salud pública
La interrupción voluntaria de un embarazo debe ser analizada desde muchas aristas: como tema social ha desnudado la realidad, primero hay que reconocer que se practica desde siempre atravesado por la desigualdad y posibilidades según las condiciones de vida de la mujer. Es un tema de salud pública, de acompañamiento o seguimiento de la salud y cuidado de la vida de las mujeres. Desde los Encuentros Nacionales de Mujeres se han empujado leyes, ya vigentes hoy, para educar, informar, prevenir embarazos, planificar cuándo y cuántos hijos tener; sin embargo, los gobiernos han negado y retaceado estos derechos sistemáticamente mientras hoy muchos dan discursos encendidos a favor de “las dos vidas”.
En Argentina estamos ante un momento histórico de la lucha de las mujeres, cuando la campaña por la legalización del aborto lleva varios años. Es un tema de derechos de las mujeres, no de creencias o dogmas. Hemos conquistado derechos y avanzamos con gran presencia en todos los espacios sociales, gremiales y políticos, a lo largo de la historia. Pero esto aún no se expresa en más igualdad y más derechos en cuanto al acceso a trabajo digno, justicia, salud.
La ley de aborto legal, seguro y gratuito es necesaria. Seguiremos ejerciendo presión para que en todas las escuelas, de cada provincia, se implemente la educación sexual integral y se pongan a disposición a través de la salud pública todos los métodos anticonceptivos.
Y reclamamos a los senadores que voten con criterio democrático, entendiendo que la ley no obliga a quien no acuerde con esta práctica por sus convicciones y en cambio evitará la muerte o graves daños en la salud de mujeres.
Hoy N° 1728 01/08/2018